capítulo 14

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Los secretos de Lola

 Capítulo 14.

Caer en tentación. 

Por más vueltas que daba en mi cama no podía dormir. Mi mente no paraba, si me quedaba con Manuel, ¿qué tan cierto sería que estaba dispuesto a enfrentar a nuestras familias? La verdad sí me gustaba saber hasta donde estaría dispuesto a llegar por mí. ¿Sería que si era capaz de enfrentar todo por defender este amor? Me preguntaba, ¿cómo sería mi futuro con él? Una mezcla de romántico y salvaje. ¡Me encantaba la idea! Rayos…  Rayos. 

¿Y si me quedaba con Juanse? Era un gran chico, ¿será que yo podía corresponder a su amor?  ¿Y sino lo lograba? O si por lo contrario si podía enamorarme, ¿cómo sería mi futuro con él? Romántico dulce delicado. Rayos... Rayos… 

La incertidumbre me estaba matando. No sabía qué hacer, que difícil era todo. Los dos eran hombres maravillosos ¿ Y si me quedaba con los dos? ¡Que bueno sería! Ay Lola, pero qué cosas pensabas, estabas loca. Viéndolo bien esa hubiese sido una decisión más fácil  ¡Ay no! Ya no sabía ni lo que pensaba.  Me estaba volviendo loca. Pensé en seguir a mi corazón ¿Pero qué quería mi corazón? No podía dormir, bajé por  agua a la cocina. Cuando regresaba a mi cuarto la puerta de Manuel estaba entreabierta, estaba acostado solo con su bóxers ¡ aww por Dios!  Ese cuerpo, como lo extrañaba, que sensual se veía así dormido  semidesnudo. Ahí  estaba otra vez ese fuego que me consumía por dentro, los latidos de mi corazón, esos pensamientos perversos,  tentación, maldita tentación. Moría por sentir su cuerpo, sentirlo a él. 

Descargué mi cuerpo en la pared, mordí mis labios con los ojos cerrados recordando cada momento en sus brazos. Una corriente pasaba por todo mi cuerpo, me temblaban las piernas, el deseo me consumía. Esos deseos incontrolables se apoderaban de mí. Me moría por ser suya. Me decía a mi misma, "respira hondo Lola, calma, calma, aléjate de la tentación". Caminé a mi cuarto, me acosté, no podía alejar estos pensamientos de mi cabeza. Necesitaba  un baño de agua fría para apagar este deseo que me quemaba. 

Me desnudé y entré a la ducha. El agua fría recorría mi cuerpo, pero estos pensamientos no salían de mi cabeza. No me sequé, me puse un vestido de seda muy delgado sin nada por debajo, no podía con eso. Salí de mi cuarto y entré a su habitación, cerré cuidadosamente la puerta. Él seguía profundamente dormido. No sabía porqué estaba haciendo eso. No podía controlar lo incontrolable, me acerqué cuidadosamente. Puse mi mano en su pecho, él dió un pequeño salto tomó mi mano y susurró. 

—Lola ¿qué haces aquí?

—¡Shh!  —lo miré malvadamente, me puse ahorcajadas sobre él —, quiero un beso tuyo.

—¿Solo un beso? —Me miró perversamente, esa mirada que me mataba. Mientras mordía su labio inferior puso sus manos en mis caderas. Todo me temblaba, hasta la mandíbula y no era por el frío. 

Se sentó y me rodeó con sus brazos, yo enrollé mis piernas en su cuerpo. Sentía su erección fuerte contra mí, que rico se sentía. Nos miramos unos segundos y pegamos nuestros labios, deseaba ese beso. Esa mezcla que me enloquecía entre dulce y salvaje, apasionado y romántico. Sentí su lengua entrar en mi boca y cada centímetro de mi piel se enchinaba, sentía su erección más fuerte y tirante contra mí. Deslizó su nariz sobre la mía, con la respiración agitada.

—¿Satisfecha, hermosa?
 
—Quiero otro — le dije con la respiración agitada.

Dejó pequeños besos por mi mejilla y mi cuello, hasta llegar a mi oreja. Siguió el camino hasta llegar a mi boca, succionando con fuerza. Su lengua jugaba con la mía en una guerra sin fin, jadeé en sus labios, me miró con lujuria. Se le formó una sucia y perversa sonrisa al sentir lo húmeda que estaba. Me tomó en sus brazos, enrollé mis manos en su cuello. Sin dejar de besarnos me puso sobre una mesa.

LOS SECRETOS DE LOLA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora