CAPÍTULO 3: Sueños picantes.

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ARACELI

─No puedes esperar que las cosas cambien si tú eres la misma ante una basura como yo, aun me tienes en tu alma, Florecilla, no intentes negarlo, mi destino ya está marcado, aunque tú te alejes eso ocurrirá...─ me encontraba en un parque que no conocía, bajo una farola, era de noche, Dion estaba hablando frente a mí, con la mirada oscura y perdida, en su mano derecha un cigarrillo, y el humo saliendo desde sus labios hacia la penumbra.

─Al menos no estaré cuando ocurra...─ sentía mis manos frías, el cielo se puso aún más oscuro, el frío ahora estaba en todo mi cuerpo.

Él se acercó decidido, tomo mis manos y las junto frente a sus labios, yo no podía oponerme por alguna idiota razón su contacto me daba paz, comenzó a calentar con su aliento mis manos y una ráfaga de calor me invadió de inmediato y ya el frío no era tan extremo ni las penumbras tan oscuras. Lo vi sonreír ante mi expresión de alivio al volver a sentir mis dedos.

─Si te vas no lo evitaras. Pero si te quedas...recuerda, aun, tengo un sueño, una esperanza.─ soltó mis manos y me sentí perdida, sola y con miedo.

Se oyó un gran estruendo, por alguna boba razón en ese instante pensé en fuegos artificiales y sonreí, miré el cielo buscándolos y era una oscura noche sin estrellas, observé a los costados y no había nadie. Al mirar frente a mí, el sonriente Dion estaba en el suelo, con sangre saliendo de su boca, mirándome con terror. Me abalancé sobre él de inmediato. Un disparo, fue un disparo...no fueron fuegos artificiales, mi sonrisa desapareció al instante y sentí como todo mi ser se debilitaba.

─Si tan solo...

Él murmuraba, sentí sus manos sobre la mía, yo no podía escucharlo, la sangre manchaba el suelo, no sabía dónde le habían dado, no sabía qué hacer, grite, grite con todas mis fuerzas pidiendo auxilio, pero nadie acudió a mi llamado, Dion se ponía frio, yo no podía respirar, mi llanto me ahogaba.

─ ¡Ara! ¡Cielo, por Dios, despierta!─ al abrir mis ojos tomé una bocanada de aire sentándome, tenía a mi hermanita asustada sobre mí, ella estaba al borde del llanto. Miré a los alrededores, estoy en una habitación, no en un parque, está todo iluminado no son penumbras. Un sueño, solo fue un terrorífico sueño. Estaba mojada en sudor y lágrimas, estaba llorando.

─Ya...cariño, fue un sueño, tranquila.─ mi hermanita intentaba calmarme y yo sentía que me moría por la opresión en mi pecho, se metió a mi cama y me abrazó, ese gesto fue suficiente para romper en llanto, uno desconsolado, uno que me ahogaba en verdad─ No es real, todo está bien, Ara, tranquila...me asustaste tanto, gritabas cielo, tuve mucho miedo.─ ella me apretaba mucho, gran susto le di. Pero el terror real está en cada musculo de mi cuerpo. No eran fuegos artificiales...era una bala entrando en el pecho de Petrova.

No podía sacar de mi mente el rostro de Dion, la sangre y el dolor en mi pecho, yo no sé qué haría si algo le sucediera, y eso me aterra, no lo quiero cerca pero si algo le pasa... ¡Mierda!

─Gracias, fue un sueño malo, muy malo...─ dije intentando hablar con moderación y secando las pocas lagrimas que me quedaban.

─Sí, te dejare que intentes dormir de nuevo...─ se paró de mi cama bostezando, ella es quien dormiría.

─Buenas noches, Mar...

─Hacia mucho no me decían así, estar con Dion te influenció...─ sonrió picara─ Descansa, Florecilla...

¡Ay no!

Ahora también Mariel me diría así, creía que ella ya no recordaba ese apodo, tonto Petrova.

La Luna es un QuesoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora