Culpa

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Me sentía desesperada no habían pasado ni 30min desde que me había llamado el Sr. Ferriz, quería plasmar todos los sentimientos que tenía en este momento en mi diario, pero estaba lejos de casa y creo que dentro de poco ni siquiera tendría ganas de tomar el lápiz. Aún estaba afuera de la cafetería esperando al Sr. Ferriz, por mi mente pensaba que ya habían pasado horas y me asustaba que el Sr. Ferriz no llegará, sin darme cuenta él ya había llegado, se bajó del carro y se acercó a mí para saludarme él me dio un abrazo aquel abrazo me hizo pensar en mi padre, podía sentir todo su lado paternal en aquel brazo luego de unos segundos él se separó de mí y me miró con una sonrisa.

-Gracias por venir, Sr. Ferriz. Me ponía ansiosa no saber nada de Jane, sólo quiero verla y saber cómo está -

-Lamentamos haber estado tan ausentes, pero hemos dedicado todo nuestro tiempo a cuidar de Jane, no hemos quitado la vista sobre ella. -

Él me dio media sonrisa, se acercó al auto y me abrió la puerta dijo que lo mejor es que nos fuéramos al hospital. En el camino no hablamos mucho,el Sr.Ferriz se dedicó más que todo a conducir y yo trataba de pensar que todo iba a salir bien; cuando llegamos el Sr. Ferriz me dijo que me llevaría a donde estaba Jane, el hospital era grande y habían varias personas en la sala de espera algunas hasta se habían quedado dormidas, caminamos por el pasillo principal hasta poder llegar al elevador donde subimos un par de pisos para poder llegar al cuarto donde estaba mi querida Jane. Nos bajamos del elevador y el Sr. Ferriz camino hasta una puerta donde se quedó quieto por un momento y luego soltó un poco de aire, al entrar logre ver a Jane en una camilla, ella estaba dormida y tenía varias cosas conectadas, mi corazón se partía en miles de pedazos con sólo verla; justo al lado de Jane estaba la Sra. Ferriz sentada tomando su mano y mirando a su hija con los ojos algo rojos, el Sr. Ferriz llamó delicadamente a su esposa para lo mirará ella lo miró y luego miró que yo también estaba en la habitación me dio una sonrisa algo forzada...

-Cariño, necesitas comer algo. Por favor... -

-No quiero dejar a Jane sola, no quiero que despierte sin nadie a su lado -

-No va estar sola. Zoé se quedará con ella, se va a quedar en buenas manos -

La Sra. Ferriz lo dudó un momento, pero al final le dio un beso en frente a su hija y se levantó de la silla para poder caminar hasta donde estaba su esposo. Ella me dijo que se alegraba de verme y que por favor les avisará si Jane despertaba, asentí y luego los dos se marcharon de la habitación miré a Jane, tan frágil, tan sin llena de vida no parecía ella; me acerqué a ella y me senté en la silla donde antes estaba la Sra.Ferriz tome la mano de Jane y la acariciaba con mi dedo.

-Oh, Jane, ojalá pudiera hacer algo por ti, pero creo que sólo te estorbo... -

-Zoé, no... -

Jane había dicho aquello, pero cuando la miré ella seguía dormida quizá ella estaba balbuceando algunas cosas. Jane se veía pálida y su rostro me daba la impresión de estuviera sufriendo, me estaba asustando un poco, pero no quería forzarla despertar así que para tranquilizarla un poco saque mi teléfono y busque la aplicación que tenía de un piano. El sonido que salía de mi teléfono era normal, no sonaba tan mágico como sí realmente estuviera tocando el instrumento; el ambiente de la habitación estaba tranquilo, se sentía menos tenso que cuando entré. Mire a Jane, ella tenía un mejor aspecto que antes, pero noté que de sus ojos habían caídos unas cuántas lágrimas; me acerqué a su rostro y le di un beso en la mejilla mientras en un susurró le dije "Lo siento...",  tomé la mano de Jane y la miré, ella se veía tan tranquila y a la vez parecía que la estaba pasando realmente mal, sin darme cuenta yo también empecé a soltar lágrimas, pero las limpié rápidamente para que nadie logrará percibir que estaba llorando. El tiempo pasaba y lo único que hacía era observar a Jane y hablarle un poco sobre lo que había estado pasando, pero realmente quería reservarme todo para cuando ella despertada, así podría mirar su expresión al contarle todas estas cosas...

El silencio del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora