Mi alarma sonó a eso de las ocho, la apagué de inmediato porque Diana seguía durmiendo y probablemente todos en casa.
De mi armario tome un suéter color rosa pálido y unos jeans gastados. Dormí con una trenza así que cuando la solté mi cabello quedó ondulado y me gustó. Me pinte muy básico, labial de brillos café, un poco de rímel y algo de base.
Me puse mis zapatos que hacían juego con el suéter y prepare desayuno para mi familia, hice un poco de café y subí por mi bolso, casi grito cuando veo a mamá caminar hacia el baño. No es que me hubiera asustado pero si me veía estaba segura que no iría con Damon.
Espere que entrara a su cuarto y me lave los dientes.
Veo la hora en mi celular y decía que faltaban diez para las diez, lo que me tranquilizo, Damon estaría por llegar, así mi madre no me vería y arruinaría el día. Me debatía en salir y esperar a Damon fuera mientras mamá se encontraba en su cuarto o salir cuando me mandara mensaje y no parecer desesperada, opté por la primera.
Salí de casa tratando de no hacer ruido pero obviamente estaba la posibilidad de que haría el maldito "peeep peep" de la alarma. Cerré los ojos con fuerza y cerré la puerta cuando los abrí el carro de Damon se encontraba fuera por lo que corrí hacia el y subí en la parte de copiloto.
-Vaya... eso fue rápido.-le mire avergonzada con mis mejillas ya coloradas.-
-Bueno, ayer tuve unos problemas con mi madre y si no arrancas el auto ahora mismo es posible que me saque del auto de la peor manera posible.-dije haciendo pucheros para que se apurara, el solo río un poco haciendo lo que pedía.-
Y sería la tercera decepción para mi madre, pero no me importaba en absoluto. La mayoría de los adolescentes hace esto todo el tiempo, Adam lo hacía.
-Te presentó a Samantha, mi hermana. Sam ella es una amiga, Alessia. -Habló Damon mientras yo volteaba en mi asiento al ver a la pequeña Sam, era tan linda como en las fotos que había visto dentro del departamento de Damon.
-Hola, Samantha. Tenía ganas de conocerte.-Le comentó y ella me sonríe tierna.-
-Puedes llamarme Sam. Damon me hablo de ti durante toda la noche ¿cierto hermanito?-me sonroje al escuchar esto y volteé donde el.
-A veces Samantha no puede dormir y es mejor que le cuente cuentos o cosas como esas. Le dije que mañana nos acompañarías y quería saber de ti, espero no te moleste.
-No, claro que no.-sonrío porque me había parecido bastante tierno.-
En el trayecto a no se donde platicábamos de algunas princesas que le gustaban a Sam, me había comentado que su hermano le contaba los cuentos de casi todas las películas clásicas de disney, pero eso era cuando tenía 7 años. Me confirmó que ahora las veían los domingos y también comentó que posiblemente me tocaría ver alguna el día de hoy.
Samantha era hermosa, pero me sorprendía como se relacionaba. No hablaba como una niña de nueve si no como alguna chica de catorce o trece años.
Llegamos a un restaurante y en verdad lo agradecí, moría de hambre. Nos adentramos al local y tomamos asiento junto a la ventana, las montañas se veían hermosas al igual que la mañana desde este lugar.
Pedimos algo para el desayuno y seguimos platicando acerca de su familia, Sam me contaba que cuando ella tenía cinco años y Damon trece fueron a un viaje con sus abuelos, su destino fue a una granja y desde entonces desarrolló un amor por los animales, mire a Damon y supuse que ese viaje también le había hecho desarrollar el mismo amor por ellos como a su hermana.
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Estrellas Fugaces
JugendliteraturAlejarse de las personas que más quieres es un reto difícil que la vida pone en nuestros caminos, pero debemos dejar ir el pasado para seguir escribiendo nuestro futuro. Que sentirías si descubrieras que tu vida entera fue una mentira, si toda tu v...