Capitulo 8.-

7.3K 829 654
                                    

Jeno llegó justo cuando vio que Bae intentaba entrar a la casa de los Na a la fuerza. Dokyun y su madre le hacían frente en la puerta. Se bajó rápidamente de su caballo y se acercó con paso decidido. En ese momento Min, el hijo mayor de Bae, se giró a verlo. Sonrió con malicia.

—Pero miren a quien tenemos aquí —dijo con sarcasmo—Al peón jefe. 

—Cállate, Min—dijo Bae—No estamos aquí para juegos infantiles, vinimos a buscar a tu hermano. Déjame pasar, Na.

—Ya te dije, Bae, tu hijo no está aquí.

—Entonces ¿Por qué no me dejas entrar?

—Porque usted no es bienvenido aquí —habló Irene apuradamente —No después de lo que sus hijos le hicieron a mi sobrino.

—Ya dije que fue un error.

—Sí, haber fallado —murmuró Hwan. Bae lo miró mal. 

Jeno se acercó hasta dónde estaba su madre y Dokyun, se paró delante de ellos y miró fijo a Bae.
 
—Creo que el señor Na fue claro, señor Bae. Su hijo no está aquí. 

Bae se acercó otro paso a él, desafiándolo. Jeno ni pestañeó, la verdad era que no le tenía ni un poco de miedo a ese hombre. Entonces Min y Hwan sacaron sus armas. 

—Van a dejarme pasar —aseguró Bae.

—No —sentenció el pelinegro. Sintió la mano de su madre apretarlo con fuerza por detrás. 

—Esto es demasiado, Bae—dijo Dokyun algo nervioso —No tienes ningún derecho a amenazar a mi gente. 

—Entonces déjenme pasar.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó Jaemin.

Todos los ojos giraron a verlo. Jaemin estaba parado con una mueca preocupada, y a su lado estaban Haechan y Chenle, con dos canastas en las manos. Bae se alejó de Jeno y sus hijos guardaron sus armas. 

—¿Jaemin? —preguntó Min. Él lo miró y al instante puso cara de desagrado.

—Min—le dijo distante y volvió la vista a Jeno —Vuelvo a preguntar, ¿Qué sucede?

Bae dio unos pasos hasta Haechan y justo cuando iba a tomarlo del brazo, Jaemin se puso en su camino. Jeno se tensó. 

—Haechan, ven aquí —le dijo. El mencionado ni se movió.

—Espere, espere, espere —dijo Jaemin—Necesito saber que sucede.

—Ellos vinieron a buscar a Haechan porque creyeron que estaba con Mark.

Jaemin y Chenle soltaron unas sonoras carcajadas y se miraron realmente divertidos.

—¿Con Mark? —dijo Chenle—Por dios, el pobre no puede ni salir de la cama después del disparo que le dieron.

—Y Haechan ha estado con nosotros todo el día, juntando huevos —dijo Jaemin mientras le mostraba una de las canastas. Bae los miró
consecutivamente a los tres, parecía no estar del todo convencido. Pero luego de unos cuantos segundos soltó un suspiro y se giró a ver a Dokyun.

—Lo siento, Na.

—Está bien —dijo Dokyun.

—Nos vamos, muchachos —les dijo a sus hijos —Haechan.

El chico le entregó la canasta a Jaemin con una pequeña sonrisa en los labios.

—Muchas gracias —murmuró.

—De nada —sonrió él.

Haechan se acercó a su padre. Luego de unos cuantos segundos todos vieron como ellos se alejaban. Jaemin y Chenle suspiraron aliviados, habían logrado convencer al ogro, chocaron sus manos.
Jeno los miró divertido, al igual que Dokyun e Irene.

Salvaje - Nomin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora