Capítulo 8.

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Por favor, Cesare, aléjate... -digo-

¿Por qué? -dice mientras se sigue rozando-

Porqué no quiero.-digo ya cansada, me apartó de el y pongo una distancia considerable-

Eres mi mujer. -dice enojado-

Su mirada penetrante fue un recuerdo de esas veces que me había gritado.

No Cesare, otra vez no.

Pero podría dejar de ser lo, sabes que si. -le digo desafiante-

Pero me has perdonado... -dice mientras veo como su enojo desvanece-

No confío en ti, no pienso volver hacerlo.-Paró y luego sigo- Ya te dije podrás tener una amante y yo también quiero el mismo trato.

¡Ni podrías caer tan bajo! -dijo a gritos- ¡No dejaré que ensucies tu cuerpo de esa manera! No para vengarte...

¿Quien dijo que era para vengarme? -preguntó-  No todo gira en torno a ti, Cesar...

Me río falsamente.

Sólo me quieres provocar. -dice acercándose a mi-

Y tenia razón, sólo lo estaba haciendo para provocarlo.

¿Lo quería enojado? 

Negué repetidas veces con mi cabeza.

No, yo quiero una amante, quiero experimentar otros cuerpos. -digo eso, era solo un poco cierto, si quería experimentar, pero con otros cuerpos... no-

Lanzó una mentira, se me estaba haciendo costumbre.

Estoy cansada de ti. -digo mirándolo-

No. -dice mientras mira sobre mi- No. no... ¡No!

Empieza a jalarse el cabello como loco, como si estuviera perdiendo la razón y empece a preocuparme.

¿Cesare que coño te está pasando? -grito-

El para y me mira de repente, con una mirada retorcida, que daba miedo, mira mi cuerpo desnudo.

Te amo.-dice de repente-

Se acerca a mi y me besa desesperado, trato de apartarlo, pero el me sostiene las manos, me muevo desesperada.

No le correspondo el beso y eso le molesta, agarra mi labio superior y lo muerde esta hacerlo sangrar, gimo de dolor.

Si... si. -ronroneo en mi oído- gime para mi.

Me lleva la cama y me tira.

Busca algo en el armario pero yo ya estoy parándome para salir de esa habitación cuando estaba en el pasillo, sentí como una mano se poso en mi nariz con un pequeño pañuelo y de pronto todo se vuelve oscuro.

Despierta amor, despierta. -escuchó la risueña voz de mi marido-

Sonrió pero luego reaccionó, abrí los ojos instantáneamente.

¿Donde carajos estoy? -digo para mi misma-

Estaba en una habitación lujosa, claro está que no era mi casa, estaba en una silla amarra, cada pierna en cada pata de la silla, y mis brazos sobre los lados del posador.

Seguía desnuda y tenia una cinta que no me dejaba hablar.

Miro a los lados y lo único que veo, son dos camas matrimoniales, idénticas a la cama que Cesare y yo dormíamos. Veía un armario, dos puerta, supuse que una seria el baño y otra la salida.

Cesare esta parado frente a mi  y empiezo gritar, gritos ahogados por la cinta.

Hey, hey, cariño. -dice mientras acaricia mi cabello- Eso no te servirá para nada.

Y tenia la maldita razón, así que deje de hacerlo y me quedé mirándolo con odio.

He hecho esto por nuestro amor, para que no hagas ninguna tontería de engañarme. -sonríe con orgullo- Lo he planeado todo y si no sigues las reglas, te irá mal... -me mira amenazador-

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Aquí el capitulo, cuidense♡

Alexis, te deseo todo lo peor maldito hijo de puta.

Un esposo infiel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora