En la ducha

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Narra Yuuichirou:

Cierro los ojos, disfrutando de la sensación que me genera el agua al correr entre mis cabellos, llevándose todo la espuma, que luego va recorriendo todo mi cuerpo, hasta llegar a las losas bajo mis pies.

El vapor a mi alrededor mantiene el ambiente a la temperatura perfecta, lo que junto al dulce aroma del jabón, ayuda en gran medida a relajar cada centímetro de mi piel. El agua en su estado gaseoso se pega a las paredes y a mi cuerpo, lo que un par de segundos después le permite volver a su estado líquido, en pequeñas gotillas que escurrirán, uniéndose a otras en el proceso.

A lo lejos escucho el sonido de la puerta al abrirse y luego las llaves caer sobre la mesa de la entrada. Mika. Una pequeña sonrisa cruza mis labios al saber que mi pareja ha regresado ya, pero principalmente me alegro por una idea que cruza mis pensamientos a gran velocidad, para luego perderse entre el resto, fingiendo nunca haber existido, pero la idea, ya está plantada en mi mente.

– ¿Yuu-chan? –lo escucho llamarme al entrar en nuestra habitación y siento mi corazón dar un vuelco en mi interior, justo como la primera vez que me llamó.

– En la ducha –respondo con voz fuerte, pero sin gritar.

No pasan más de un par de segundos, hasta que escucho la puerta del baño abrirse y siento una pequeña corriente de aire filtrarse en el lugar, robándose parte del cálido vapor, haciendo que la piel de mis brazos se erice por el frío.

– Ya llegué –menciona con tono divertido. Seguro está viendo mi silueta a través de la cortina y ha notado mi reacción ante el cambio de temperatura.

Frunzo el entrecejo con levedad, consciente de que no puede verme, por lo que aprovecho a sacar la lengua a donde supongo que se ha de encontrar, antes de tomar una gran bocanada de aire y asomar levemente mi cabeza, cubriendo el resto de mi cuerpo con la tela de la cortina.

– Bienvenido a casa, Mika –respondo con una pequeña sonrisa, expectante del espectáculo, que en segundos puedo disfrutar.

Veo sus ojos abrirse levemente más de lo normal, así como la manzana de su garganta bajar y volver a subir, haciéndome conocedor de que ha tragado en seco, para luego, sonreír de manera socarrona, haciendo que mi cuerpo entero se derrita.

Una reacción que solo él puede provocarme.

– Acabo de llegar –dice fingiendo pesar, a la vez que comienza a deshacerse de su corbata– y ya buscas seducirme.

– Yo solo te he saludado –respondo con inocencia fingida, a la vez que pego mis caderas hacia la cortina, buscando excitarlo más.

– Oh, sí –burla mientras desabotona otro botón de su camisa, permitiendo que vea más de su esculpido cuerpo que me hace babear cada vez que le observo– tal vez con tus palabras, pero ¿qué me dices –hace una pausa para quedar frente a mí en tan solo un par de pasos, lo que me deja sin habla y siendo únicamente capaz de mirarle con asombro– de lo que tu cuerpo hace?

En un rápido movimiento corre la cortina, dejando mi desnudez a su completa visión lo que hace que los colores se me suban al rostro y trate de cubrirme al menos un par de mis partes con las manos.

– Oh vamos, Yuu-chan –gruñe, recorriéndome entero con sus ojos azules, antes de llevar una de sus manos a donde las mías para alejarlas de la zona que intentaba cubrir– sabes que detesto que te avergüences de ti mismo –me reta con el ceño levemente fruncido y no sé qué es lo más excitante de la situación, si su manera de mirarme o el sonido de su cinturón al estamparse contra el suelo.

– ¿Te bañarás conmigo? –pregunto con una pequeña sonrisa en mis labios y un gran sonrojo en mis mejillas. La respuesta es obvia, pero necesito hacer la pregunta, tan solo para disfrutar de ese brillo en su mirar que incrementa a cada segundo.

– Bebé, haré más que eso –susurra uniendo sus labios a los míos y moviéndolos de manera exquisita que hace que la piel de mi espalda reaccione, erizándose ante el placer– primero, te haré sudar y después, te limpiaré –explica, dando un paso al frente, haciendo que ambos quedemos bajo el chorro del agua.

El calor va en aumento, al igual que la pasión en cada uno de nuestros besos. Sus labios guían a los míos, a la vez que yo intento seguir su ritmo con torpeza, pero cada vez es más difícil, por lo que al final tan solo decido dejarme llevar.

Sus besos comienzan a descender por mi barbilla, mi cuello, mis clavículas, haciéndome jadear y curvear la espalda con levedad, como acto reflejo ante lo exquisita de la sensación. Sus belfos no se detienen y continúan bajando, llegando a la zona de mis costillas, arriba del ombligo y comienzo a pensar que su intención es saborearme todo, sin dejar parte de mí sin haber sido besada.

– ¡AH! –gimo con fuerza al sentir cómo engulle mi miembro con fuerza, por lo que casi de inmediato dirijo mi vista hacia él, que se limita a guiñarme un ojo, sin detenerse en su trabajo– ahm, n-no, Mika, ahhh, mph...

La electricidad viaja a través de mis venas, llegando hasta la punta de mis dedos, borrando cualquier pensamiento de mi mente; dejando únicamente el nombre de mi novio, que repito incontables veces al ser lo único que está en mi cabeza.

El placer no hace más que incrementar, hasta llegar al punto en que nubla mi razón y esta se limita a ceder el control sobre mí a las sensaciones y al deseo, quienes ahora son los que se encargan de mis acciones y decisiones.

– Mika, para... –jadeo, empujándolo con levedad de los hombros, sacando mi miembro ya erecto de su boca, recuperando así parte de mi raciocinio para hablar– si sigues así, me, me correré sin haber hecho más... –logro explicarle, sin tener tiempo ni cabeza para pensar o sentir vergüenza.

Él parece sorprendido ante mis palabras, pero enseguida le veo sonreír y siento su mano firme en mis caderas que me acerca contra sí, dejando nula distancia entre nuestros cuerpos.

– De acuerdo, continuemos entonces –propone, llevando su mano izquierda a mi trasero, para comenzar a hacer presión sobre mi entrada, buscando prepararme para recibir su miembro.

Los minutos se me van en gemidos y jadeos que intento callar mordiendo mi labio inferior con fuerza y besando con desesperación a Mika, que me corresponde en todo momento, con la misma intensidad que yo.

Cuando estoy listo para recibirlo, me coloca contra la pared y comienza a entrar en mí con lentitud al inicio, para después terminar con una sola estocada, por lo que me aferro contra las llaves del agua frente a mí.

Las embestidas dan inicio y la habitación se llena de gruñidos, gemidos, el sonido de nuestras pieles al chocar y el del agua estampándose contra nosotros y contra el suelo. Siento los piquetes de esta cayendo sobre mi espalda baja, dándole un toque más erótico a lo que Mika y yo estamos haciendo.

El vapor se mantiene a nuestro alrededor, haciéndose cada vez más espeso, nublando así parte de la visión de ambos; y es que ya no es solo por la temperatura del agua, sino también por el calor que desprenden nuestros cuerpos.

Mi frente se ha llenado de pequeñas gotas de sudor y siento que la garganta me va a explotar, debido a los gritos y a que he mantenido la boca abierta todo el rato en la humedad del ambiente.

– Mika, mmm voy a... voy a venirme –logro decir haciendo un gran esfuerzo para hablar correctamente.

– Y yo... –responde acelerando el ritmo de sus embestidas, haciéndome gritar cuando llego al orgasmo, para un par de segundos después el terminar también dentro de mí.

Nos mantenemos en nuestras posiciones durante algunos minutos, tratando de ralentizar nuestras respiraciones y recuperar fuerzas.

– Ahora... –lo escucho murmurar, antes de dar un pequeño suspiro– déjame limpiarte –pide de manera tierna y con una sonrisa llena de amor que me hace lanzarme a sus brazos para besarle nuevamente.

– Sabes que siempre te dejo hacer lo que quieras –digo en tono coqueto, a lo que recibo un pequeño golpe de su parte y un "Tú nunca tienes suficiente, ¿verdad?" a lo que me limito a reír con levedad.

A ƒ r σ ∂ ι ѕ ι α c σ  「30 Díαѕ мιĸαуυυ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora