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Lobo en el armario.

Eren morida su labio, los besos de el lobo eran lo mejor de la tierra.

- Tan sensible mi bomboncito.

- Lobo, mi temible lobo, ¿me comeras?

- Si, te comeré.

Un beso se hizo presente, el chico se deileto al sentir la experta boca de el lobo devorar la suya, enterró sus dedos en las hebras azabaches, el lobo probó, chupo y mordió los labios color cereza.

Sus manos recorrieron la suave y sedosa piel de el castaño, sonrió cuando un gemido escapó de su bombón.

- Prepárate bombón, de esta no te salvas.

- Me agrada eso.

Estaban por besarse de nuevo cuando escucharon que la puerta de la entrada era abierta y la voz preocupada de alguien, Caperuza avento al lobo lejos pidiendo que se ocultara.

El lobo se metió en el armario, mientras Eren se cubría con las cobijas, vio como un par de hombres entraban a la habitación de su adorada Caperuza.

Zeke: ¡Estás despierto!

Eren: Si, ¿qué hace ese hombre aquí?

Zeke: El doctor Pixis te examinará.

Eren miro al hombre, dejo que se acercará a la cama.

Pixis: Veamos.

El hombre escucho el corazón de el castaño, hizo una mueca al no encontrar nada malo en el.

Pixis: No encuentro motivo por el cual se desmayase, a menos que.

Zeke: ¿Qué?

Pixis: Que el chico este en espera.

Zeke: Menos mal, ¿qué? ¿en espera de que?

Eren:Doctor eso es imposible, soy casto y puro.

Tras decir eso el hombre lo miro sin creer ni una sola palabra, guardo sus cosas retirándose de la casa.

Zeke lo acompañó, al verse solos el lobo salió de su escondite.

- Bueno bombón, te espero está noche.

- ¿Está noche? ¿dónde?

- Bosque, a la media noche, ponte bonito.

El lobo lo beso una vez más, salió por la ventana dejando suspirando a Eren.

Eren: Tarde o temprano ese lobo va a ser mío.