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En donde Bucky no puede dormir... otra vez, y Laureley lo ayuda... otra vez.
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La primera vez que James miró a Laureley Nova, no sintió nada, como normalmente. Sólo miró a una chica bonita con cabello pelirrojo, un tanto llamativo, pero no le pareció importante acercarse, para nada.
Fue cuando Rogers le habló un poco sobre ella, y le comentó por qué estaba ahí, qué estaba haciendo y quién era. Si bien, a Barnes no le interesaba demasiado el origen de una mujer a la que ni siquiera conocía, escuchó las palabras de su mejor amigo durante un rato, dándose cuenta de que no era cualquier chica, sí que tenía historia. Igual que él. No tenía idea de que había sido rehén, un experimento y también fue «creada» para ser un arma de guerra, justo como lo habían hecho con el Soldado del Invierno, claro que, con varias diferencias. A Bucky Barnes le frían el cerebro para que no recordara nada de su vida pasada, pero a Laureley Nova le hacían constantes cirugías cerebrales (bastante mal hechas) para modificar y programar su forma de actuar. Ambos escenarios eran bastante turbios para cualquiera.
La segunda vez que Bucky miró a Laureley, la miró de manera diferente. La miró con empatía, con cierta conexión. La segunda vez que Barnes miró a Nova, fue la primera vez que ella lo miró a él, y sintió un poco de miedo porque un hombre que desconocía la estaba viendo fijamente en un lugar que se suponía, era un lugar seguro. Así que ella se dio la vuelta y se alejó en seguida.
Para la tercera vez, Bucky encontró a la nueva integrante de la Torre llorando, desconsoladamente a mitad del pasillo y a altas horas de la noche. Él tan sólo se había levantado por agua, y se topó con eso.
Fue un instinto, o tal vez un lado protector masculino que todavía tenía de los curantas al ver a una dama llorando. No sabía realmente qué había sido, pero se acercó a ella, con lentitud y pacíficamente.
—¿Cuál es el problema? —se atreve a preguntar.
—Ni-ninguno —titubea.
—¿Entonces... lloras sólo porque sí?
El castaño se sienta junto a ella, provocando que la pelirroja se sienta un poco invadida corporalmente. No puede evitar alejarse unos cuantos centímetros.
Bucky entiende, no se molesta, ni se confunde, tampoco se incomoda. Él... sólo entiende.
