Estaba limpiando el almacén del Lucky Cat cuando Mike apareció diciendo que Kimberly me había mandado a llamar. Lo seguí en lo que intentaba quitarme la harina del rostro, producto de un pequeño incidente con una saco que creí vacío.- ¿Me mandó a llamar patrona? -pregunté a modo de broma en lo que seguía limpiándome. Al terminar, me di cuenta de que Hiro estaba ahí también. Ok, aquí pasa algo.- ¿Hiro? ¿Pero qué haces..?
- ¡¿Qué hace Miguel aquí?! -exclamó entre sorprendido y molesto, o tal vez es solo mi imaginación. En realidad yo también me pregunto lo mismo.
- ¿No es obvio? -dijo Kimberly con una mirada incrédula. ¿Hay algo de lo que yo no estoy enterado?- Al igual que yo, Miguel se ofreció a ayudar a la señorita Cass.
Las palabras de Kim calmaron a Hiro pero yo sigo sin entender que está pasando. ¿Hice mal al venir a ayudar?
- En fin, ya que la lista de compras es tan extensa, Miguel te acompañará. ¿Te parece bien, Miguel? -eso no me lo esperaba pero es una buena idea. Podré pasar tiempo con el chino y capaz nos hacemos amigos.
- ¡Ahuevo, yo si lentro! -me es imposible contener mi felicidad. Por fin podré tener la oportunidad de hacerme cercano al chino y de seguro por fin dejará de ser amargado y distante conmigo.
- De acuerdo. -dijo Hiro con seriedad pero seguro que en un rato le quito esa expresión de piedra. - Límpiate bien y ven al auto. NO olvides el carrito. -y sin más, se salió del café.
Estoy re feliz y emocionado, esta es mi oportunidad de reparar mis regadas anteriores. ¡Prepárate chino, planeo hacerme tu amigo y nada me detendrá! Tengo que apurarme si no quiero que se enoje de nuevo, no parece ser de los que son pacientes.
Me quité el delantal que usaba para limpiar, sacudí un poco mi cabello y me disfracé con una gorra y unos lentes para no ser reconocido. Tomé el carrito y salí del café con una gran sonrisa en el rostro. Estacionado frente a la puerta había un convertible de dos pasajeros; coloqué el carrito en el maletero y me dispuse a entrar al auto.
Hiro no dijo nada al verme, solo puso el seguro y arrancó. Quiero hablarle pero no sé de qué, casi no lo conozco más allá de que es un genio con una empresa de algo relacionado a la medicina y seguridad (según lo que oí en el café), que tiene una novia desde hace años muy amable y aparentemente conoce a la señorita Cass. No hay mucho de lo que alguien como yo pueda hablar con él.
Los nervios comenzaron a atacarme, tal vez había sido una mala idea acceder sin un plan en concreto. Si seré bruto.
Comencé a mirar todo a mi alrededor y entonces noté que su carro era de esos que bajan la ventana con un botón. En un intento por calmarme y ordenar mis ideas, comencé a jugar con él. No sé explicarlo pero de cierto modo, mantener mis manos en movimiento me ayuda a concentrarme.
- ¿Puedes parar de hacer eso? Vas a malograrlo. -la fría y cortante voz de Hiro logró sobresaltarme. Me siento tan avergonzado, debe pensar que soy un idiota.
- Lo siento. -y aquí estaba yo de nuevo, quieto y hasta con miedo de respirar. Vamos Miguel, tú eres mejor que esto. La pelea apenas inicia y tú ya te estás ahuevando; no te rajes ahora cabrón.
Volví a mirar a mi alrededor en busca de algo para entablar charla pero simplemente mi mente esta en blanco. No se me ocurre ni una sola idea decente que no emperre más a este chino. Miré hacia la visera y por mero instinto, la abrí. Tal y como era de esperarse, había un pequeño espejo en el cual aproveché para ver que no tenía harina en el cabello; lamentablemente eso también enojó al chino.
- ¿Qué ustedes los mexicanos no se pueden quedar quietos? くそ! それはあなたにとってどれほど難しいですか?-ok, yo no hablo taka taka y no tengo idea de que dijo pero la suya por si acaso. (obvio no se lo dije, no vaya ser que se enoje y me eche del carro)
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¿Por qué no le dices? [Higuel]
FanfictionHan pasado 11 años y las cosas parecen haber quedado en el olvido, pero solo los involucrados saben que no es así. Aun existen peligros al asecho; un paso en falso y todo podría quedar reducido a cenizas. Pero es en medio de este caos que un par de...