Capítulo 8. All You Had To Do Was Stay

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"All I know is that you drove us Off the road"

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Miró a través de la ventana empañada por la lluvia que caía con fuerza sobre la ciudad, los transeúntes corriendo en busca de un refugio que brindara calor y protección de la tormenta, sus ojos opacos por el dolor que trataba de ocultar en la oscuridad de su departamento, alejada del mundo, llorando sus penas en solitario. Mientras él le llamaba constantemente en el marco de la puerta a sus espaldas.

Cerró sus ojos percibiendo la voz cada vez más lejana, hasta que se apagó completamente junto al sonido de la puerta que marcaba el final del juego. La expulsión definitiva del país de las maravillas, que se alzaba con gracia delante de ellos. Tan irreal y doloroso que sinceramente no sabía cuál era el siguiente paso.

Habían ido demasiado rápido, y las exigencias dentro del paquete eran aterradoras, para jugadores como ellos. Trató de olvidar y superar los obstáculos pero fue en vano. Llevando su mano derecha hasta el pecho arrugando su blusa; ahí estaba una de las tantas razones por las que no se enamoraba nunca, ahora lo aceptaba y quería el amor que regaló de vuelta.

Sin embargo, parecía completamente imposible después de un leve contacto de sus orbes verdes con los carbones que se visualizaban a través de la lluvia en la acera. 

Sakura, ¿estás bien?—preguntaron al otro lado del teléfono, después de sonar incontables veces durante más de media hora, antes de disponerse a caminar hasta él y levantar con pereza.

—Define: Bien...

— ¿Dónde estás?—cuestionó con preocupación luego de un suspiro.

—En un lugar desierto mirando el país de las maravillas, recogiendo la mierda que dejamos ambos en el camino—respondió ahogando un gemido, recostando su cabeza contra la madera de la cama. Dejando que un largo silencio se instalará entre la comunicación de ambas.

Él no está mejor, sabes-

—Cállate, Ino. No quiero escucharlo. Lo único que debía hacer era quedarse. —Interrumpió sin pena.

¿Recuerdas que era lo que ambos deseaban? Un juego que terminaría tarde o temprano, sin embargo parece que ninguno de los dos conoce las reglas. Las cartas sobre la mesa, y la trampa no está permitida—amonestó la rubia al otro lado del teléfono.

— ¿Y ahora?—preguntó confundida por las nuevas sensaciones y abrumadoras que deseaban ahogarla.

Dime tú, se supone que eres la experta.

—Pagar y comenzar nuevamente—respondió luego de unos minutos, abriendo sus ojos empañados.

Todo comenzó en 1989 [ SasuSaku ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora