█▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀▀█ 016: ─────── LET ME 🛠. TONY STARK █▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄▄█
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En donde Tony y Charlotte no pueden evitar estar dentro de su etapa de luna de miel.
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Mirarla era uno de los placeres más simples de la vida. Se distraía con facilidad, la verdad, cualquiera se distraía con el delicado rostro de su amada Charlotte.
Era la clásica e inevitable etapa del enamoramiento. No encontraba defecto en ella, en nada de lo que hacía, ni en lo tanto que su risa podía aturdirlo cuando estaba muy cerca, o en la cantidad de cabellos rubios que dejaba sobre la almohada, ni tampoco en lo mucho que hablaba durante las películas; menos cuando, a mitad de cualquier momento íntimo, ella podía estallar en risas de repente. No le molestaba, solamente podía sonreír. No hacía más que mirarla, y era uno de los placeres más simples de la vida.
Charlotte sufría por lo mismo. Sus ojos brillaban cada vez que ese hombre sonreía, se sentía como una niña enamorada, como no lo había estado en un largo tiempo. Suspiraba más que nunca, los encantos de Tony habían surtido un terrible efecto en ella. Y se encontraba igual que él. Le restaba importancia a la gran cantidad de virutas de comida que el hombre dejaba por todas partes, o cómo constantemente prefería hacer otras cosas que terminar la película que veían. También solía asustarla, con cosquillas o tan sólo llegando de repente. A Charlie, eso le molestaría, de manera auténtica. Pero estaba profunda y perdidamente enamorada.
Era el típico día soleado, con avecillas cantando y un brillante cielo azul. Así podía resumirse aquella etapa de su creciente relación. La rubia podía ponerse nerviosa algunas veces, cuando a su mente llegaba el enunciado: estás con Tony Stark. Y sus mejillas se sonrojaban, así como podía comenzar a reírse por la idea que, meses atrás, podría resultarle absurda. Era un estruendoso: «¡te estás besando con Tony!».
Ellos sabían que estaban enamorados, que probablemente el azúcar y las cursilerías no serían eternas, pero por lo menos él, sabía que lo que iba a durar, era la forma en la que se sentía en casa estando con ella. Estaba seguro de que era la otra parte de él que no sabía que existía. Para Charlotte, era más complicado encariñarse de ese modo, pero no dejaba de sentirse increíblemente bien junto a él.
Esa noche se había quedado en la mansión, pero todavía era de madrugada, un poco cerca del amanecer. Habían pasado el tiempo haciendo otras cosas, como ambos esperaban. Ella evitaba quedarse a dormir, pues le gustaba regresar a casa con su pequeña hija cuando salía, y aunque técnicamente estaba yendo y viniendo todo el tiempo, prefería dormir con su niña, que cada día crecía más.
