Jeno lo miró fijo a los ojos. Sabía que a Jaemin le impresionaba la sangre y no quería hacerlo pasar por aquello, pero vio la firmeza en sus ojos y sabía que no iba a aceptar que se negara.
—Está bien —suspiró y se apoyó contra una pequeña montaña de paja.
—¿Vas a decirme cuando tengo que detenerme? —le preguntó con miedo.
—Sí—asintió algo débil.
Comenzaba a sentirse mareado y el lugar de la mordida le ardía como mil demonios. El castaño respiró profundamente y se arrodilló a su lado, contó mentalmente hasta diez para calmarse, él solo tenía que succionar y escupir, nada más. Se inclinó sobre su hombro y sus labios hicieron el primer contacto con la sangre de la herida, el sabor metálico le tocó la lengua, retuvo una arcada y posicionó sus labios bien. Comenzó a succionar y cuando un poco de sangre llenó su boca, se alejó y escupió. Tosió un poco y volvió a acercarse a Jeno.
—Jaemin—murmuró Jeno—No tienes que hacer esto…
Él volvió a escupir.
—Cierra la boca—le pidió— Claro que tengo que hacerlo.
Volvió a repetir la acción una y otra vez. De vez en cuando observaba a Jeno, el cual mantenía sus ojos cerrados y una leve mueca de dolor. Su boca estaba repleta de aquel extraño y algo salado sabor, tenía ganas de vomitar, pero se las aguantó. Escupió una última vez y lo miró.
—¿Debo seguir, Jeno?—le preguntó preocupado.
—Solo una vez más—musitó él.
Jaemin asintió y repitió la acción por última vez, luego se puso de pie y fue por un poco de agua para enjuagarse la boca. Rápidamente volvió a su lado y le acercó la botella a los labios. El pelinegro estaba con los ojos cerrados y abrió la boca levemente para recibir el líquido, se ahogó un poco y comenzó a toser, Jaemin dejó la botella a un lado y tomó su rostro, Jeno abrió los ojos para mirarlo. Había tanta preocupación en sus ojos.
—¿Estás bien?—le preguntó. Él sonrió débilmente.
—Gracias—murmuró. El castaño lo acarició y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—No, Jeno, gracias a ti. Esa mordida debió ser mía, no tuya.
—Enano, te dije que no iba a dejar que nada te pasara.
Volvió a cerrar los ojos al sentirse tan cansado.
—Ya vienen por nosotros, ¿Sí? —le volvió a acariciar el rostro. El mayor hizo el esfuerzo de mirarlo. Pero realmente comenzaba a sentirse mal, por suerte Jaemin había actuado rápido y estaba seguro de que su cuerpo ya no tenía tanto del veneno que la serpiente le había proporcionado. Pero un poco del veneno que ya había actuado en su cuerpo, estaba haciendo efecto. De repente comenzó a sentir que su estómago se contraía y un terrible mareo lo atacó. Cerró los ojos fuertemente para soportar el malestar.
Jaemin se puso de pie y buscó su celular. Ya debían estar allí por ellos. Entonces escuchó el sonido de un auto y salió para ver. Su padre y Mark bajaban del auto, él corrió hacia ellos.
—¡Gracias a dios que ya están aquí! Jeno no está bien —sus lágrimas se hicieron más presentes, estaba tan asustado—Lo mordió una serpiente.
—¿Qué? —preguntó Mark espantado y corrió hacia el establo en busca de su primo.
Ingresó y lo vio acostado contra una pared de paja. Se acercó rápidamente a él. Jeno abrió los ojos para mirarlo.
—Mark…
—Shhh, tranquilo—le dijo él y se acercó aún más. Vio los dos agujeritos profundos que estaban sobre su hombro—Vamos, hermano, salgamos de aquí.
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Salvaje - Nomin
RomanceJeno y Jaemin se aman desde muy pequeños, el destino los separa y cada uno sigue su camino. Hasta que se reencuentran de nuevo y hacen todo por sacar adelante su amor. •Adaptada•