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XII: Esperanza 4/5
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— Steve... — murmuro suavemente con aquella voz aterciopelada, entre un jadeo que escapo sonoramente de sus rosados labios gracias aquello sus sentidos se encendieron al igual que ahora su tenso cuerpo, sentir la piel mojada y caliente de la fémina sobre sus brazos despertaba deseos nunca antes sentidos.
Sus manos viajaban indecorosa mente sobre la suave piel de la espalda femenina, mientras los besos se intensificaban a cada segundo que transcurría aquellos intensos momentos, sus labios formaban una perfecta sincronia de besos pasionales y desenfrenados, la fémina mordia levemente el labio carnoso y rosado del mayor provocandole a esté dejar escapar un par de suspiros ondos llenos de lujuria. Apretó las caderas femeninas atrayendola más a su duro torso vestido. Aunque estuviera el denso ambiente lujurioso en el aire Rogers no era capaz de hacer movimiento alguno de "avanzar" en aquel camino pecaminoso, solo sobaba superficialmente la piel desnuda de su espalda o caderas mientras la devoraba a besos candentes.
— Steve... — Jadeo en nueva cuenta la muchacha sobre los enrojecidos e hinchados labios masculinos.— Ste..Steve por favor mírame.— Pidió separandose los labios ajenos, en todo el rato que llevaba de aquella manera Steve parecía rehusarse abrir los ojos de nuevo. El muchacho negó levemente mientras apretaba sus orbes, un suave suspiro se escapo de los labios de la muchacha.— Por favor... mírame.
Movio su cabeza ligeramente volviendo a negar.
La delicada y torpe mano femenina se coloco sobre la grande y varonil mano, para así a traerla hacia su cuerpo de una manera lenta y suave, colocando aquella masculina mano sobre uno de sus pechos, al tacto con la piel sumamente suave y blanda, la palma de su mano detallo cada espacio de aquella parte de su anatomia sintiendo el pezón suave endurecerse bajo sus dedos, más un suave jadeo escapar de los labios fémeninos, Steve se sobresalto provocando qué de sus masculinos labios saliera un leve gruñido, el cuál tenia retenido en lo más a fondo de su garganta.
Aquella intromisión inesperada por la fémina provoco una incomodidad debajo de aquel calentador que portaba el muchacho, tal fue la impresión que se alejo abruptamente del caluroso y candente cuerpo contrario, — Y-Yo... estás ebria [T/N].— Formuló llevando ambas manos hacia su rostro, cubriendo sus ojos en el acto para así no atreverse a mirar aquel desnudo cuerpo frente a él, además de tratar de calmar la agitación de su cuerpo.— Es mejor que me vaya a dormir, estó... estó no debió pasar, ni siquiera sé si recuerdes estó mañana.
