Felación

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Narra Mikaela:

Un beso.

Dos besos.

Tres.

Cuatro, y pierdo la cuenta.

Los labios de Yuu-chan son suaves, cálidos y dulces, son capaces de hacer que te pierdas y olvides de la realidad en menos de un minuto de estarlos probando.

– Ah, Mika –gime mi nombre cuando introduzco mi mano debajo de su pantalón.

Los jadeos son el perfecto incentivo para continuar, me llenan la cabeza, nublando mi juicio por completo, tan solo llenando mis pensamientos con ideas de todo lo que podría hacer con aquel pequeño ser, que tiembla ligeramente bajo mi tacto.

Poco a poco, comienzo a deshacerme de su camisa, sintiendo sus manos que me acarician la espalda por sobre la ropa, dándome permiso de hacer lo que me venga en gana. Uno por uno voy desabotonando los botones, para llenar el espacio de carne con besos, chupetones y leves mordidas, con la finalidad de excitar aún más a mi querido pelinegro.

Mi mano dentro de su pantalón comienza a acariciar su miembro con lentitud por encima de la tela del bóxer, disfrutando de sentir cómo se va irguiendo conforme van pasando los segundos, hasta quedar muy ajustado dentro de la tela del pantalón.

– M-Mika~ –jadea mi nombre, a la vez que me observa con ojos suplicantes– quítame... quítame el pantalón... –pide haciendo un gran esfuerzo por decir las palabras correctas con una buena pronunciación.

No le respondo con palabras, en vez de eso una sonrisa socarrona es más que suficiente para darle entender que entendí su suplica, pero que no pienso llevarla a cabo en ese mismo instante, a lo que solo lo escucho quejarse por unos segundos, pues enseguida sus quejas se convierten en leves gemidos cuando empiezo a lamer y morder con sumo cuidado uno de sus pezones.

– ¿Te gusta, Yuu-chan? –pregunto dando una última lamida.

– Ahm, ajá~ –jadea dando rápidos asentimientos con su cabeza.

– Y aún no llegamos a lo mejor –digo con una risa ronca, antes de bajarle los pantalones junto a su ropa interior en un solo movimiento.

– ¡Ham! –le escucho gemir, aliviado de librarse de la prisión en la que se estaban convirtiendo aquellas prendas.

Retomo el camino de besos que venía haciendo, acompañado con suaves lamidas que cada vez descienden más y más, llegando hasta centímetros antes de su miembro, donde deposito un casto beso, mientras observo a mi novio directamente a los ojos, analizando su reacción.

Él suelta un jadeo, mas enseguida se apoya sobre sus hombros para poder observarme mejor y sus ojos muestran sorpresa, al entender el plan que tengo en mente y se ve reflejado en mi amplia sonrisa.

– M-Mika, n-no es necesario –indica con las mejillas más que sonrojadas, totalmente avergonzado por la situación.

Es tan tierno.

– Claro que lo es, Yuu-chan –afirmo dando una suave y corta lamida al glande, a lo que veo la manera en que curva la espalda y se deja caer nuevamente a la cama– quiero que conozcas absolutamente todo sobre el placer sexual.

– ¡Hahm! –gime al sentir a mi mano izquierda masajeándole los testículos– Mika, esto no, n-no es... ¡Ngh!

– Shhh –lo callo besando la punta de su miembro y luego soplándole con levedad– tan solo... disfrútalo.

Después de terminar de pronunciar lo anterior, empiezo a dar suaves lamidas a lo largo de todo su falo, escuchando los crecientes gemidos y jadeos que son como música para mis oídos, incitándome a seguir.

Con mi mano izquierda doy suaves caricias y leves apretones a sus testículos, disfrutando de la manera en que se retuerce de placer ante cada roce a esta parte tan sensible suya.

Mas, la mejor expresión me la llevo cuando introduzco la mitad de su miembro en mi boca de un solo momento, comenzando a sacarlo y a introducirlo con un constante vaivén, teniendo el cuidado de no morderlo y en vez de eso, acariciarle con mi lengua a cada centímetro de su extensión.

Siento sus dedos que se enredan entre mis cabellos y comienzan a hacer presión para que chupe más de su miembro, algo que hago sin problema alguno, acelerando levemente el ritmo de mis movimientos, sintiendo que él también ha comenzado a dar suaves embestidas, dejándose guiar por el placer y sus instintos.

– ¡Mika, Mika, Mika! –gime mi nombre repetidas veces, algo que tomo como señal de que disfruta de mis acciones.

Con suma lentitud saco su miembro de mi boca, escuchando leves murmullos en forma de protesta. Dichos murmullos no duran mucho, puesto que comienzo a lamer sus testículos y la parte en que estos se unen al resto del miembro.

Lleno de suaves besos toda la extensión, a la vez que con mi mano derecha lo acaricio, simulando una masturbación.

Al sentir el pre-semen salir vuelvo a introducirme el miembro a la boca y repito las acciones anteriores, en las que me dedico a lamer, meter y sacar su pene, solo que esta vez con una velocidad mayor, buscando lograr que llegue al orgasmo.

– M-Mika, si, si sigues haciendo eso yo... –intenta advertir, mas los jadeos le interrumpen y tan solo le escucho dejarse llevar– voy a correrme, ahm, Mika, voy a...

Un par de segundos después de sus palabras, siento a su miembro vibrar contra mi lengua, antes de liberar todo su esperma dentro de mi cavidad bucal, a lo que me lo trago todo sin problema.

– P-perdón... –se disculpa una vez me tiene a su lado– n-no debías tragarlo...

– No te disculpes, eso es lo que yo quería –susurro pícaro, guiñándole un ojo. A lo que él infla sus mejillas y se gira para evitar que lo mire por más tiempo.

A ƒ r σ ∂ ι ѕ ι α c σ  「30 Díαѕ мιĸαуυυ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora