09

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   Nayeon me llamó al día siguiente para avisarme que no fuera a trabajar por la tormenta, que probablemente no pararía tan pronto, y que era mejor que las personas se quedarán en casa.
   — Pero, ¿y los animales? — pregunté no muy convencida.
   — No te preocupes por ellos, sólo será un día.
   — Se van a morir de hambre.
   — Claro que no, yo misma me aseguré de rellenar los comederos.
   — ¿Pero el jefe irá a verlos a la tienda?
   — Supongo. — golpeé mi frente, para luego escuchar la risa de Nayeon.
   — Jajaja, tranquila, todo estará bien, relájate.
   — Ok, ésta bien.
   — ¡Eso! — me reí de su expresión, ella realmente me hacía reír mucho. — ¿Y cómo está Gukkie?¿Se asustó con el corte de luz?
   — Pues si, se asustó mucho, pero se le pasó, ¿sabes? Hicimos un fuerte.
   — ¿De verdad?¿Y qué tal?
   — Estuvo divertido, estamos dentro de él en éste momento, Gukkie está durmiendo a mi lado.
   Nayeon hizo un sonido pícaro a través de la línea, a lo que yo negué rotundamente.
   — No seas así, él se ve muy pequeño, no lo puedo ver de otra manera más que como un amigo pequeño. — todo lo que decía era cierto, no sabía la edad humana de Gukkie, pero con sólo mirar su rostro sabía que era menor que yo, un adolescente y una mujer medianamente madura de 21 años podía interprestarse bastante mal.
   Además, en mi mente aún conservaba la imagen de Gukkie como un conejo, nada más que como un tierno compañero de vida.
   — Claro, eso dices pero quizá no sea verdad.
   — Bien, no pienso seguir hablando del tema, te quiero Nayeon, adiós.
   — ¡Oye no m-...!
   Colgué en seguida y me reí de mi maldad. Me giré y vi a Gukkie durmiendo junto a mí, se veía tan tranquilo, su pecho subía y bajaba lentamente, y su rostro no expresaba absolutamente nada.
   Para cuando me di cuenta, estaba sonriendo, embobada, todo lo que quería era protegerlo de la gente y de sus intenciones.
   — Hey, — dije moviendo su hombro, a lo que él se quejó con voz somnolienta. — Despierta dormilón.
   — Estoy muy calentito, noona... — estiró su brazo por encima de mi abdomen y se acurrucó para seguir durmiendo.
   — No, no, espera, tenemos que desarmar todo esto. — intenté fallidamente de levantarme.
   — Noo... — Gukkie me miró con un puchero suplicando por mi compañía.
   — Agh... Bien, traeré el desayuno para acá. — sonrió satisfecho y retiró su brazo. — Pero luego me tienes que ayudar a ordenar todo este desastre.
   — Lo prometo. — dijo con una amplia sonrisa que derretía mi corazón.
   Salí del fuerte, aún llovía bastante, pero no tanto como anoche, estaba muy intranquila. Sin embargo la compañía de Gukkie me distraía, de hecho me era difícil pensar cómo rayos terminé viviendo sola a sabiendas de que era una cobarde.
   Puse el agua a calentar y luego volteé a ver a Gukkie, estaba tirado en el suelo mirando en mi dirección mientras sonreía, y en seguida me sacó una risa.
   — ¿Qué estás haciendo, pequeño? — dije ladeando la cabeza a un costado.
   — Observo a noona.
   — Ah, si?
   — Si. — dijo sin dejar de sonreír. — Porque es hermosa.
   — Jaja... Bobo. — me reí nerviosamente dándome vuelta.
   Tomé cuidadosamente la bandeja con dos tazas de té y tostadas y la llevé a la sala, y la dejé en la pequeña mesa de centro para comer a gusto.
   — Provecho. — dije antes de tomar mi primer sorbo de té.
   — Noona... — Gukkie recargó su mentón en mi hombro. — ¿Tú crees que soy guapo?
   — Yo, bueno... — hice una pausa. — Creo que eres muy bonito, Gukkie.
   — ¿De verdad? — dijo mirándome con sus ojos brillantes, pasando su mano por mi cintura.
   — Claro que sí.
   Volteé mi cabeza en su dirección, nuestros rostros estaban a centímetros de tocarse, y su respiración rozaba mi boca, sólo una fracción de segundo bastó para que una ola de extraños pensamientos me invadiera.
   ¿Y si eso era zoofilia?¿Y si estaba mal?¿Y si volvía a ser un conejo y me quedaba con mis ilusiones?¿Y si era mejor evitar eso? Eran la clase de cosas que no me dejaban seguir adelante con la situación, que me impedían ir más allá de sólo una relación de humano-mascota con Gukkie.
   — Y-yo,ahm... Ya se nos va a enfriar, será mejor que nos apuremos. — y seguí con mi té.
   Gukkie no protestó, y comió sin decir una palabra más.

...

   Una vez desarmado el fuerte me tumbé en el sofá, la loza del desayuno estaba en el lavaplatos esperando que la lavara, pero era incapaz de levantarme, el día estaba realmente perfecto para flojear. Encendí a la TV y Gukkie se sentó mirándome de reojo, acercándose de a poco.
   — Noona, ¿me das mimos?
   — Claro Gukkie, ven aquí. — palmeé mis piernas y Gukkie recostó su cabeza en ellas, y tan pronto lo hizo mis dedos se enredaron en su cabello dando suaves caricias. — ¿Te gusta?
   — Mh-hm... — asintió y se quedó en silencio unos segundos. — ¿Puedo darte mimos, noona?
   — Oh, pero si hace un segundo querías que te diera mimos.
   — Si, pero cambié de opinión, quiero darte mimos noona, nunca te he dado mimos.
   — Ok, ok, adelante.
   Sonrió y se levantó para sentarse en mis piernas, acercando mi cabeza a su pecho, y pude escuchar su corazón latiendo velozmente. Soltó una pequeña risa nerviosa antes de empezar a acariciar mi cabello, sus dedos estaban tibios y sus caricias eran delicadas, no pude evitar cerrar mis ojos y dejar caer mi rostro en su pecho por completo.
   — ¿Te gusta, noona?
   — Si Gukkie. — puse mis brazos alrededor de su cintura, casi podría quedarme dormida allí mismo.
   — Eso me hace muy feliz.
   Sus manos bajaron a mis mejillas, haciendo que ardieran en seguida al roce de su tacto, pero no me incomodaba en absoluto, es más, me sentía segura a su lado, me relajaba y me olvidaba de todas mis preocupaciones, me sentía levitar.
   Ambos disfrutabamos de la compañía del otro, aun sabiendo que no duraría para siempre, como pasa con todo lo que amamos.
   — Noona... ¿Me ama?
   — Claro Gukkie, eres mi pequeño amiguito, eres muy importante para mí. — una vez dicho eso se acercó peligrosamente a mí. — Uhm, Gukkie?
   Y sus manos tomaron con firmeza mi rostro, levantándolo en su dirección, y sus labios besaron los mios con tanta ternura.
   Y yo le seguí el beso.
   Un corto momento de atrevimiento que duró no más de unos segundos antes de que Gukkie se apartara, y me mirara a los ojos con un rubor potente en sus mejillas, y sus ojos redondos, brillando con intensidad.
   — Esto es lo que he querido hacer desde hace mucho tiempo, noona.
   Yo lo miré en silencio, y él me miraba a mí, seguramente esperando una respuesta.
   — ¿Qué hay de tí, noona?¿Sientes lo mismo por mí?¿Sientes... amor?
   Yo me quedé mirándolo en silencio, ¿qué podía decirle? Lo que más temía que pasara, estaba pasando justo ahora.
   Los ojos de Gukkie se entristecieron y miró hacia abajo, mi silencio le estaba dando una respuesta no muy satisfactoria, y yo estaba consciente de ello.
   — Yo... Lo siento noona, no debí haberla besado tan de pronto. — hacía un esfuerzo para que su voz no se quebrara, pero sus ojos ya estaban llenos de lágrimas.
   — Gukkie, es que no lo entiendes, no quiero enamorarme de tí porque no sé si el día de mañana vas a estar a mi lado.
   — Claro que lo entiendo, noona, pero sea un conejo o sea humano, el amor que siento por tí no va a desaparecer. — Gukkie sonrió iluminando su carita empapada en lágrimas.
   Sonreí mientras sentía como mis ojos empezaban a escocer, era realmente difícil describir como me sentía, pero una cosa era segura, yo amaba a Gukkie, él se merecía todo el amor que yo pudiese darle y más.
   — Eres el mejor, Gukkie.

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Continue...

Un deseo para Gukkie | J.Jk  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora