El que a buen árbol se arrima, buena sombra le acobija.
Los ojos negros de aquel hombre hicieron que Ophelia fuera la primera en apartar la mirada. No podía tener contacto visual con él porque sentía que se le iba el aire; era como si ese hombre misterioso supiera toda la verdad.
Adonis sonrió amablemente hacia el caballero que usaba saco color gris y pantalón de vestir. Adonis era ese tipo de personas que no le importaba presentarse a sí mismo para ser simpático y de buen corazón.
—Soy Adonis Volkov. —Extendió su mano su mano para estrechar la contraria.
—Soy el Subdirector del FBI aquí en Palos Bee. —Se presentó mirando ahora a Ophelia que no lo miraba—. Mi nombre es Clark Allen. —Soltó la mano del muchacho para dirigirse a la rubia—. ¿Usted es Ophelia Russo?
La chica no se podía dejar intimidar, no podía. ¡Venga! Ese señor solo era un subdirector. Si ella se demostraba nerviosa se notaría más obvia y ahora Clark la tendría entre ojos.
Optó por levantar la mirada y extender su mano para tocar la ajena. Sus pupilas se dilataron por sentir un choque eléctrico que sintió al tocarse con el pelinegro. Alzó su barbilla con aires de superioridad para demostrarle al desconocido que con ella no se metiera.
Clark también había sentido algo cuando tocó la suave mano de la rubia: sintió enojo, frustración y asco hacia la jovencita de 21 años. ¿por qué? Porque él sabía que ella no era esa linda angelita que juraba ser. No era que la conociera, pero solo bastaba con ver sus ojos llenos de lujuria y esos labios que pedían ser besados.
El subdirector no era un acosador, pero era obvio que estaba obsesionado con la chiquilla ¿amor? No lo creo.
—Así es. Yo soy yo soy Ophelia Russo—expresó sin sonreír.
Clark soltó la mano ajena y continuó ahora para hablar con el abogado.
—Señor Anderson. Por favor acompáñenme a la puerta de atrás. —El hombre de labios pequeños se hizo a un lado para que Anderson, Ophelia, y Adonis lo sigan.
—¿Y quién nos asegura que este tipo no tiene una trampa? —negó Ophelia mirando meticulosamente al agente—. Digo; este hombre ha salido de la nada. —Miró al padre de Adonis.
—No se preocupe Russo. —interrumpió Clark, volteandose para verla de nuevo, y una vez más el escalofrío corrió por el delgado cuerpo de la fémina—. Está en su derecho en parecer un conejito asustado, pero no hace falta que sea así conmigo. —Se acercó ahora a la chica que se mantenía con los brazos cruzados— ¿Acaso tiene miedo?
—No creo señor. Me parece que me está intentando intimidar y, además, —Hace una pausa para estirar su brazo y tocar con la punta de sus dedos el pecho de Clark— está invadiendo mi espacio. —sonrió intentando verse innegable.
Adonis frunció el ceño al ver la aproximación de Clark, y, por ende, no apartó la mirada de su amiga. No dudo de ni un segundo tomar la muñeca de la chica y tirar de ella con suavidad.
—Ya es tarde, nena. Será mejor que salgamos rápido de aquí y puedas ir a descansar. Mañana hay clases. —murmuró el chico de pecas enla nariz.
La fémina miró por última vez al hombre y lo mal encaró.
Los tacones ruidosos se comenzaron a escuchar por toda la estación al momento en que ella empezó a andar. Cada paso iba cargado de egocentrismo, vanidad y sensualidad. Sus piernas largas no se rozaban, sus caderas se movían de un lado para el otro, provocando a cualquier ser que le pasara a al lado a aquel maldito ángel.
ESTÁS LEYENDO
Ophelia #PGP2023
Misteri / ThrillerDulce como la miel, pero intensa como el whisky. Si pudiera describirla en tres palabras: ambiciosa, exquisita, y una maldita. Para Ophelia, ser una dama de compañía era más que el morbo de sentirse deseada entre los de la Elite. Convertirse en una...