LOS SECRETOS DE LOLA ©

capítulo 8

Los secretos de Lola.

capítulo 8

El nuevo vecino…

Como siempre siguió ignorándome. Empiezo a creer que no me ama como pensaba. Lo suyo solo es pasión, porque mientras yo sufro, él sigue presumiendo a su novia. Que tonta soy, él nunca será para mí, tanta razón tenía Ilse, lo mejor será olvidarme de él para siempre. Tampoco le insistí, no volví a escribirle, hasta cambié mi número, era lo mejor. 

Han pasado tres meses. En este tiempo no he tenido ningún contacto con él, por lo visto no soy tan importante ya que no me buscó. Tristemente aún lo amo, pero ya decidí sacarlo de mi vida. Un día regresando del colegio noté que teníamos nuevos vecinos. Había una mudanza a una cuadra de mi casa. Hice como el curioso, me acerqué a chismosear. Estaban bajando el equipaje, me acerqué a darles la bienvenida a los nuevos vecinos.

—Hola, ¿cómo están? Mucho gusto, me llamo Lola. Veo que son nuevos por aquí.

—Hola Lola. Un gusto, soy Amanda. Sí, recién llegamos. 

—Pues nos ponemos a disposición de ustedes para  cualquier cosa. Mi casa es esa de la esquina — le señalé.

—Ay, muchas gracias. Que niña tan educada, ven te presento a mi familia.

Me presentó a su esposo Alberto, su hija de 10 años Laura y su hijo. Un chico guapísimo, de unos 19 años, alto, cabello negro, ni muy corto, ni muy largo, así  como desorganizado divino. Ojos cafés, buen físico, a leguas se ve que es un intelectual.

—El es el hombre de la casa, Juan Sebastián,  pero todos le decimos Juanse.

—Hola, que tal —me saludó—,  un gusto para mí. 

—¡Mucho gusto! Me llamo  Lola.

Era en verdad muy guapo e interesante. Pude ver que no le desagrado, porque me miraba solo cuando yo no estaba viendo.

—Cuando gustes te doy un tour por  la ciudad.

— Me encantaría.

Me quedé con ellos y les ayudé un poco. Qué cantidad de libros tiene este chico.

—Doña Amanda, se nota que a Juanse le encantan los libros —Hablé.

— Es un nerd — sonrió—, donde me escuche, está estudiando licenciatura en matemáticas, ah y nada de doña, solo Amanda,  vale.

—Vale, aww es una gran carrera, que inteligente. 

—No es porque sea mi hijo, pero desde niño siempre ha sido el mejor. En la universidad ni se diga.

—Que interesante,  ya tengo quien me ayude con matemáticas  —Sonreí—, porque  yo soy pésima.

—Claro que sí,  él encantado.

—Si estudia tanto, ¿cómo tiene  tiempo para la novia? 

—Ahora anda solo. Él dice que no tiene afán, pero me gustaría que se divierta, que salga. Tú eres tan hermosa ¿tienes novio? 

 Me miró como posible candidata, Juanse no estaba mal.

—No, estoy sola.

—¡Mucho mejor!  Puedes interactuar con Juanse.

Como que le gusté para nuera. Se me pasó la tarde ayudándolos.

—Bueno hasta luego, fue un gusto — me despedí.
 

—Que se repita. Vuelve e invita a tu familia —respondió Amanda.

—¡Lola!  Déjame te acompaño a tu casa —comentó Juanse.