Capítulo 5

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La charla

El tren duró media hora detenido en las vías, por lo que llegó hasta las 9:00 de la noche a Bunny Burrow "Enserio, esto nunca había pasado ¡Que mala suerte!" le dijo Judy a Nick, apenada como si fuera de ella la culpa de que el tren tuviera una falla eléctrica. En el andén, tal y como había dicho, estaban los padres de Judy y sus cincuenta hermanos mayores.

La mayor parte del viaje Nick escuchó sobrias instrucciones sobre la familia de Judy, la coneja de verdad estaba nerviosa por ese encuentro y le contó todo lo que pudo sobre sus hermanos, sus tíos, sus padres, primos y el abuelo, como si Nick pudiera recordar siquiera los nombres de sus doscientos setenta y cinco hermanos. En lo que más atención prestó fue en las lecciones sobre sus padres y su abuelo, quienes realmente le importaban al zorro, después de todo impresionar a doscientos conejitos era relativamente sencillo.

Stu y Bonnie Hopps estaban en el andén haciendo señales a su hija, como si ellos y los mayores de su prole pudieran pasar desapercibidos. Nick cargaba su maleta y la de Judy, era un pequeño detalle que sin embargo Stu no pasaría por alto. Nick estaba decidido a ganarse a los Hopps, aunque le costara su cola.

—¡Mi niña! ¡Cuánto tiempo!—Bonnie abrazó a su hija, las orejas bien en alto como cuando los conejos estaban contentos.—Me alegra tenerte aquí aunque sólo sean dos días.

—No exageres mamá, como si no fuera a venir en mis vacaciones de semana estacional*

—Juddy-dudy, tus hermanos y yo hemos preparado un par de sorpresas para ti, queremos que te diviertas mucho—le dijo su padre, mostrando su sonrisa orgullosa, esa que siempre tenía entre sus bigotes cuando hablaba de su hija policía.

—Gracias, papá—Judy se ruborizó e inmediatamente tensó cuando recordó que venía la peor parte: introducir a Nick.

El zorro estaba unos pasos atrás, esperando cortésmente a ser presentado. Los cincuenta hermanos de Judy no dejaban de verlo, pero aunque se sentía incómodo Nick mantuvo su sonrisa, la primera impresión siempre era la más importante y repasaba en su mente todos los gestos y palabras que necesitaría para causar una buena impresión.

—Mamá, papá, les presentó al fin a mi amigo y compañero: Nicholas P. Wilde.

Al escuchar su nombre Nick dejó las maletas en el suelo y tendió su pata hacia Stu, quien intentó controlar su mirada de desconfianza y desagrado.

—Un placer conocerlos, señor y señora Hopps. Nick Wilde a su servicio.

Stu estrechó su pata con poco interés, en cambio, Bonnie le dedicó una sonrisa sincera y le dio un corto abrazo de bienvenida.

—Mi hija siempre nos habla de ti, es un gusto conocerte al fin ¡Bob, ayúdalo con las maletas!—ordenó a uno de sus hijos—Vengan, vamos a la casa, seguro tienen hambre y sueño, preparé una magnífica sopa y…

Nick notó la penetrante mirada de Stu, pero no siguió ese juego. Caminó al lado de Judy escuchando cuanto pudo a Bonnie, aunque no entendía qué rayos estaba hablando. Sólo con ese encuentro Nick entendió que la madre sería algo fácil de impresionar, pero el padre sería otro cantar. Tenía dos días para completar su misión y estaba decidido a hacerlo.

Por su parte Judy se sentía cada vez más preocupada, había analizado cada gesto de su padre y de Nick buscando evidencias de incomodidad o rechazo. Su padre poco ocultaba que no sentía ni poca simpatía por el zorro, aunque Nick actuaba como si no pudiera percibirlo. Stu siempre consideró a los zorros como los animales más tramposos y menos confiables de la creación y Judy sabía que sólo para que Stu considerara a Nick aceptable debería pasar un sinfín de pruebas… ese iba a ser un largo fin de semana…

Someone To Leane OnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora