Hyunjin se encontraba sentado en el pequeño sofá de la sala, en sus brazos estaba su hermanito de dos años jugando con un peluche de osito que tío Hae le había regalado para navidad. Era sábado, por lo que Hyunjin se dedicaba a solo flojear cuando no tenía clases y sin nada más que hacer en ese pequeño departamento donde vivían, jugar con su hermanito parecía el mejor panorama para pasar el rato.
Vió la hora en el reloj de la pared; las tres con cuarenta marcaba y tenía hambre puesto que a esas horas aún no almorzaban, miró hacía atrás donde estaba la cocina y una pequeña mesa simulando el comedor y ahí estaba Sungmin. El pelinegro se encontraba con un montón de hojas regadas encima de la mesa, tenía un lápiz en su mano y de vez en cuando anotaba algo en una libreta a su lado, Hyunjin escuchaba cada suspiro de frustración de su papá y su expresión facial preocupada hacía que el menor se asustara.
Algo andaba mal, dijo para sí mismo. Dejando al pequeño Jisung en el suelo se dirigió hacía él y tomó asiento en la silla frente al pelinegro.
—¿Papá?— Lo llamó suavemente, pero Sungmin ni siquiera se inmutó. Estaba muy concertando en los papeles frente a él.
—¡Papá! — Llamó por segunda vez Hyunjin, llamando al fin su atención.
—¿Eh? ¿Qué pasa, cielo?— dijo fingiendo una sonrisa que su hijo supo decifrar perfectamente, Sungmin era muy malo ocultando sus emociones, era tan honesto que ello lo llevaba a que los demás se aprovecharan de él.
—¿Estás bien? Te noto preocupado, papi— Dijo suavemente, esperando que Sungmin fuese honesto con él. A pesar de tener diez años, Hyunjin se daba cuenta de las cosas a su alrededor.
—No es nada, cariño. ¿Por qué no sigues jugando con Jisung?—.
—Vamos, papá. Confía en mí, soy un niño aún pero no soy tonto y sé que algo anda mal. Confía en mí, por favor.— Insistió el pequeño, acercándose a Sungmin. El pelinegro sonrió orgulloso de su hijo, sabiendo la dura vida que les había dado, su hijo era un niño muy fuerte.
Suspiró frustado, realmente necesitaba un apoyo y su hijo se lo estaba brindando sinceramente. Lo abrazó fuertemente y besó su mejilla con cariño, lo observó por unos segundos y no pudo evitar pensar en lo mucho que su hijo se parecía a su padre, a Cho Kyuhyun. Incluso su carácter era muy parecido al de él; fuerte, decidido, calmado en cualquier situación, alguien confiable sin duda.
—Está bien, hijito— Suspiró resignado, sabiendo que no podría ocultarle nada a él.
—Tenemos problemas de dinero— soltó sinceramente. —Aún no he podido conseguir trabajo, y los ahorros que tenía se estan acabando.Hyunjin miró a Sungmin, una expresion de tristeza en su rostro y pensó en lo que siempre dice la gente "el dinero no hace la felicidad" claro que no, "pero sin duda, la financia" completó mentalmente, viendo a su papá sufrir por algo tan vano como el dinero pero sabiendo la importancia que éste tiene para vivir.
—Tranquilo, papi, saldremos de esto, encontrarás trabajo pronto. Si quieres yo puedo cuidar de Jisung no te preocupes por eso ¿sí?— Apoyó, sabiendo que no podía ayudar mucho a su papá en ese sentido pero que podía quitarle alguna responsabilidad, aunque sea cuidando a su hermanito.
Sungmin fijó la vista a los papeles que tenía esparcidos por la mesa, muchas cuentas que pagar y suspiró. Miró a la sala donde Jisung aún jugaba ajeno a todos los problemas, luego miró al pequeño a su lado, sonrió agradecido de los hijos que tenía y sin duda jamás se arrepentía de tenerlos. Suspiró por milésima vez y se prometió nuevamente en salir adelante por sus hijos, por él y por volver a tener sueños y esperanzas en salir adelante.
¿Cómo lo haría? Sungmin aún no lo tenía claro.
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Lazos Rotos ~ KyuMin
Fanfic-Me abandonaste cuando más te necesite. El castaño bajo la mirada avergonzado ante sus palabras. Nada podía refutar cuando él tenía toda la razón. Levantó la mirada a su rostro lleno de lágrimas sintiendo cómo su corazón se rompía en mil pedazos an...