- ¿Quién demonios eres tú? -inquirió aquella mujer con cierto desprecio mientras este se ponía de pie.
- ¿No debería ser yo el que pregunte eso? -estaba asustado, no lo negaría pero tenía que ocultarlo todo lo posible.
- Yo pregunté primero... Intruso.
Aquello sin duda era extraño, pero Miguel no pensaba quedarse de brazos cruzados. Esa mujer había entrado sin permiso al café y estaba revisando los papeles de Ruby.
- Eso no te importa, así que lárgate por dónde llegas... -pero no pudo terminar al ver cómo el puño de la mujer iba a toda velocidad contra su rostro. Fue de puro milagro que logró esquivarla y fue así como inició la pelea.
Corrió hacia ella para taclearla pero los rápidos reflejos de la mujer le ayudaron a prever sus movimientos, moviéndose en el momento justo para tomarlo del brazo y derribarlo con un certero uchi mata (movimiento de judo). Estaba por dar el golpe final pero por fortuna, Miguel logró esquivarlo. Cada uno se posicionó a cada extremo de la habitación; Miguel con una mirada irritada y esa mujer, con una ligera sonrisa de satisfacción.
- ¿Cansado? -la voz de aquella mujer denotaba burla pero en realidad estaba ligeramente sorprendida. Hacía mucho que nadie duraba tanto en una pelea contra ella; aunque quizás tenía algo que ver con el hecho de que se estaba conteniendo.
- No -respondió en seco para luego volver a atacarla y ella lo imitó para reiniciar la pelea. Tiraron los papeles del escritorio junto a las sillas, y pese a estar muy golpeados (Miguel en especial) no pensaban darse por vencidos.
No fue hasta que Miguel se distrajo, que la pelea pudo llegar a su fin. En un débil intento de tumbarla, ella logró agarrarlo con fuerza de su brazo para ponerlo en su espalda; ya estando boca abajo, ella apoyó su rodilla en su espalda para inmovilizarlo y atarlo. La pelea había terminado y había una clara vencedora.
- Preguntaré esto UNA vez más... ¿Quién eres? -al momento de decirle eso, Miguel se atrevió a verla a los ojos y lo que vio no le gusto en lo absoluto. Había algo en su penetrante mirada que lo incomodaba y asustaba al mismo tiempo. Todo rastro de valentía desapareció en segundos.
- Y-Yo... -su miedo lo paralizó, no podía decir nada y aquello molestó a la mujer.
De pronto, el sonido de la puerta abriéndose en el primer nivel llamó la atención del par. Miguel estaba por gritar por ayuda pero la mujer le tapó la boca con rapidez. No sabía si era algún compañero del intruso y no pensaba arriesgarse.
- ¡Oye Miguel! ¿Sacaste la masa del refri como te pedí? -gritó la recién llegada desde la primera planta y al no recibir respuesta alguna, comenzó a subir las escaleras.
La mujer estaba lista para atacar pero se quedó congelada al ver de quién se trataba al igual que Ruby. Simplemente se quedaron mirándose la una a la otra.
- ¿R-Ruby? -preguntó la mujer sin soltar al músico.
- ... -la mexicana parecía una estatua, estaba en shock- ¿L-Lindsey? -esto confundió al músico como nunca antes. Ruby y esa lunática se conocían.- ¿Pero cuándo...? ¿Cómo tú...? ¿Por qué...?
- Ha pasado tanto tiempo, vieja amiga; veo que te encuentras bien. Me alegro mucho. -no sabía si era su imaginación o tal vez la contusión en su cabeza, pero Miguel juraría que vio a la tal Lindsey sonreír de forma radiante.
Ruby por su parte no dijo nada, simplemente corrió hacia ella y la estrechó en un fuerte abrazo mientras lloraba de alegría.
- Pensé que no volvería a verte. Desde tu última carta estuve muy preocupada, todos lo estábamos. Habíamos pensado lo peor. -Miguel no podía sentirse más fuera de lugar que en ese momento. Algo le decía que él no debería estar presenciando aquello, pero tomando en cuenta su situación, no tenía opción.
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¿Por qué no le dices? [Higuel]
FanfictionHan pasado 11 años y las cosas parecen haber quedado en el olvido, pero solo los involucrados saben que no es así. Aun existen peligros al asecho; un paso en falso y todo podría quedar reducido a cenizas. Pero es en medio de este caos que un par de...