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   — ¿Qué?... — fruncí el ceño confundida, no lo entendía aún.
   — ¿Tiene mucho sentido, no? — dijo Nayeon. — Piénsalo, si bien no era un conejo adulto todavía, es posible que le haya llegado su período de celo.
   — ¿Y entonces qué hago? — puesto que Gukkie me demostró que no puede controlar sus impulsos, mi preocupación se convirtió en temor.
   Ya no era un conejo, no podía controlarlo tan fácilmente.
   — En realidad, no lo sé... — Nayeon se sentó rascando su mentón. — Podrías... Este... No lo sé, jeje... — bufé, frustrada de no tener una solución. — Pero, ¿qué importa?
   — Importa demaciado, hace un rato por poco me viola, tuve que dejarlo encerrado en la habitación hasta que llegaras. ¿Eso no importa? — hice una pausa mirando hacia el pasillo en donde está la habitación. — Él no puede controlarse, ya me lo dejó muy claro...
   — Jaja... Sun Hye, tranquila, sólo debes mantenerlo a raya, o puedes comprarle algo para que se entretenga... — Nayeon hizo unos movimientos con su mano de arriba a abajo, entendí al instante, estaba a punto de golpearla, pero de hecho era una buena idea.
   — Bien... V-voy a ver si encuentro algo que le sirva...
   — Jeje... Te sonrojaste.
   — No lo hice.
   — Si lo hiciste.
   — Cállate. — dije mostrándole la lengua.
   — Bien. — dijo Nayeon sonriendo.
   — ... Oye, ¿te importaría ir a comprar eso tú?... — le dije a Nayeon.
   — ¿¡Qué!? ¡No! — Nayeon se negó rotundamente.
   — Pero no puedo dejar a Gukkie sólo. — dije casi suplicando por que fuera ella.
   — Yo puedo cuidarlo.
   — ¿Y si intenta hacerte algo?
   — No te preocupes, no pasará nada, tu sólo ve.
   — Ash... Bien, no tardo, pero si pasa algo me llamas, ¿ok?
   — Si, tranquila.
   Luego de la conversación tomé mis llaves y algo de dinero y salí a buscar un lugar en el que vendieran lo que Gukkie necesitaba.

···

   Me encontraba en el centro de la ciudad, por fin había encontrado una tienda, desde afuera podía ver algunas cosas, entre eso vibradores, esposas, y un extraño tipo de arneces. Mis manos comenzaron a sudar, no creí que fuera tan vergonzoso...
   Al entrar habían muchas otras cosas de las cuales no sé el nombre. Un chico atendía la tienda, era pequeño y tenía las mejillas regordetas, estaba en la caja registradora, me acerqué restregando mis manos una contra otra, el chico notó mi presencia y me sonrió.
   — Hola, mi nombre es Jimin. — dijo. — ¿Te puedo ayudar en algo?
   — Huh... S-si, necesito un... Un juguete para hombre. — Pude notar que me sonrojé, así que bajé la cabeza. El chico se rió de mi nerviosismo.
   — ¡Jajaja!... Tranquila, ven yo te enseño que tenemos. — caminó hasta uno de los pasillos de la tienda mientras yo lo seguía, en el camino pude ver un montón de cosas extrañas, entre eso un tentáculo enorme colgado del techo, supuse que la gente tenía fetiches muy extraños...
   — Bien, tenemos muñecas inflables, vaginas, vibradores para la próstata, anillos... ¿Qué te gustaría en especial?
   — No lo sé... — dije algo frustrada. — ¿Qué usarías tú?
   El chico se sorprendió por la pregunta, y al ver su expresión me arrepentí al instante, pero luego volvió a sonreír.
   — Pues, yo usaría éste. — de una de las repisas sacó algo que parecía ser un tubo cerrado por un lado y con un orifio en el otro, era blanco y sin esquinas. — Esto es un fleshlight, ten.
   Lo tomé con cuidado y lo apreté un poco, era de goma y muy suave.
   — Es muy fácil de usar, tiene texturas dentro y viene con un lubricante sabor cereza.
   — Amm... ¿Y cuánto cuesta?
   — $6.99
   — ... Bien, lo llevo.
   — Jaja, excelente, ven. — dijo dirigiéndose a la caja nuevamente.
   Mientras pagaba pensaba en lo que tenía que hacer por Gukkie, y en que pudo ser más sencillo si Gukkie hubiera sido un pez. De pronto el chico extendió una bolsa hacia mí.
   — Gracias. — dije sonriéndole y tomando la bolsa.
   — Jaja... Gracias a ti. — dijo devolviéndome la sonrisa.
   Y salí de ahí, con el regalito de Gukkie.

Un deseo para Gukkie | J.Jk  [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora