CAPITULO 6

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- ¿Cuánto tiempo me engañaste con Samuel?

- Jamás lo hice Alex te lo juro.

- No es lo que veo – zafo su brazo de mi mano dejando con la mano en el aire y muchas dudas y más dolor de amor que el del día anterior, camine a la cama con unas cuantas lagrimas haciendo borrosa mi visión, caí en el suelo desatento todas las lágrimas que había en mi dando rienda suelta al dolor, queriendo morir en el instante, los brazos de Samuel me dieron consuelo.

- Lo siento, es mi culpa- decía pacifico, negué.

- No Samuel, no es tu culpa es la mía por enamorarme de él.

- Se cuanto lo amas.

- ¿Qué? – lo mire el afirmo y sonrió, señalo al escritorio.

- Quizás no lo recuerdes, estabas muy tomada ayer, cuando llegamos dijiste que no te importaba mantenerlo oculto solo por estar con él, pero luego dijiste que no, al final escribiste una carta, la leí cuando te dormiste, algunas cosas no las entendí como la mayonesa de Andrew sobre tu sofá, pero bueno, esas cosas suceden.

Ambos reímos, no recordaba nada, me ayudo a levantar y fui a la nota, las lágrimas caían mientras reía insensatamente, tenía razón, deje la carta en su lugar lo mire.

- Entonces no pasó nada anoche.

- Como crees Sashi, nada, absolutamente, tu corazón tiene dueño, aunque es un idiota, y el mío también.- Gire a verlo mejor, recordé que me había dicho para hablar, antes de acercarme más a en la puerta se abrió, Andrew asomo su cabeza.

- En 20 minutos los quiero abajo.

Andrew se fue dejándonos perdido en las risas, Samuel se fue a su habitación mientras yo me duchaba, el agua que iba recorriendo mi cuerpo era un recuerdo de las manos de Alex cuando él decía quererme, porque alguna vez lo hizo, y eso permanecía en mi memoria.

Había pasado un mes desde aquello Samuel se reunía en mi casa a compartir risa y a decirme a diario cuanto amor sentía por Alicia una chica que había conocido en uno de los conciertos en la ciudad y que al fin estaba decidió a conquistarla, por más que lo alentara el jamás iba más allá, normalmente la invitaba a los ensayos riamos de recordar las tantas veces que disimulo una caída por ser torpe en vez de aceptar que la estaba viendo, la noche se nos venía a la cabeza hablando de nuestros amores imposibles de la desgracia que recaía en nosotros por no estar con ellos, las giras habían cesado y las reuniones de algunas ocasiones eran dolorosas, Alex nunca alzaba la vista y en cuanto Andrew nuestro líder daba su última palabra salía velozmente, muchos reían, pero en mi solo quedaba mucha melancolía.

Justo era de tarde la lluvia estaba oscureciendo la bella ciudad lagrimas del cielo contempladas como una hermosa poesía , estaba frente a la puerta de vidrio que me alejaba de ella en mi casa, en mi mano un papel arrugado, reía corto de leerlo, pero con lágrimas de sentirlo, era aquel pedazo de papel que Samuel me convenció de guardarlo para luego entregarlo a quien le pertenecía realmente a Alexander, siempre conservaba la esperanza que el algún día regresara a casa para nunca tener que irse al Salí el sol, o inventar excusas del porque no estaba en su casa si algún amigo lo iba a buscar, decidía Salí por mas papel para pasarlo de una manera decente, porque en mi la esperanza aun brillaba , camine hasta la pequeña biblioteca que conservaba en la oficina y tome un bolígrafo cercano , aplane con mis manos el papel y ,me decido a escribir.

- Eres tu … - el sonido de mi teléfono estaba interrumpiendo mi concentración, por más que desvié la llamada sin ver quien era , me resultaba imposible ignorarlo, luego de la 5 llamada vi, era Samuel, rápidamente conteste.

All Of MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora