06

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   Al día siguiente Gukkie me despertó con unos toques en mi mejilla, seguidos de su dulce risa.
   — Buenos días, noona. — dijo sonriendo, recostado a mi lado.
   — Buenos días, Gukkie. — respondí, admirando la hermosa vista que tenía de su rostro sonriente.
   — ¿Aún tiene sueño? — dijo levantándose y sentándose junto a mí.
   — Jaja, si, más o menos... ¿Y tú desde hace cuánto tiempo estás despierto?
   — Desde hace muuucho tiempo. — dijo alargando la palabra. — Noona frunce el ceño cuando duerme, jejeje...
   Le tiré una almohada a la cabeza, a lo cuál se rió tirándose nuevamente a la cama. Yo me reí también, esa mañana comenzó mejor de lo que esperaba.
   — ¿Cómo te sientes hoy? — pregunté haciendo alusión al problema del día anterior.
   Sus mejillas se sonrojaron levemente, pero aún así no dejó de sonreír. Sabía que esa pregunta podría desatar una incomodidad que quizá Gukkie estaba tratando de evitar, pero necesitaba tomar precauciones ese día.
   — Creo que estoy mejor... — dijo, agachándose. — Lamento haber causado problemas.
   — Hey, está bien. — tomé sus manos y acaricié sus nudillos. — No es tu culpa, sólo es tu naturaleza.
   — ¿Aún me quiere, Noona?
   — Claro que si. — revolví su blanco cabello.
   Me estiré para tomar mi celular y ver la hora, eran aproximadamente las 9:30 a.m. Gukkie me abrazó por detrás y se acurrucó, no era para menos, pues hacía mucho frío.
   — Me gustaría quedarme así para siempre, con usted noona.
   — ¿A sí? ¿Porqué? — pregunté.
   — Es muy cómodo. — dijo suspirando.
   Me salió una pequeña carcajada, este chico era todo un bebé, y eso me parecía algo muy tierno.

   — Hoy vamos a ir de compras. — dije.
   — ¿Compras?¿Comprar qué? — preguntó Gukkie.
   — Ropa para ti, no sabemos cuánto tiempo vas a estar así, o si es que te vas a quedar así, pero mientras descubrimos cómo volverte a la normalidad necesitarás algunas cosas. Además, no puedes seguir usando mi ropa, no es como que tenga mucha.
 

Uh... Bueno... — dijo Gukkie algo inseguro.
   Hacía mucho frío, pero eso no evitó que me levantara. Tomé mi sueter de lana y fui a buscar algo de mi ropa para Gukkie.
   — Ten, — dije poniéndola junto a él. — Vístete, yo iré a vestirme al baño.
   Salí de ahí con mi ropa y me fui al baño, no había pensado lo que había dicho. ¿Realmente quería que Gukkie volviera ser un conejo? No lo tenía claro en realidad.
   Luego de vestirme aproveché para lavar mis dientes, y en seguida llegó Gukkie a tocar la puerta.
   — Noona, ya estoy vestido. — abrí la puerta y...
   — ¡Jajaja! Ay Gukkie, pusiste tus pantalones al revés.

...

   — Bien Gukkie, dame la mano, — dije al momento en que llegamos a la primera tienda repleta de personas. — No te separes.
   Gukkie asintió apretando levemente mi mano, y entramos.
   — Pues bien, lo primero en la lista es... Camisetas, vamos por aquí Gukkie. — avancé sujetando su mano y jalándola conmigo. — ¿Quieres elegir tú o lo hago yo?
   — No lo sé, mejor hazlo tú noona... — murmuró mientras miraba a las personas a nuestro alrededor.
   — Uh, bien. — tomé una camiseta negra y buscamos los probadores.
   Convencí a Gukkie de entrar sólo mientras le indicaba del otro lado de la puerta cómo ponerse la camiseta.
   — ¿Ves ese trozo cuadrado de tela en el orificio donde te dije que va tu cabeza? Eso va hacia atrás.
   — Ok, creo que ya está noona. — Gukkie salió para mostrarme qué tal. — ¿Está bien?
   — Si, te queda muy bien. — y era cierto. El contraste que hacía su cabello y su piel con el color negro era hermoso.
   — Creo que está bien. — dijo mirándose al espejo mientras mostraba una pequeña sonrisa.
   — Bien, podríamos llevar 5 para empezar, ¿Quieres una diferente o...?
   — ¡Todas iguales! — exclamó sonriendo aún más.
   Se metió para cambiarse nuevamente, al momento en que salió fuimos a buscar otras cuatro de la misma talla.
   — ¿Estás seguro de que quieres que sean todas iguales? — pregunté antes de que se arrepintiera.
   — Sip, no creo que importe, ¿verdad?
   — Pues-...
   — Oye tú. — una voz familiar resonó detrás de mí.
   Volteé rápido, era el chico de la tienda de juguetes sexuales, sonreía ampliamente y llevaba en sus manos una bolsa de compras.
   — ¿Tú?
   — Jajaja si, ¿te acuerdas de mí?
   — Si, tu eres el de la tienda, ¿verdad? Ki... ¿Kimin?
   — Jimin. — me corrigió, sin dejar de sonreír.
   — Jaja, claro, lo siento, soy Sun Hye. — dije extendiendo mi mano en su dirección.
   — Un placer. — respondió Jimin estrechando mi mano. — Y el es...
   En ese momento recordé que Gukkie andaba conmigo. Cuando lo miré estaba con el ceño fruncido y los brazos cruzados. Mi sonrisa desapareció y sólo se me vino a la cabeza la escena de Gukkie rasguñando a Nayeon, y supe que tenía que terminar la conversación con Jimin lo más rápido posible.
   — Oh, é-él es Jungkook, es...
   — ¡Oh! Él es para quien necesitabas lo del otro día, ¿verdad?
   — ¿Le dijo eso noona? — susurró Gukkie detrás de mí.
   — N-no, sólo-...
   — Jaja, no hay nada de malo en eso, — dijo Jimin. — Supongo que eres del tipo que les gusta el Mommy Kink.
   — ... ¿El que...? ¡Ah! Si, si claro, me encanta. — exclamé sin siquiera saber qué rayos era.
   — Ya veo, ¿y no te interesaría tener otro baby boy? — Jimin sonrió ladeando su cabeza.
   — ¿Disculpa?
   — Jajaja, sólo bromeo. — dijo partiéndose de la risa.
   — Uh, jeje... Si, bueno, ya me tengo que ir, un gusto.
   — Bien, nos vemos. — dijo para luego guiñar un ojo e irse.
   Pasaron unos segundos para que reaccionara y saliera de mi confusión, me di la vuelta buscando a Gukkie, pero ya no estaba.
   — ¡Agh, mierda, lo que me faltaba! — exclamé jalando mis cabellos. El tal Jimin sólo apareció para arruinar todo, y se retiró.
   Lo busqué por toda la tienda mientras estrujaba las camisetas entre mis manos, y lo vi sentado al lado de la entrada, junto a la vitrina.
   Respiré profundo y me fui a pagar la ropa, tratando de no quitarle la vista de encima de nuevo. Caminé hacia él con las compras en la mano y le toqué el brazo suavemente el cual apartó, se levantó y tomó mi manga mirando hacia abajo, yo empecé a caminar un poco incómoda, nos subimos al auto y partimos a casa, no compramos nada más que 5 camisetas, y ni siquiera habíamos desayunado.

...

   En todo el camino no hubo palabra alguna, no fue hasta que estuvimos en casa que Gukkie me soltó y corrió a la habitación sorbiendo su naríz, e ignorando mi presencia por completo.
   — Gukkie, espera. — dije mientras tiraba la bolsa con las camisetas al sofá, corrí tras él pero no me prestó atención.
   Cerró la puerta de la habitación, pero como no sabía poner el cerrojo pude abrirla de todas maneras. Al entrar lo vi acostado en mi cama, sollozando mientras abrazaba la almohada, me senté junto a él y le acaricié su espalda. Se negó al principio, pero pronto cedió a mis caricias, aún llorando y rehusándose a mirarme.
   — Hey Gukkie, no llores pequeño.
   — ¿Quién era él? — me dijo, aún sin mirarme.
   — Gukkie, él trabaja en la tienda en la que conseguí tu juguete.
   — ¿Me vas a cambiar por él? Dijiste que no me ibas a abandonar. — habló rápido, está vez volteándose hacia mí.
   Sus ojos estaban muy rojitos y húmedos, y su labio bajo temblaba haciendo un tierno puchero. Pasé mi pulgar por su rostro mientras le sonreía.
   — No seas tontito, él y yo no tenemos relación alguna. — lo abracé con fuerza, dejando que se desahogara en mi hombro. — En este momento, tú eres mi prioridad, no te voy a abandonar.
   Correspondió a mi abrazo luego de decir eso, y sollozó un rato en mi hombro mientras lo balanceaba de un lado a otro. Cuando por fin se calmó limpié su rostro con un pañuelo y besé su frente.
   — ¿Te sientes mejor? — aparté unos mechones de cabello de su rostro. Él asintió.
   Me acomodé y lo abracé por la espalda, besé su cuello suavemente.
   — Iremos a comprar lo que falta en otra ocasión, ¿vale?
   — ¿¡Falta más ropa!? — exclamó abriendo sus ojos exageradamente, esta vez volteando a verme.
   — Jajaja claro, no puedes ponerte sólo camisetas, necesitas pantalones, zapatos que no sean mis sandalias, y sobre todo, necesitas algo de ropa interior. — Gukkie arrugó su naríz a la vez que frunció su ceño. Yo me reí un poco, y luego silencio.
   — Bien, voy a preparar algo de comer, necesitas desayunar. — le dije sonriendo, a lo que él me devolvió la sonrisa.
   Me fui a la cocina, en el reloj que estaba en la sala, junto a la TV, eran cerca de las 12:00 y algo, y nosotros recién íbamos a desayunar. Puse a hervir algo de agua y algo de pan en el tostador.
   Volví a la sala y contemplé el desorden de mi casa por un par de minutos, suspiré un poco cansada, y mis ojos fueron directo a una bolsa en el sofá, las camisetas de Gukkie. En seguida escuché el tostador anunciando que las tostadas estaban listas y corrí a la cocina, al mismo tiempo que gritaba.
   — ¡Gukkie! ¿Podrías guardar tus camisetas por mí? — pero no recibí respuesta. — ¡Gukkie!... ¿Gukkie?
   No respondió, tomé la bolsa yo misma y fui a la habitación, y cuando pasé frente al baño escuché unos sonidos.
   — Mgh... N-noona...
   Inicialmente, al percatarme de todo me sorprendí, luego sonreí un poco.
   — Lo ha entendido. — dije para mí.
   Tiré la bolsa a mi cama y volví a la cocina como si nada.

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Cuntinue...

Un deseo para Gukkie | J.Jk  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora