Capítulo 12

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Hernán estaba interesado en alguien, era todo lo que había alcanzado a escuchar pero había sido suficiente. No debería sorprenderle, Hernán era una persona que irradiaba amor y Andrei siempre había pensado que como pareja debía ser algo especial; lo que había pasado entre ellos había sido algo sin importancia que además el mismo había iniciado así que no tenía porqué darle segundas lecturas. Si Hernán había seguido con su vida y su relación normalmente, era porque sus dardos estaban apuntados en otra dirección, una que no era él. Lo único que lamentaba era lo triste que sonaba el moreno cuando hablaba de ello, había tenido un destello de su inseguridad pero aún no podía terminar de entenderla, menos podía entender que esa persona en la que Hernán estaba interesado no pudiese ver lo que él veía, probablemente al mejor hombre, con esos rizos que invitaban a enredar los dedos en ellos, esa sonrisa que te calentaba el corazón y esos brazos que entregaban tanta seguridad, que él creía podía vivir en ellos.

Respiró profundo y se acercó como si acabara de llegar, pasando junto a Hernán y Nicole sobresaltándolos un poco y haciendo que soltaran el agarre en el otro.

- Hola chiquillos ¿en qué están? Regaloneando por lo que veo - dijo con una sonrisa que fue correspondida por Nicole, pero Hernán se veía más nervioso, quizás se debería haber dado la media vuelta y fingir que nunca estuvo ahí, pues podía ser incómodo para el moreno verlo luego de estar hablando de ese otro sujeto.

- Un poquito... ¿y tú? Que raro verte aquí un miércoles, nunca coincidimos.

- Me suspendieron la clase por una emergencia y tenía demasiada hambre.

- Siempre tienes hambre - le dijo Hernán haciéndolo reír, viéndose como el Hernán que siempre estaba a gusto con su presencia y eso tranquilizó al castaño.

- Es la ansiedad...

Nicole los observó compartir sonrisas y miradas y ordenó sus cosas para retirarse asustando a Hernán, porque no se sentía capaz de quedarse solo con Andrei, no cuando al verlo escuchaba la voz de Nicole diciendole que estaba enamorado de él.

- ¿Te vas? - preguntó Andrei con un puchero - pero si yo acabo de llegar.

- Si precioso, quiero aprovechar de comprar unas zapatillas de ballet y como llegaste no me da cargo de conciencia dejar a Hernán solo.

- ¿No puedes ir otro día? - dijo el moreno tomándole la mano, haciendo que Nicole lo mirara con un regaño en los ojos.

- No, las necesito porque las mías no dan más, nos vemos - le dijo besando su cabeza y haciendo lo mismo con Andrei.

Ambos se quedaron mirando, en silencio, la bailarina había salido apresuradamente y ninguno de los dos había alcanzado a superar la conversación de hace un rato, como para quedarse solos. Hernán sentía aún el corazón agitado, porque las palabras de su amiga estaban demasiado frescas en su memoria y tener a Andrei ahora, frente a él, lo hacía dudar de su capacidad de interactuar con él normalmente.

- Lo siento si interrumpí tu conversación con la Nico.

- No, ya habíamos terminado el tema - Andrei asintió, tomando su tenedor y viéndose nervioso, lo que puso nervioso a Hernán - ¿Lo escuchaste?

- Sólo la última parte - respondió de inmediato el castaño - venía caminando hacia acá y fue inevitable.

- ¿Qué escuchaste?

- Que estas interesado en alguien y estás siendo completamente pesimista respecto a ello.

- No estoy siendo pesimista, estoy siendo realista - respondió el moreno - tengo claro que esa persona no está a mi alcance y elegí no ilusionarme en vano.

Caminos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora