Capitulo Dieciocho

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Llegue al cumpleaños de mi cuñado temprano, cansado, pero con ganas de ver a mi hermana. Si bien hacía rato que no nos veíamos siempre cruzábamos mails (porque ella es así, le gustan los mails) y yo siempre le respondo por q WhatsApp. Así somos los dos.

Ella está al tanto de todo en mi vida, o casi gran parte de ese todo. Hoy iba a estar al tanto de todo.Desde lo mas alto y sorprendente de mi vida hasta que en este último tiempo había estado durmiendo dentro de la bañera vacía por extrañar a Aylen.

Era el cumpleaños de mi cuñado así que hablemos de él: es una persona completamente "ameba" cómo me gustaba llamarlo, sobre todo, al inicio de la relación con mi hermana. Son de esos tipos de personas que son neutrales en casi todo en la vida. Por no decir todo. No se juegan por nada, no tienen un pasatiempo definido, no les gustan los deportes etc. Es abogado, pero podría ser sepulturero, un fantasma o un poste de luz.

Con el tiempo entendí porque mi única y hermana mayor estaba con él: para ella era una excelente compañía. Estimó que al haber vivido las cosas que vivimos de chicos en casa no quería ni de cerca a alguien parezco a nuestro padre. Buscó para su vida dos cosas: no ser nuestra permisiva y ciega madre, pero mucho menos estar con una persona como mi padre y si había alguien que reflejara eso era mi cuñado. Confieso que al principio de su relación lo puse a prueba sin que mi hermana lo supiera. Le hice las mil y una cosas para que se quebrará y se mostrara tal cual yo creía que podía ser pero eso no ocurrió.

El cumpleaños transcurrió tranquilo, sin momento importantes, ni incomodos en si fue como él, monótono, pero a pesar de eso el tiempo pasó rápido. Cuando uno viene herido se aferra hasta de ese estos tipos de eventos para esta mejor y poner la cabeza en otra cosa. Supongo que de manera inconsciente fui porque necesitaba hablar con mi hermana. Hace poco y gracias a un comentario de un conocido en común entendí que cada vez que siento que estoy hundiéndome voy a buscar al mejor salvavidas que tengo en mi vida: y esa es mi hermana.

Las charlas con ellas siempre son alejándonos de la gente de cualquier evento y hablando solos en la cocina de su casa o cualquier lugar que encontremos haciendo silencio cuando alguien entra con el único fin de que sepan que es una conversación privada y que deben alejarse.

-Tenes la cara hundida, triste - ¿que te está pasando? Pregunto frontal, como es ella. Mientras sacaba una porción de Lemon pie de la heladera.

Miles de cosas -dije- pensé en lo que había descubierto de mi socio, la promiscuidad que se me había empezado a tatuar en la piel o en la vida, que mas da. También pensé en Aylen, en cómo se estaba alejando de mi vida y yo a pesar de saberlo, notarlo, no estaba haciendo nada más que dormir en la bañera y lamentarme.

- ¿Otra vez volviste a dormir en la bañera? Me indagó como leyéndome la mente y sabía cómo hacerlo.

Fue contando o confesando todo como pude. No, oculte nada, no tenia sentido. Hable sobre mis nuevas distracciones: las drogas, la soledad, el silencio que, aunque parece fuera de contexto esa siempre presente en esas horas donde uno se siente fatal. Le conté sobre la relación totalmente injusta con Aylen. Las idas y vueltas de la pareja, pero también las que tengo en mi cabeza. Me cubrí la cara con las dos manos unos segundos.

- ¿Por qué soy así? -pregunte al aire, pero más que nada a ella - ¿Creo que toda la mierda que vivimos de chicos con papá me esta matando? Disparé esta vez al aire sin reparo.

Ella es quien sabe cómo vivimos de chicos, la cosas que tuve que soportar de nuestro padre. En cierta manera ella sabe que algo de que todo eso existe y me cambio la vida para siempre. Cada golpe, cada exigencia o exceso que ella vio que se cometía en nuestra casa.

El silencio en la cocina fue sepulcral hasta que rompió el silencio.

-Puedas que tengas razón como no. Lo que yo creo es que tenes un instinto por auto-destruirte -reflexionó - pensa que desde que te fuiste a Europa podemos considerar que nunca dejaste de tener éxito, siempre en ascenso, logrando sus objetivo, pero sos el único que no lo ve. Ademas algún drama con quererte no solo a vos sino a los demas tambien tenes ¿o no?.

-Irme a Europa era necesario, ya no podía vivir más en esa casa... -conteste con un poco de rabia.

-Nadie esta diciendo eso. ¿Ves? – Buscas evadir lo que te digo para no ver que sos potencialmente único y te empecinas en no verlo. En hacer las cosas mal. ¿Disfrutar castigarte a vos mismo haciéndote mal?

Saqué las manos de mi cara y la vi de frente. Ella daba su veredicto certero, pero con una terrible precisión mientras comía su Lemon pie mirando el plato y continuo.

-Lo que vivimos de chico nadie lo puede cambiar, podemos superarlo. No es fácil, pero te haría un poco mejor entenderte a vos mismo, empezar a cuidarte, sabes lo que pienso de las drogas – hizo silencio - y en especial dejar de dormir en la bañera.

Pensé en explicar lo de las drogas, pero no lo hice, todos los que tienen problemas niegan. No voy a hacer lo mismo. Mi pensamiento se vio interrumpió por el paso lento de mi cuñado que entraba a la cocina. Nos volvió a saludar con la mano y riendo como si no nos hubiésemos visto en toda la noche.  Aproveché ese momento para saludar y despedirme.

Antes de irme volví hacia mi hermana, la abracé sin fuerza, como me salió, y le dije que nos teníamos que volver a encontrar en los próximos días porque quizás la necesitará. Un según después de mi boca se escapó un susurro parecido a un gracias, y lo era.

Un hombre en la CiudadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora