Seis meses después.
Las relaciones humanas son complejas. Complicadas. Llueve en Buenos Aires sin parar en pleno verano. Estoy solo en mi departamento y me siento deprimido. La música suena en el aire y lo llena a un nivel de volumen tranquilo, pero no la escucho. Hace días que tengo una sensación en la garganta, como ese nudo que se forma como una tormenta y debería terminar en un llanto, el problema es que no lloro y esa emoción no se va de mi cuerpo.
Mientras tomo un gin tonic improvisado hecho por mis propias manos. Las ganas de tomarme algo superaron las ganas de tomarme algo bien hecho y bien preparado. Sabe horrible, pero me ayuda a despejar mi mente. Hoy me puse a pensar que en este rompecabezas que es mi vida hay piezas que no estarían encajando. Aylen esta distante, me cuesta conectar con ella. Esta distraída, callada y si bien da la impresión de estar todo en calma no puedo encararla y preguntárselo. Se me hace difícil sacar el tema porque no es tan evidente como para poder plantearlo, pero esa diferencia de ser como éramos hace poco tiempo atrás me duele.
Por otro lado, esta Pablo después de varios meses se hizo insostenible y una noche Adriana confesó tal cual se ve en esas películas de policías y delincuentes. Lo hizo en su propia casa, desbordada y frente a sus hijos. Esa misma noche Pablo decidió darle espacio y se fue a un hotel. Dejo que ella se quedara con la familia, en su hábitat natural, con sus cosas, y sus paredes. Pablo me sorprendió de sobremanera. Jamás hubiera imaginado que iba a tomárselo de esa manera, no solo no lo veo afectado, sino que lo veo más enfocado en todo lo que hace y dice. A mí no me engaña. Lo conozco, supongo que de alguna manera lo previo, lo intuyó, ya no sentía lo mismo. Lo noto hasta aliviado. Esta activo en su trabajo, la empresa trabaja y funciona mejor que antes a pesar de la crisis que hay en el rubro. También creo que no nos afecta porque en definitiva somos uno de los mejores en lo que hacemos y también somos conscientes de qué no podemos descuidar esa mitad fama y mitad reputación que tenemos.
Doy un sorbo al trago y vuelvo a caer en la cuenta de que esta preparado terriblemente mal, pero es lo que hay esta noche. Revisó mi celular. Además de no tener ningún mensaje nuevo recorro la agenda en busca de alguien que quiera divertirse y darnos una distracción mutua, pero nada me conforma. Hace días que no tengo ganas ni siquiera de masturbarme. Busco cualquier incentivo, pero a medio camino desisto. ¿Acaso será depresión? ¿Depresión por qué? ¿Por tener todo y sentir que no tengo nada? ¿Por sentir que estoy perdiendo lo único que tenia? Ya lo digo en pasado, como si ya se hubiese perdido.
Me siento en mi escritorio, tengo un poco de coca en una bandeja de costado. Dudo en si aspirar o ponerme a ver los nuevos contratos que firmamos para construir en barrios privados o el negocio que nos salió en la isla la cual tuve una aventura con la dueña. Hoy ese proyecto esta avanzado, pero por distintas razones mientras más avanzaba también más me alejaba de su propietaria. Reconozco que en la cama éramos impecables, pero aprendí que no era lo que quería y disimulando (ambos) dejamos de vernos y pusimos entre medio a que se encargue la contratista.
Que el negocio haya crecido estos meses se debe a gran parte a Pablo, Su lucidez mágica post su separación fue un shock en toda la oficina. Se incrementaron los proyectos y además comenzó a hacer parte de mi trabajo (desplazándome de mi rol tan marcado dentro de la empresa) algo que me vino como anillo al dedo ya que mientras el salía adelante yo cada vez me hundía mas en esta tristeza.
Me siento en el escritorio y reviso los nuevos proyectos. Los primeros dos son de una empresa que quiere hacer un complejo de oficias. Muy aburrido. El tercero es la ampliación de uno de los estacionamientos mas grandes del microcentro, peor. El cuarto es la construcción de una casa para un matrimonio que es familia de un conocido de Pablo. Me intereso por el trabajo. Evidentemente por las notas que me dejo Pablo es una pareja que se casó y la familia de él esta con idea de construir una casa en un country en la zona norte. Miro esa línea de coca al costado de mi notebook personal y la aspiro con naturalidad. Algunos minutos después de ese subidón estoy buscando los nombres del matrimonio en las redes sociales. Lo encuentro con facilidad ya que con doble apellido y sabiendo la zona en la que residen no se me complica la búsqueda. El tiene una cara de ser un niño rico, pero ella es más bien algo salvaje. No es que desentonen, pero algo en ella me dice que esta por encima de él. No sé bien porque y es ahí donde siempre me pica el morbo, en descubrir como un sabueso este tipo de cosas que se me rebelan dentro de mi cabeza. Supongo que por el alcohol y este poco de droga que acabo de consumir mi corteza se activa provocando que mis debilidades den rienda suelta a todo tipo de pensamiento inapropiado para la mayoría, pero como nadie puede leerme la mente se que estoy resguardado de la critica ajena.
Me concentro en el perfil de su mujer. Una chica rubia joven, su cuerpo armonioso siempre sobresaliendo de manera natural en las fotos con total delicadeza y disimulo, un juego de apariencias. En cambio en las fotos que esta con su marido de alguna manera se genera un contraste, no se ven naturales. Algo se activa en mí y eso que hasta hace unos días era imposible de lograr aparecer como por arte de magia debajo de mi pantalón. Una incipiente erección, señal de que vuelvo al ser el mismo de siempre. Siento culpa y ahora ya no me pregunto si es depresión o alguna otra patología peor. Marco con mi bolígrafo el proyecto. Será mi nueva carta para poner la cabeza en remojo y salir de este letargo que lleva meses al menos cuatro o cinco meses.
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Un hombre en la Ciudad
ФанфикEsta es la historia de un hombre de 43 años, arquitecto, soltero y diferente. Intelectual, emprendedor, adicto a las relaciones ocasionales. Selectivo su única familia es su hermana quien lo escucha y trata de entender. Con códigos y pensamientos de...