Capítulo 24

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La panza me pesaba y la espalda me dolía, no podia verme los pies y mis senos picaban por la piel que crecía constantemente.

Me mire desnuda, amaba mi cuerpo de embarazada, pero mi panza era gigante, Corvus y Perseo se movian como locos en mi barriga. Los nombres son constelaciones, Corvus es el cuervo y Perseo (Perseus) el héroe. Los nombres nos encantaron y los elegimos, utilizando una tradicion de Sirius. Sabía que por eso los elegí, pero no me importaba, el no tendría por que saber.

Cuando me vesti y el pijama quedo flojo y acomodado sobre mi barriga fui a desayunar, un gran banquete estaba para mi, comía demasiado, estos bebés jamás se saciaban.

Cuando termine me puse de pie para darme cuenta que mis pantalones estaban mojados. Trate de olerlos, no era orina. Una penqueña punzada reboto de mi espalda a mi Centro y enseguida lo entendí, había roto fuente.

—Sally—. Dije nerviosa, aún no me dolía, aún no llegaban las contracciones. La elfina se aparecio y me sonrio.

—¿Gusta algo ama?

—Llevame a San Mungo, después vuelve y lleva la maleta de los bebés, cuando regreses y Evan llegue del trabajo, dile donde estoy.

—Si, ama.

Hizo lo que le dije y me ayudo a entrar al hospital y después se fue, regresando cuando dije su nombre con la maleta y desaparecio de nuevo. Pasaron unas cinco horas, estaba ya en una camilla y las contracciones venian cada veinte minutos. No estaba mal y tenia cuatro centimetros de dilatacíon. Si Sally no se le olvida lo que le indique, Evan tendría que llegar en una hora más.

Una contraccion llego de nuevo, respire profundo, era muy doloroso, pero sin duda me hacia feliz, ellos llegarian hoy o mañana por la madrugada, vi el reloj de nuevo, siete de la tarde.

La medimaga entro de nuevo y me ordeno abrir mis piernas, apenas y tenia un centimetro más de dilatación.

Ocho de la noche y Evan entro, se veía un poco molesto y asustado.

—Debíste llamarme cuando empezo—. Dijo, claramente molesto por eso.

—¿Qué ibas a hacer? Llevo casi siete horas aquí y estos bebés no nacen.

—¿Qué tal ha sido? Debía estar para apoyarte, no importa el tiempo.

—Solo tengo contracciones horribles, ahora cada diez minutos.

—Vale, no me movere si no es algo importante.

Y como lo dijo, las siguientes horas no se movio, llamo a sus padres y creo que a los míos, realmente no me importaba eso, el me estaba apoyando y era lo que importaba. Quizas a eso de las 11, ya tenía nueve centimetros y me pasaron a la sala de partos, Evan se fue a cambiar y a mi me prepararon. Me dieron varias pociones que no sentí que ayudaron.

Ví hacia la puerta y la imagen de Sirius me llego, venía vestido para apoyarme, mi mente me estaba jugando una mala pasada y lo supe cuando la voz de Evan retumbo en mi cabeza.

—Todo saldra bien, te ves hermosa.

—Me veo horrible Evan—. Le respondi un poco triste, Sirius no habia salido de mi cabeza.

—Quiza, pero yo te veo guapa.

Negue con diversíon pero la gracia se acabo cuando otra contraccion vino, estas eran cada dos minutos, haciendome gritar, ya no lo resistí, sentía que me acuchillaban la vagina y maldecia a Evan por embarazarme.

—Hola señora Rosier, soy Anna, yo sacare a sus bebés, esta ya a diez centimetros por lo que cuando llegue una contraccion va a pujar con todas sus fuerzas.

Asentí y tome la mano de Evan, estaba segura que quizá le estaba quitando la circulacíon pero el no se quejo.

La contraccion llego y puje como la medimaga dijo, soltando un grito en el proceso, esto es horrible. Quizá unos veinte minutos después escuche un llanto y me tranquilice un poco, para ahora ya estaba agotada.

—Debe continuar señora Rosier, su proximo bebé esta pidiendo salir tambien.

Puje de nuevo cuando vino otra contraccion, maldita sea, no me vuelvo a embarazar. Todos hablaban pero yo no era capaz de escucharlos, solo quería qué el bebé saliera, me sentía agotada hasta la medula.

No se que paso, escuche el llanto del otro bebé y todo se empezo a ver y sentir lejano a mi.

***

Desperte en una cama, Evan estaba a mi lado dormido y sostenia a un bebé. Mi cerebro empezo a formular mil teorías, donde estaba mi otro hijo.

—Evan, ¡Evan! Despierta carajo—. Le lance un cojin a los pies y abrío los ojos.

—¿Qué paso? ¿Estas bien?

—No estoy bien, no veo a mi otro bebé.

—Lo tiene mi mamá a fuera, estan viendolo, tiene el cabello rubio como tu.

Respire tranquila.

—¿Y quien es quien?

—Yo tengo a Corvus y mamá a Perseo.

—¿Lo puedo cargar?

—Claro tonta, eres su madre, ire por Perseo.

Tome a la pequeña cosita en mis brazos, tenia un cabello rubio oscuro y algo ondulado como la familia de Evan, sus ojitos se abrieron y me mostraron un azul lazuli precioso, Evan entro con Perseo y lo acerco a mi, este era con el cabello rubio platino como el mío, sus ojos tambien estaban abiertos y tenía los ojos celestes como yo.

—Que preciosos son.

—Como su madre.

Secret.-Book 2-(Sirius Black)(Book1:JuegoDeSerpientes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora