Capítulo 10

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El que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera. (Alexander Pope (1688-1744) Poeta inglés)

Presente

¿Alguna vez han escuchado ese refrán? El cual es 100 % real. Cuando alguien miente tiene que crear más mentiras para que su primera mentira siga pareciendo la verdad absoluta.

Los ojos de Sasha estaban mirando al hombre de cabellos negros que tampoco le apartaba la mirada penetrante. Clark no quitaría sus ojos de aquella chiquilla que no era más que una mocosa malcriada.

—¿Entonces—Clark ladeó la cabeza cruzándose de brazos y piernas, recostando la espalda a la silla— me va a contar cómo era la relación con la víctima? —agregó analizando meticulosamente el lenguaje corporal de la chica de cabello lacio.

—¿Eso quiere decir que usted vio nuestro video? ¡Madre mía! —La pelinegra aplaudió como si estuviera emocionada, ignorando por completo la pregunta del agente—. ¿Y qué, se sacó la lechita mientras nos veía? —consultó la jovencita sin pensar ni un segundo en que estaba siendo mal educada—. Toda fantasía de un hombre ¿no? —expuso sin esperar a que Clark hablara—. Eso fue lo que nosotras hicimos, una simple fantasía.

La mandíbula del señor Allen se tensó al igual que sus ojos que se hicieron más pequeños.

—El de las preguntas soy yo, señorita— recalcó el hombre poniéndose nuevamente recto—. ¿Hace cuánto frecuentaba a Jean? ¿Desde hace cuánto mantenían relaciones sexuales?

—Me dijeron que serían preguntas simples —interrumpió con un tono cargado de ironía—. Pero veo que usted se está desviando a mi vida privada — Sasha levantó la barbilla moviendo sus dedos en la mesa comenzando a ponerse impaciente.

—Son preguntas cotidianas. Nada  que la acusen ¿o sí? —Clark levantó una ceja cruzándose de brazos.

—Oh, entiendo. —respondió chasqueando la lengua con desinterés —Seré clara, señor oficial— se arrimó más a la mesa, agarrándose del borde de esta—. Yo no maté a Jean O'Brien —susurró mirando a su alrededor como si estuviera esquizofrénica.

La mirada de Sasha era cínica, llena de diversión malévola. No era una mirada amable, era extraña. Clark pensaba que sus ojos eran hipnóticos y bizarros, tanto así que cualquiera podría volverse esclavo de esa locura que emanaba los ojos azules de la chica.

En el fondo el agente sabía que algo no cuadraba del todo bien, después de aquella noticia en Seattle donde habían estado involucradas Sasha y Ophelia por extorsión y robo de identidad, para estafar a uno de los dueños de "Inn at the Market" hace seis meses atrás; un poco después de que Clark tomará el caso de Ophelia Russo como algo personal.

—En ningún momento la he acusado de tal homicida—articuló Clark sin pestañear.

Sasha soltó una risita, mirando hacia el bombillo que alumbraba el cuarto y dijo:

—Lo digo porque usted me mira como si fuera la culpable de esto—vaciló echándose hacia atrás—. Sí, mi relación con Ophelia es desde hace un año, nos conocimos y de vez en cuando teníamos sexo. —Se encogió de hombros restándole importancia al asunto—. Somos amigas con derecho ¿Usted nunca ha tenido una amiguita con derecho? —preguntó jugueteando con un mechón de su cabello que caía en sus pechos diminutos.

—No. —mintió sin mirar a la investigada. Tomando un lapicero para ir anotando todo aquello que la chica fuera a contar.

A diferencia de Ophelia es que Sasha era mucho más directa y no parecía querer hacerse la víctima. En cambio, la rubia, ella si ponía sus encantos de inocencia a trabajar cuando se sentía acorralada. "Un mecanismo de defensa o manipulación."  pensó el hombre escribiendo sobre el cuaderno negro que portaba sobre sus rodillas.

Ophelia #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora