Parte 8

11 1 0
                                    

La señorita Dee Von Sugar me dejó entrar en clase, aunque llegué tarde. Blue Boy estaba junto a la pizarra, y todos los demás me miraron y sonrieron por alguna razón que yo desconocía. Planché mi vestido con las manos, me aseguré que no olía a tabaco y me dispuse a sentarme al final de la clase, ya que Candy ocupaba mi sitio con su mochila. 

-No tan rápido querida -la profesora me miró con los ojos afilados, se contoneó un poco para sentarse sobre su mesa, atusó sus cabellos y agarró a Blue Boy. Nos colocó juntos, frente a la penetrante mirada de todo el alumnado -Tengo una noticia que daros, me alegra saber que tenemos frente a nosotros a... -mi mochila cayó a mis pies cuando caí en la cuenta de lo que estaba pasando -...Blue Boy y a su nueva hermana, Lucinda Blue -todos empezaron a susurrar y mirarnos, acto seguido aplaudieron -Enhorabuena chicos, y bienvenida Lucinda.

A la hora del almuerzo, me dirigí fuera con un zumo de frutas y un cigarrillo colocado en los labios. Siempre fumaba en un rincón algo alejado de los demás, había menos peligro de expulsión o represalia. Para mi sorpresa, me encontré a la señorita Von Sugar fumando a escasos metros de mi. Negó que me escondiese, ofreció fuego y nos sentamos juntas sobre unas cajas de material escolar todavía sin abrir.

-No estoy orgullosa de que ahora seas una Blue, Lucinda -empezó diciendo -Pero he tenido que hacerlo, éste es mi trabajo, fue algo que me comunicó tu madre por la mañana -dio una calada a su cigarro -Tenía mucho cariño a Peter, tu eres toda una Toothbreaker, sin duda alguna -soltó una risita, como si recordase momentos con mi padre -Ambos fuimos compañeros de clase durante muchos años, estudiamos aquí y luego por cosas de la vida seguimos caminos diferentes pero, me alegré de que Peter tuviese una hija como tú, aunque sea dura contigo, sé que eres especial -apagó su cigarro y se levantó, mirándome fijamente a los ojos -Recuerdo una vez, con Peter y los demás chicos de nuestro grupo, nos metimos en un buen lío y la directora Agatha Ducky nos expulsó una semana entera -soltó una carcajada y secó una lágrima que amenazaba con escapar por el rabillo de su ojo.

-¿Se refiere a Mummy Ducky? -mi corazón rebotaba contra mi pecho, parecía que las costillas me oprimían y el aliento cortaba en mi garganta. Ella asintió, extrañada al ver mi reacción y que sabía de la existencia de aquella mujer.

-La conoces ¿verdad? -pareció que una idea brotó en su mente y le frustraba estar pensando en ello, enseguida se arrodilló frente a mi para quedar cara a cara -Lucinda, Peter te ha metido en problemas con ella, no debería haberlo hecho, es peligrosa -acarició mi cabello mientras susurraba esas últimas palabras y miraba en todas direcciones -Se volvió loca, uno de nuestros compañeros murió de forma repentina en sus brazos y -volvió a ponerse en pie -Sé que ahora cría patos y una oca, por favor, ten mucho cuidado.

-Enterré a esos patos, pero, cuando busqué sus cadáveres -un nudo me presionaba la garganta. El cigarro se consumía en mis dedos, las lágrimas querían brotar -No había nada, solo un vacío, cuando mi alma ya estaba vendida, señorita Von Sugar.

"No puedo escapar"

Blue Boy vino a buscarme, enseguida la profesora y yo volvimos a la normalidad. Traía un ramo de rosas azules entre las manos, me lo entregó, ambos nos acercamos a una mesa con aquella gente que solía conocer y llamar amiga.

-Hacía mucho que no te teníamos por aquí -dijo Madeleine, dejando un pedazo de pastel de cereza frente a mi -Prueba, lo hice ésta mañana con muchas ganas de traerlo y comer con vosotros -miró a los demás buscando aprobación.

-Te echaba de menos -Candy me abrazó, pero no la correspondí. Dejé caer el ramo de rosas al suelo, aparté a Candy y el plato con el pedazo de pastel, me volví y fui camino a la puerta del instituto dispuesta a irme a casa. 

-Te dije que no te preocuparas, pero tal vez era mentira -Mummy Ducky -¿cuál es tu prisa, cariño? ¿no te vas a quedar? -me volví con precaución y me encontré con sus ojos teñidos de negro -Recuerda no acercarte mucho a las estrellas, ellas no saben amar.

-Estoy un poco preocupada -dije tomando su mano anciana -El mundo está un poco borroso, o tal vez solo sean mis ojos -empecé a llorar de forma desconsolada, como si mis costillas hubiesen encerrado a mi corazón como una jaula a un pájaro -Dije que no podía amar a alguien porque podía romperme. Nunca quise molestarte, quise ser rescatada -terminé diciendo antes de caer de rodillas frente a ella.

-El día en que te conocí solo quería protegerte, pero ahora nunca lograré hacerlo. Esperaba que vinieras a casa -sostuvo uno de los mechones de mi cabello y sus ojos resplandecieron con la luz del Sol -Mi pequeña Lucifer...

Me mantuve ahí de pie, matando el tiempo. Peter estaba de vacaciones. Las puertas del paraíso eran de color azul, mientras que para mi eran una valla y una estaca. Una vez que has entrado, tengo un amigo que no ha sido invitado. Blue Boy rodeado de los que fueron, una vez, míos. Todas las chicas buenas van al infierno, ya no sabía si el demonio estaba o no en mi bando. Sostenían una copa de champagne rosado, brindaron por el cumpleaños del joven. Agarré la botella y un par de sus drogas, esperando una resaca instantánea. 

-¿Algún deseo de cumpleaños para Blue Boy, cariño? -dijo mamá vestida con una preciosa y entallada prenda con brillantes azules. Padre e hijo me concedieron un momento y una sonrisa, mientras que los demás solo me ignoraban en silencio. Coloqué uno de mis mechones, recientemente, teñidos de azul tras mi oreja.

-Una vez que el agua empiece a subir, y el cielo esté fuera de la vista... -sonreí corrompida por la impotencia -Me necesitas, mírate, sabes que no me consideras tu amiga si no me vuelvo azul, caminando con tus grilletes, feliz cumpleaños Blue Boy -brindé la botella con su copa.

Me llevé la botella conmigo. Ethan esperaba con su bicicleta junto al buzón, sorprendido por mi nueva vida. Agité mi cabello y me sostuvo una de las manos, la besó y analizó mi nuevo yo. Le ofrecí un trago de esas burbujas. Juntos, mientras él sostenía la bici y yo la botella, caminando hacia el atardecer.

-No hay nada que salvar ahora -agarré su mano con fuerza -Yo amaba mis puntas abiertas y tú las cortaste, no eres un hombre y seguramente sigas siendo honesto, pero, ahora soy una sombra.

-¿Cómo te llamas? 

-Blue... Lucifer Blue -mis ojos se encendieron a la vez que el Sol caía por el peso del anochecer, dejé caer la botella a los pies, haciéndose añicos en el suelo, mojando mis zapatos. Enlacé su meñique con el mío -Adelante, mira mi corazón arder, con el fuego que empezaste en mi, pero, que nunca dejaré que vuelvas a apagar. Gracias...

-Lucifer. Mis deseos no son muy difíciles de satisfacer. Si quisiera dormir, ya habría dormido. Creo que deberías soplar tus pestañas y pedirles deseos. Te dejaré verme arder, con el fuego que encendiste en mi y nunca volviste a apagar.

-Nos acorralamos el uno al otro, tratando de igualar el marcador, hemos sido declarados culpables -sonreí -No es propio de mi ser tan mala, eres todo lo que quiero, ¿quieres que sea tuya Ethan?

"Déjame tenerte"

"Why did you steal, my cotton candy heart?"Where stories live. Discover now