Epílogo

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1 año después

Hernán se dirigía a su departamento luego de pasar toda la tarde en una audición, estaba cansado, pero nunca lo suficiente para no caminar por las calles de Nueva York, tan llenas de vida, siempre en movimiento, con algo que ver en cada esquina. El clima estaba frío y faltaban pocos días para acción de gracias, lo que hacía que las calles estuviesen aún más abarrotadas de gente, todas comprando cosas o trabajando tiempo extra para tener un verdadero descanso ese fin de semana. Cuando había llegado a la ciudad no había alcanzado a vivirlo, había aterrizado un par de días después pero había alcanzado a vivir la locura de Navidad y año nuevo, y aunque había sido mágico, también había sido estresante, pero lo había preparado para ese año.

La canción en su teléfono terminó y comenzó una que se había transformado en una de sus favoritas, aún recordaba cuando la había escuchado por primera vez, en circunstancias totalmente diferentes. 

La voz de Andrei seguía siendo tan relajante para él como hace un año, la canción que escuchaba era la primera que grababa profesionalmente y la primera que le había cantado cuando habían llegado a esa ciudad.

Robert, su productor se había movido rápido, y cuando había conocido personalmente a Andrei ya tenía todo planificado, el castaño debía estar dentro de un mes en Nueva York, pero eso no le había importado, Andrei había comprado un pasaje para abandonar el país en dos semanas, al mismo tiempo que Hernán y nadie se había opuesto.

Cuando llegaron estaban tan llenos de sueños e ilusiones, estaban enamorados, ambos lo sabían, pero por el miedo que su situación les producía cuando aún cursaban el programa, ninguno había dado el paso de formalizar la relación, hasta ese día en el aeropuerto, cuando Hernán había mirado a Andrei caminar delante de él para esperar en una de las sillas la hora de su vuelo y había realizado que lo que estaba haciendo con él no lo habría hecho con nadie más, por eso le había pedido ahí que fuese su novio.

- ¿No lo soy ya? - le preguntó Andrei sonriendo, pero de todos modos descolocado.

- Quiero que sea formal, que aceptes ser mío, mereces que te lo pida...

- Entonces sí, aunque la pregunta ofenda, porque te he demostrado de todas la maneras que soy tuyo - le respondió riendo.

La vida en Nueva York había sido ajetreada pero feliz y rápidamente se habían acostumbrado, Hernán pasaba largas horas en la academia y luego del primer mes Andrei había comenzado a asistir a innumerables reuniones y sesiones de grabación, tuvieron algunas discusiones por el poco tiempo de pareja que compartían porque su vida había cambiado rotundamente, pero a pesar de aquello siempre lo resolvían y buscaban una solución, hasta que la falta de tiempo juntos dejó de ser un problema.

Hernán había audicionado en la primera oportunidad que había tenido en Broadway y había sido seleccionado de inmediato, era un papel menor, tenía sólo un par de escenas con el reparto general, pero había sido una de las mejores experiencias de su vida. Andrei había estado en el público, no tan cerca del escenario como a él le habría gustado porque esos asientos estaban reservados para críticos, famosos e invitados de los actores principales de cada musical, pero había estado ahí, aplaudiéndolo y sonriéndole como él lo había imaginado, le había llevado un ramo de flores y luego lo había llevado a cenar y le había hecho el amor toda la noche.

Andrei por su parte, casi seis meses después de haber llegado a la ciudad y luego de mucho escribir y grabar lanzó con el apoyo de su productor y respaldo de una disquera su primer single, que había tenido bastante éxito, y que era la canción que Hernán escuchaba mientras caminaba a casa, para luego lanzar un par más de canciones que también habían sido bien recibidas, logrando de esa manera firmar para producir un disco completo. El castaño había llegado al departamento corriendo y gritando tan emocionado que prácticamente no se había podido explicar haciendo que a Hernán le diera por poco un ataque de ansiedad, pero finalmente le había contado la noticia. El moreno lo había felicitado y luego de celebrarlo en la cama, lo había llevado ese fin de semana a una escapada lejos del bullicio de la ciudad.

Caminos cruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora