¿Malas Noticias?

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Estos últimos días de habían sentido horribles, noches llenas de insomnio, llenas de ansiedad, llenas de melancolía; sentía que volvía al pasado, que revivía los días después de la muerte de mamá. Está mañana me sentía bien, no me sentía estupenda, pero al menos vería a la chica que me llena de felicidad.

-Zoé, ¿cómo te sientes hoy? -

-Creo que estoy bien, hoy podré ver a Jane, ella me tiene preocupada -

-Veo que la idea de ver a Jane te llena de felicidad -

-Sí, la quiero mucho -

Papá me dio una sonrisa y me dio una pequeña caricia en la cabeza; él había estado más pendiente de mí, le conté que volví a tocar el piano gracias al apoyo de Jane, él al escuchar tal noticia lo hizo muy feliz, podría decir que casi llora; Papá me pidió tocar un par de canciones para él, fue un momento muy hermoso ya que el me contó que le traía recuerdos de mi madre el escucharme tocar, cada vez que él vuelve del trabajo tocamos unas cuántas canciones, él es feliz y yo también lo soy.

Luego de que Papá de fuera de casa tome la decisión de ir a la Jane, sabía que era algo temprano para ir, pero tenía ganas de estar lo antes posible en aquella para poder ver a la chica que más anhelaba mi corazón. Me puse en marcha a casa de Jane mi corazón latía rápidamente, me sentía ansiosa por verla, mi paso se volvió apresurado quería llegar lo antes posible. Antes de llamar a la puerta tome un poco de aire, un par de golpes a la puerta y unos cuántos segundos para que alguien me abriera la puerta.

-Zoé, es bueno verte de nuevo -

-Sr. Ferriz me alegro de verlo. Hace mucho que no nos vemos -

El  Sr.Ferriz me dio una sonrisa y también me acarició la cabeza, me invitó a pasar y me preguntó sí quería tomar algo. Los dos fuimos a la cocina, me dio un poco de jugo mientras que él se servía algo de vino.

-¿Cómo has estado, Zoé? -

-Preocupada, no he sabido nada de ustedes por un tiempo. Me tenían preocupada, señor. -

-Han sido días difíciles. Jane no ha estado bien, hemos pasado un tiempo en el hospital, está muy débil, ya no parece la misma de antes... -

El Sr. Ferriz soltó un suspiró y luego posó su mirada en mí, su mirada tenía un aura de melancolía nunca pensé en ver al Sr. Ferriz de esa manera, él sólo agarró su copa y de un sólo trago se bebió lo que tenía para luego servirse un poco más.

-Mi querida Helena, ella ha estado muy triste y preocupada. ¿Qué clase de padre no lo estaría? Helena teme lo peor, por mi parte trató de ser fuerte y ver el lado positivo, pero es complicado -

Él me miraba triste. Pensé que rompería en llanto, pero él sólo tomó aire y se bebió el vino que tenía en su copa, me miró con una sonrisa algo forzada y se acercó a mí, me acarició la cabeza y me miró un momento. Me sentí triste en ese momento, sentía que él necesitaba un abrazo y eso fue lo que hice; le di un gran abrazo, creo que lo tomé algo desprevenido, pero no sé negó al abrazo.

-Cariño, Jane se a dormido -

La Sra.Ferriz había aparecido, él Sr.Ferriz se despegó de mí y me dio una sonrisa antes de acercarse a su esposa para darle un beso y un abrazo también. Ella le sonrió y se acercó a mí para también darme un rápido abrazo.

-Zoé, me alegro de verte. Ha pasado tiempo desde que te vi, lamentó decirte que Jane se acaba de dormir, ella ha estado pasando mala noche -

La Sra.Ferriz me miró y me dio una sonrisa, el ambiente estaba algo tenso, sentía que no era el mejor momento y qué tal vez era mejor irme a casa. Antes de que pudiera decir que era mejor que me fuera la Sra.Ferriz me preguntó que sí quería hornear algo con ella, ella quería despejar la mente y yo con mucho gustó la ayudaría. El Sr.Ferriz dijo que iría a trabajar un poco en su estudio así que nos dejo a nosotras en la cocina, la Sra.Ferriz me contó que desde que probó aquel "Pie de Manzana" que había hecho se quedó fascinada y quería probar otras cosas hechas por mí. Pasamos un rato horneando unas galletas, ella se veía feliz, pero siempre pude sentir que estaba preocupada; la situación estaba algo tensa, pero podría decir que yo estaba en el medio de todo como decir que yo tenía sujetado los dos extremos de una cuerda, tirando con todas mis fuerzas para que nada se desplomará, pero no soy tan fuerte como para aguantar mucho tiempo.

El silencio del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora