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(NARRA PETE)

Me despierto temprano y me encuentro a Kao hecho una bola a mi lado, se le ve fatigado, seguro se mantuvo todo el resto de la noche, tras hacerle el amor varias veces, estudiando y terminando el trabajo que tenemos que entregar hoy.

Ya en la Universidad mientras hablamos con Thada y Sandee aparece June apurado y asustado con la asignatura que tenemos a continuación, no está muy seguro de poder aprobar y Kao también se agobia y me recrimina que no deje de molestar anoche, con lo que no puede tener toda la presentación tan bien como deseaba. Le tengo que tapar la boca para que no diga demasiado, ya Thada y June nos miran sorprendidos y como analizando nuestras palabras.

Nuestra presentación fue perfecta y aprobamos. Por desgracia nuestros otros amigos fallaron y ahora tendrán que currarse y poner todo su esfuerzo en la próxima presentación. Son los únicos suspendidos de todo el curso y están desanimados y tristes. Kao y yo nos sentimos mal por ellos y tratamos de animarlos y les prestamos nuestra ayuda, aunque no quieren, ya que nosotros, más bien Kao, hemos trabajado mucho para nuestro proyecto.

Thada acompaña a Sandee a enfermería, mientras June nos dice que sospecha que ellos hayan dormido juntos, que él es muy observador y está seguro. Kao no para de reír y medio burlarse de él, es tan buen observador que hace siglos que Kao y yo salimos y todavía no se ha percatado de nada, nos miramos entre risas, June es muy divertido.



-Kao, como estamos libres el resto del día, ¿te apetece tener una cita?

-Me encantaría, hace siglos que no tenemos una. -Su enorme sonrisa ilumina su cara, sus ojos brillan de contento.

-Te dejo en tu casa para que te duches y arregles, vengo por ti en una hora, que yo también voy a arreglarme. Yo me ocupo de todo.

-Estaré esperando impaciente.



Cuando paso a recogerle salgo del coche y llamo a su puerta. Está tan guapo cuando me abre, una camisa celeste con par de botones desabotonados deja ver algo de su blanco pecho, unos vaqueros negros ajustados y algo rotos le quedan de infarto haciendo que luzca su hermoso cuerpo.

-Estas tan guapo, bebé. Toma ponlas en agua. -Le traje unas flores, sus mejillas se sonrojan un poco, sé que le gustan estos detalles, aunque no puedo tenerlos a menudo para que su familia no sospeche. - ¿Nos vamos?

-Pete, estás guapísimo. ¿A dónde me llevas?

-Vamos al cine, cena y mi casa. Llegaremos algo tarde y mañana tenemos que madrugar.

-Vale, espera entonces que cojo las cosas para mañana. Entra un momento.

En su casa no hay nadie. Subo tras él las escaleras hasta su habitación. Mis ojos no se despegan de su culo, es toda una tentación. No creo que pueda aguantar todo el día con él de esta manera. Ya estoy duro y llevo junto a Kao cinco minutos.

Cuando entramos a su habitación. Kao se gira y me sonríe feliz. Se tira a mis brazos para besarme y yo le correspondo sorprendido.

-Mil gracias por las flores y por los planes tan románticos que tienes para hoy. Pero lo siento. Antes de irnos hay algo que necesito, estás tan sexy que no voy a aguantar tantas horas contigo.

Mis ojos se abren con sorpresa mientras pega su cuerpo al mío y noto su erección frotando la mía. Ambos hemos sentido lo mismo en el momento de vernos. Si esto no es un claro síntoma de amor, no sé qué pueda serlo.

-Bebé, yo también te deseo, deja que te quite la ropa con cuidado para que no se arrugue. ¿Tu familia tardará en venir?

-Al menos dos horas. Nos habremos ido antes, no te preocupes.

Mis labios invaden su boca, mis manos le van quitando la ropa con velocidad igual que Kao la mía, tras estar completamente desnudos la coloca sobre la silla, con cuidado de que no se arrugue, me encanta lo cuidadoso que es.

Me acuesto en su cama mientras observo lo que hace, hasta que por fin se acerca a mí, totalmente desnudo y excitado. Sus ojos me recorren con lujuria, abre el cajón de su mesita de noche y me tira un bote de lubricante y condones. Le miro sonriente mientras se acerca a mi cuerpo.

-Bebé, moría por tocarte, deja que te acaricie.

-Amor soy todo tuyo, hazme disfrutar.

Nuestros cuerpos entran en contacto y es como si un interruptor se hubiera encendido en nuestro interior. Ya no podemos despegar las manos del cuerpo del otro. Acariciamos y besamos nuestros cuerpos. Tengo a Kao sobre mis piernas, rodeando mis caderas con sus largas piernas, rozando su miembro contra el mío. Le beso y acaricio mientras gime con desmayo.

Mis dedos juegan con su estrechez preparando su zona para que acepte sin molestias mi falo. No deja de suspirar y temblar entre mis brazos. Sus ojos me observan mientras disfruta de mis atenciones, sus caderas se mecen a la velocidad en el que mis dedos le embisten, encontré su próstata que acaricio con mis dedos haciendo que se apoye en mi cuerpo. Sus pezones tan duros y sensibles aceptan las caricias y pellizcos de mis dedos. Mis labios besan su cara y labios.

-Kao eres tan sexy. Me pone tanto verte tan excitado.

-Amor...no podré seguir mucho más...ahhhhhh...entra ya.

-Pon el condón en mí y te haré todo lo que deseas.

Tras ponerme el condón y yo retirar mis dedos con cuidado, le ayudo a moverse para que mi dureza vaya sumergiéndose en esa estrechez tan ardiente que me va tragando y apretando cada vez más.

Comienza a moverse y mecerse sobre mí. Tan excitado y caliente que no se da cuenta como de sensual se mueve, ver como busca la satisfacción de los dos, sus ojos llenos de amor y lujuria clavándose en mi cuerpo y ojos. Me hace sentir el mejor y más maravilloso hombre del mundo.

-Así Kao, muy bien, muévete un poco más duro ...ahhhhhhh...que bien lo haces.

-Amor ...ahhhhhhh...no aguantaré mucho ...ahhhhhh...me quemas.

-Bebé ponte en la postura del perrito, deja que yo me mueva. Muy bien. Me encanta verte en esta postura. Eres tan hermoso.

-Ahhhhhh... ummmmm... sé suave -Grita y gime, mientras golpeo su interior.

Nuestros cuerpos se mueven y entrechocan buscando la satisfacción y placer que ya cada vez está más próximo, le escucho gritar de placer mientras se corre, su canal se aprieta sobre mí mientras se libera haciendo que yo también lo haga. Salgo de él con cuidado me quito el condón, le abrazo y beso. Estoy tan feliz y satisfecho. Los dos sudados y cansados.

-Kao, despierta, vamos a ducharnos y arreglarnos para salir. Tu familia llegará en media hora o así.

-Pete ayuda a ducharme, aún siento que me tiemblan las piernas.

-Bebé, sé perfectamente que son mimos lo que tienes, soy completamente consciente del aguante que tienes.

Me río mientras vamos al baño, nos duchamos y arreglamos, ayudo a Kao a dejar todo arreglado como estaba, que no se note lo que ha pasado allí. Recoge todas sus cosas y nos vamos a mi coche para ir al cine. La única parte del plan que no podremos hacer es la de ir de compras antes de ver la película, pero no me quejo, me gusta más la actividad por la que lo cambiamos.

-Bebé, sabes, me encanta lo mucho que me estás buscando y lo ardiente que vas siendo. Me haces sentir tan bien, sabiendo todo lo que me deseas.

-Amor, te deseo a todas horas, lo difícil es mantenerme alejado de ti todo el día.

-Hablando de eso, debemos tener más cuidado, June está más cotilla y Thada nos ha mirado raro alguna vez, creo que podrían llegar a sospechar algo.

-No creo, Thada está muy ocupado con las clases, el trabajo y su rollo con Sandee y June usará todas sus energías en descubrir que pasa entre esos dos. Pero tendré más cuidado con lo que diga.



La película fue muy entretenida, nos cogimos de la mano mientras la veíamos, en la sala del cine a oscuras podemos medio comportarnos como otras parejas, nadie ve si nos agarramos o nos damos un pico. Por eso nos gusta venir al cine, nos sentimos con libertad y como cualquier pareja.

Mientras cenamos comentamos la película y hablamos de mil cosas más. Kao me echa sus miradas de enamorado que me encienden, habla con dulzura y sonríe de manera tan tierna. Muero de ganas de agarrar su mano, de besarle. Por fin terminamos de cenar y podemos irnos a mi casa.

Estamos los dos en mi cama, estrechamente abrazados no dejamos de darnos besos, estamos en uno de esos escasos momentos de ternura y cariño.

-Bebé deseaba tanto agarrar tu mano en el restaurante. Es un suplicio no poder abrazarte cuando lo deseo. No puedo dejar de desear tocarte.

-Para mí también es un suplicio, cuando me miras como me mirabas en el restaurante solo deseo dejar que hagas todo lo que tus ojos me dicen que deseas hacer.

Poco a poco mientras seguimos abrazados nos quedamos dormidos. Hoy fue un día realmente genial para los dos. Pocas veces tenemos la oportunidad de estar solos para cenar e ir al cine o lo que nos apetezca, pero cuando ocurre, vale la pena. Suspiro feliz abrazando a mi bebé más fuerte.

Continúa>>>

Nuestros besos (Pete Kao)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora