Capítulo 5: Pasión y decepción

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- ¡Marco! Hola de nuevo. -el mencionado se acercó a la barra con una gran sonrisa en los labios. Ya era bastante conocido en dicha discoteca; en especial por su actitud coqueta y no negarse a nadie que le propusiese pasar un buen rato de diversión.

- Sabrina, ¿cómo has estado querida? -la chica le regresó la sonrisa mientras le servía un shot de tequila.

- Cansada y aburrida como siempre; pero ahora que estás aquí, presiento que la cosa está por ponerse interesante. 

- Y no te equivocas, linda. -el moreno bebió su trago de golpe y tras asimilar el fuerte sabor de la bebida, miró a la chica con picardía en los ojos.- ¿Carne fresca?

- Desde luego, siempre hay chicos lindos disponibles pero creo que hoy es tu día de suerte. -aquellas palabras llamaron la atención de Marco que se acomodó mejor cual niño que está a punto de oír el mejor cuento de su vida.- Hace como media hora llegó un chico bastante candente, y por lo visto, solo.

- Interesante~ ¿Qué más?

- Bueno, desde que llegó ha estado sentado en la misma mesa bebiendo y creo que si cierta fiera va con él, podría obtener un poco de diversión.

Eso era todo lo que necesitaba escuchar. Pidió tres tragos más y tras tomarse uno, se dirigió a la mesa del misterioso chico. Pero debido a la cantidad de gente bailando, tuvo que tomar una ruta menos directa. Una vez que llegó a la zona que le señaló Sabrina, pudo distinguir a un chico con chaqueta de cuero solo en la mesa más alejada de todas. Simplemente la posición perfecta.

Sin perder más tiempo, se acercó a paso seguro y coqueto al chico, y tras poner las 2 bebidas en la mesa, inició con su ritual de coqueteo.

- Hola guapo, no pude evitar notar que estabas solo, así que vine a hacerte compa... -no pudo terminar su frase. Aquel chico lo miró con el ceño fruncido y un leve sonrojo producto del alcohol.

Pero no fue su mirada la que intimidó al mexicano, claro que no. La causa de su mudez fue que al alzar la vista, notó que dicho chico era nada más y nada menos que Kyle.

- Ky-Kyle, ¿q-qué haces aquí? -la sorpresa fue tal que por unos segundos, no pudo mantener su papel de chico cool.

- Bebiendo, ¿qué acaso no ves, bruto? -la hostilidad de sus palabras le recordaron a Marco con quién estaba tratando: un simple compañero del trabajo. Y por ende, no tenía porque estar nervioso.

- Ya veo. -dijo mientras se sentaba frente al chef.- Ten, te traje un trago.

El mayor lo miró con desconfianza; como si sospechara del contenido de dicha copa. Ante esto, Marco simplemente rodó los ojos y se mofó de la paranoia del mitad japonés.

- Descuida, no le puse nada raro a la bebida. Yo no necesito de esas cosas para obtener lo que quiero~ -dicho esto le guiñó el ojo de forma coqueta, pero aun así, el otro ni tocó el vaso.- Bien, te probaré que digo la verdad.

Sin más, tomó el vaso y bebió un sorbo, esperó unos segundos sin borrar la sonrisa de su cara y finalmente le extendió de vuelta el vaso al mayor. Este lo tomó sin muchas ganas y bebió el resto de la bebida. Aquello complació mucho a Marco que ahora, de ser posible, sonreía más.

- ¿Podrías quitar esa sonrisa de tu rostro? Me incomoda. -el mexicano, lejos de hacer caso, solo se aproximó más al mayor contoneando sus caderas.

- Lo haré si bailas conmigo.

- No. -Kyle no se sentía de humor para bailar pero eso a Marco no podía importarle menos.

- Vamos, no seas malo. Una canción solamente. -si bien en el trabajo, Kyle y él casi ni se hablaban, Marco se sentía bastante interesado en el chef. ¿Y cómo no estarlo si estaba más bueno que el pan?

¿Por qué no le dices? [Higuel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora