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   Al escuchar esas palabras me detuve en seco, tenía miedo de voltear, así que cerré los ojos y volteé rápidamente, pensando que sólo fue mi imaginación, abrí los ojos lentamente, encontrándome con la cama vacía, me reí de lo estúpida que podía llegar a ser y seguí vistiéndome.
   — ¿Aún no está lista, noona? — volteé rápidamente y vi a un extraño desnudo parado junto a la puerta.
    Grité y salté sobre la cama, el chico me miró confundido.
   — ¿Qué pasa noona? — estiró su mano en dirección a mí, y la quedó mirando, luego miró sus dos manos y pies, y empezó a gritar y retroceder hasta chocar con la pared, parecía más asustado que yo. — ¡Aahhh! ¿¡Qué me ocurre!?
   En ese momento la confundida era yo, ¿este chico me está tomando el pelo?
   — O-oye, niño, cálmate. — me acerqué lentamente a él tratando de calmarlo.
   — N-noona, ¿qué me pasa? — el niño estaba al borde de las lágrimas.
   — No pasa nada niño, — le sacudí el cabello ligeramente, luego seguí. — Ahora, ¿me puedes explicar qué haces en mi casa?
   — ¿De qué habla? Usted me trajo aquí noona, ¿no lo recuerda?
   Y ahí sólo se me vino a la mente él.
   Salí de mi habitación en dirección a la sala.
   — Noona, ¿a dónde va? — lo dejé atrás buscando a Gukkie por toda la casa. Esto tenía que ser una broma.
   — ¡Gukkie! Maldición, ¿donde está?
   — Noona. — dijo el chico detrás de mi.
   — ¿¡Qué!? — ya estaba lo suficientemente frustrada.
   — Noona, yo soy Gukkie.
   — No. No, eso no es posible, tú no puedes ser mi Gukkie, — me acerqué a él tomando su cuello.— Y si le hiciste algo a mi pequeño te voy a moler a golpes.
   — N-noona le juro que soy yo.
   — Pruébalo.
   — Y-yo... — se quedó callado por unos segundos. — Cuando me encontró, estaba dentro de una caja, entre una flores rojas que entraban por los hoyos de la caja, y cuando se fue de la casa yo me asusté y me oriné sobre la gran tela que había en el suelo.
   La alfombra, recordé eso y solté su cuello, tal vez no mentía, sus ojos eran redondos y brillantes, oscuros igual que los de Gukkie, y su piel era pálida, su cabello era igualmente blanco.
   — Es... Es imposible... — me senté en el suelo con mi pijama aún puesto y con mis dedos entre mis cabellos.
   — N-noona... ¿está bien? — se acercó con temor.
   — Es demaciado por procesar... — me masajeé la sien con los ojos cerrados. — ¿Cómo pudiste hacer eso?
   — N-no lo sé... — miró triste el suelo.
   Me levanté del piso, fui a mi habitación en busca de mi celular, planeaba llamar a Nayeon para avisarle que iba a llegar más tarde. Gukkie me seguía pisando mis talones.
   Un tono, dos tonos...
   — Hey Sun Hye, ya deberías estar aquí en la tienda. — al menos no sonaba enfadada.
   — Lo siento Nayeon, voy a llegar un poco más tarde, pero no te preocupes, no será mucho.
   — Espera, ¿pasó algo malo? — me quedé en silencio mirando al chico.
   — No, no, tranquila, llegaré pronto.
   — Huh... Ok, nos vemos Sun Hye. — y cortó.
   Me pasé las manos por el rostro, luego miré a Gukkie, quien seguía parado frente a mí, aún estaba desnudo. Tomé una cobija del ropero y se la extendí.
   — Estás desnudo, ten, puedes taparte con esto. — tomó la cobija con un sonrojo y se la puso alrededor de su espalda, cubriendo mayor parte de su cuerpo.
   — Gracias. — su tono de voz era suave y agudo, me causaba ternura.
   — Escucha, hoy vas a tener que quedarte solo en casa, ¿está bien? — tenía la sensación de que se iba a negar.
   — No, noona, no quiero quedarme solo, ¿por qué no puedo ir con usted?
   — Porque no tienes ropa, no puedes salir así, ya no es como cuando eras conejo.
   — No me va a tirar a la calle, ¿o si? — esa pregunta me sorprendió.
   No sabía que decirle, estaba tan confundida.
   — Ven, siéntate junto a mí, — Gukkie obedeció, me miró fijamente esperando una respuesta. — Si es cierto lo que dices, nada va a cambiar entre nosotros, yo seguiré siendo tu humana, y tú seguirás siendo mi conejito, no pienso echarte a la calle.
   Y lo abracé.
   Y me abrazó.

Un deseo para Gukkie | J.Jk  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora