Hilo rojo del destino (IchiRuki)

Capítulo 35: Epilogo.

Hilo rojo del destino.

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Capítulo 35 – Epilogo.

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Gracias a todos por esté tiempo siguiendo mi historia, espero que les guste esté epilogo.

Las palabras pueden sobrar, solo que me dejan sin palabras para agradecer a los que me siguieron al final de esté año dos meses, treinta y cinco capítulos que me apoyaron en esté fic. Todo lo que me queda decir es: "Gracias" y nos vemos en el infierno de la familia Kuchiki.

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—Diálogos—

Narración

:::*:::*:::*:::*::: Cambios de escena

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Llamadas, pensamientos o Flash back

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— ¡Qué es un niño!

— ¡Una niña!

— ¡Niño!

— ¡Niña!

Se escuchaba una discusión bastante infantil dentro de una sala de un consultorio de la clínica regional, donde afuera del lugar se podían apreciar a dos personas, ambas personas ya de aproximadamente catorce años, uno de ellos tomaba de la mano a su pequeño hermanito de ya seis años, mientras que la otra persona solamente bostezaba mientras miraba que su hermana no hiciera travesuras.

—Ese par, ¿Hasta cuándo van a entender que mamá tendrá un niño? —dijo la muchacha, al paso de los años su apariencia ya había cambiado, su cabello rojo ahora le llegaba por debajo de la cintura, mientras que sus ojos violetas ya los maquillaba ligeramente. Su nombre es Ichika Abarai, hija de un importante empresario de nombre Abarai Renji y de la esposa de un importante médico de nombre Kurosaki Rukia.

—Creo que estás mal Ichika-chan. —dijo de forma dulce el adolescente de ojos cafés, también en el pequeño los años habían pasado, su cabello naranja estaba más largo, además que su mirada aún reflejaba inocencia. —Rukia-san tendrá una niña.

—No por favor. —exclamo la joven de cabellos rojos llevando ambas manos a su rostro. —ya tengo suficiente con Sayuri, ahora habrá una persona más que destruya mis juguetes.

—Vamos Ichika-chan, no importa si es un niño o una niña. —una pequeña sonrisa se formó en el rostro del pelinaranja. —después de todo es nuestro hermanito.

Ichika se sonrojo un poco, vaya que en ratos la dulzura de Kazui le causaba nauseas, pero en otras ocasiones si le podía causar un poco de ternura, cosa que odiaba, ya que aún Ichika no soportaba del todo a Kazui, ya tenía suficiente con verlo todos los fines de semana en su casa.

— ("Pero tú te vas con papá los lunes y martes") —pensó la Abarai. — ("¿Qué es lo que pensara Harribel-san de mí?")

—Ja perdiste zanahoria. —se escuchó una burlesca voz salir del consultorio.

—Vamos, en el próximo bebé será una niña. —ahora quien hablaba era el acompañante de la mujer, el cual llevaba una mejilla roja.

— ¡¿Quién demonios dice que habrá una próxima vez?! —grito enojada la mujer, seguido de un fuerte golpe en el estómago del hombre.