Bajo el agua

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Narra Yuuichirou:

El sonido del agua resuena al chocar con las paredes de la piscina de manera violenta. Las ondas que se generan crecen cada vez más, por todo el movimiento que mi querido esposo y yo realizamos al unir nuestros cuerpos por enésima vez durante nuestra noche de bodas.

La temperatura baja del agua contrasta contra el calor de nuestros cuerpos, dándole un toque más delicioso y erótico a la situación. El líquido azul de la alberca abraza cada parte de mi ser, refrescándome y brindándome de la energía necesaria para poder continuar con mi trabajo.

– Yuu-chan –lo escucho jadear mi nombre a la vez que mis labios se pegan a su pecho desnudo, comenzando a descender con una lentitud tortuosa, que me permite disfrutar del sabor de su piel.

Continúo descendiendo hasta llegar a su entrepierna, donde con toda la intención desciendo más, ignorando su hombría para besarle las piernas un par de veces, antes de salir a retomar el oxígeno que mis pulmones comenzaban a suplicar.

– Te dije que un hotel con piscina era una buena idea –digo guiñándole el ojo de manera traviesa, a lo que le escucho carcajear ante mi atrevimiento.

– En ningún momento estuve en desacuerdo –responde encogiéndose de hombros, acariciando mi cabellera negra y enredando sus dedos entre ella, de una manera que tan solo logra elevar aún más la temperatura de mi ser.

– De todos modos, déjame mostrarte más de porqué es una buena idea –propongo con voz sensual, tomando una gran bocanada de aire, antes de volver a sumergirme y volver a besar y lamer su cuerpo desnudo.

Mis labios vuelven a donde su sexo y aún bajo el agua puedo distinguir el líquido pre-seminal que es expulsado, debido a toda la excitación que nos envuelve.

Nuevamente salgo para "retomar un poco de oxígeno", pero en realidad, me elevo para pedir permiso para realizar una idea un poco indecorosa que cruza por mi mente de manera descarada. Él lo entiende, aún sin que yo haya pronunciado palabra, Mika ya es conocedor de mis intenciones y una sonrisa se imprime en mis labios al sentir el modo tan dulce en que me besa la coronilla dándome permiso de introducir a mi boca su miembro ya erecto, que se muestra ansioso por lo que está por ocurrir.

– De acuerdo –contesto con una suave risilla cantarina, para enseguida sumergirme y comenzar con mi actividad.

El estar rodeados de agua complica un poco las cosas, pues al introducir el pene en mi boca, también siento una gran cantidad de líquido golpear contra mi garganta, pero no le doy ni la más mínima importancia. Tan solo quiero disfrutar de dar una buena mamada a mi esposo, que enreda sus dedos entre mis cabellos con fuerza, dejándome saber cuánto está gozando de mi habilidad con la lengua.

Mentalmente agradezco a Shinya por llevarme a clases de natación desde niño, por lo que ahora puedo tener un gran aguante bajo el agua, sin tener esa molesta presión en el pecho que me suplica subir a retomar oxígeno; mas cuando lo hago, después de un rato de actividad, Mika me impide volver abajo, tomándome del rostro con fuerza y besándome de una manera que me hace perder la cabeza.

– M-Mika... –jadeo una vez nos hemos separado. Es increíble que pueda contener la respiración tanto tiempo bajo el agua, pero que un solo beso de este hombre me deje sin aliento.

– Es suficiente –dice, con voz grave; resultado de la excitación.

El modo en que sus ojos azules se han oscurecido me hace temblar y desear que me tome cuanto antes, por lo que acudo a aquella mirada que sé tanto logra prenderle.

– Oh, Yuu-chan –gruñe, con una sonrisa de lado, pero que no es resultado de diversión o alegría pura, es una mueca que desvela todos sus deseos más oscuros– mañana apenas si te podrás levantar –ladra antes de comenzar a besarme de manera brusca, antes de comenzar a descender por mi cuello y clavículas, dando fuertes mordidas que me roban sonoros gemidos.

Un leve grito escapa de entre mis labios al sentir cómo dos de sus dedos ingresan en mi interior en un segundo, comenzando con movimientos de tijeras, que expanden mi entrada con rudeza, para permitir que luego de un par de segundos un tercer dedo entre y los movimientos circulares den inicio.

– Ah... Mika –gimoteo aferrándome a su espalda con mis brazos y a su cadera con mis piernas– no, no tan fuerte... –pido haciendo referencia al modo en que sus dedos tratan de expandir mi interior.

– Yuu-chan, tú fuiste el que pidió esto –le escucho gruñir, a la vez que el sonido del agua chocando con nuestros cuerpos se hace más frecuente– al menos deberías resistir esto –ordena, mirándome con el ceño fruncido, comenzando a meter y sacar con gran velocidad sus dedos, hasta tocar mi punto.

– ¡AH! –mi voz suena demasiado alta, por lo que debo morder mi labio inferior, tratando de callar los gritos y gemidos que ruegan ser escuchados por todas las personas del hotel– M-Mika, si, si sigues así... –trato de hablar, siendo consciente de cómo comienzo a perder la cordura– alg-alguien nos escuchará... ¡Ahm!

Sus dedos abandonan mi interior y por instinto mis caderas descienden, buscando más de aquellos movimientos que tanto placer me causaban. Sé que lo que digo y hago es contradictorio, pero no puedo evitarlo, debo pensar en las consecuencias de nuestros actos, mas también necesito más de esa poderosa electricidad que me recorre cuando Mikaela se encuentra en mi interior.

– Asegúrate de que lo hagan entonces –susurra en mi oreja antes de entrar en mí de una sola estocada, haciendo que grite con fuerza, al sentir la punta de su miembro golpear mi punto con tal ahínco–. Uhh, estás muy apretado, Yuu-chan –jadea, iniciando a salir con lentamente, para volver a entrar de golpe.

– ¡Mika, Mika, Mika! –gimoteo su nombre, sabiendo que debo pedirle que vaya más despacio, pero mi mente está tan nublada de deseo y mis labios lo único que pueden pronunciar es su nombre.

El chapoteo del agua tan solo le da un toque más erótico a la situación, recordándome el lugar en el que nos encontramos. A alberca de un hotel. Seguro que, si alguien nos escucha, vendrá a revisar enseguida y nos encontrará en pleno acto.

La adrenalina incrementa su flujo en mi sangre y siento que todos mis sentidos se triplican, permitiéndome estar más alerta ante lo que sucede, pero ahora tan solo puedo concentrarme en sentir mejor el modo en que el miembro de mi esposo se entierra en mi interior, quién lo recibe gustoso apresándole, suplicando porque se mantenga dentro.

– Yuu-chan, estás tan cálido ahí dentro –le escucho gruñir, a la vez que siento cómo lame el lóbulo de mi oreja, haciéndome estremecer– estoy en mi límite...

Asiento apresurado, tratando de comunicarle que estoy igual que él, pues siento que he perdido la capacidad del habla y que por mis labios tan solo cruzarán sonidos guturales, en los que se denota todo el placer que estoy sintiendo.

Siento sus manos apretando mi trasero, a la vez que arremete aún más fuerza contra mi ser.

El brillo de las estrellas me nubla la vista y siento que he llegado al mismo cielo en un par de segundos.

El sentido de la realidad se esfuma de mi ser por completo y dejo de pensar en el lugar donde nos encontramos haciendo el amor.

Aún puedo escuchar al agua chocar con las paredes de la piscina, a la vez que se pega a todo mi cuerpo, pero ¿a quién le importa? En este momento tan solo puedo pensar en las perfectas caricias de Mikaela y en cómo la corriente eléctrica se vuelve más intensa y los temblores toman el control de mis extremidades.

– Mika, Mika, me, me, me vengo... –aviso en tartamudeos, aferrándome aún más contra él.

– Y yo... –responde, sin detener el movimiento de sus caderas.

Los chapoteos incrementan y llego al orgasmo en menos de un minuto, de manera copiosa, echando mi cabeza hacia atrás, disfrutando de la sensación que me embriaga por completo, llevando a que me aferre a cuerpo de mi rubio, quien se corre segundos después de mí, golpeando mi interior con fuerza por última vez.

A ƒ r σ ∂ ι ѕ ι α c σ  「30 Díαѕ мιĸαуυυ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora