Capítulo 16.-

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Jeno se sentó lentamente frente a una nerviosa Suni, sabía que en cualquier momento iba a explotar, pero se estaba controlando bastante. La miró fijo a los ojos.

—¿Y bien?—inquirió ella nerviosa.

—Suni, lo siento…

—¡Lo sientes!—exclamó—¿Es lo único que vas a decir?

—Traté de decírtelo miles de veces, Suni, pero siempre evitaste el tema.

—¡Aaaah, y por eso ahora soy la cornuda más grande de todo el condado!—casi gritó.

—Te voy a pedir por favor que no grites —dijo él—Lamento que esto tenga que ser así, Suni…pero estoy enamorado de Jaemin.

—¿Acaso no te das cuenta de que se va a cansar de ti, Jeno?—le preguntó reteniendo un par de lágrimas—No eres nada para ese chico, eres poca cosa, un simple peón. ¿Acaso vas a vivir de él dentro de un par de años? O mejor dicho, ¿Acaso vas a aceptar irte a la cuidad detrás de él? Porque él no va a quedarse en este mugroso lugar para siempre.

El pelinegro se puso a pensar en aquello, sacudió la cabeza, en ese momento aquello era lo que menos importaba. Fueran como fueran las cosas, él ya no podía seguir con ella.

—No sé lo que va a pasar, Suni—dijo mirándola fijamente a los ojos—Pero lo nuestro se terminó, ya no puedo seguir mintiéndote. 

—Bien—aseguró ella mientras se ponía de pie—Espero que no te arrepientas, yo no estaré esperándote cuando él te de una patada.

—Suni…

Ella salió de allí rápidamente. Jeno dejó la cabeza entre sus manos, mientras maldecía por lo bajo. Sí, había hecho muchas cosas mal, pero sabía que eran muy necesarias, soltó un suspiro y se puso de pie. Por ahí dentro de unos días podría hablar perfectamente bien con Suni y quedar como amigos. A pesar de muchas cosas, la apreciaba. Se puso de pie y se acercó al refrigerador, para buscar un poco de agua, se sirvió en un vaso y se sentó a tomarlo. Comenzó a pensar. Ahora Jaemin y él eran completamente libres para poder expresar lo que sentían.
Sonrió levemente y luego apretó los labios. ¿Qué iba a hacer ahora? Podía buscarlo y llevárselo a algún lugar. Entonces lo recordó. ¡Podía llevarlo al valle! 
Miró la hora y apenas eran las cinco de la tarde, aún tenía tiempo. Sí… al fin iban a poder estar solos y tranquilos. 

Estaba por salir de la cocina cuando la puerta se abrió y Mark entró. Jeno alzó ambas cejas al ver el rostro alegre del rubio.

—¿Qué pasó?—le preguntó.

—Sacamos al carilindo ese de aquí y le pregunté a Haechan si quería ser mi novio.

—¿Y qué te dijo él?

—Me dijo que…no.

Jeno se sorprendió. ¿Él le había dicho que no a Mark? ¿Luego de todo lo que habían pasado, él le había dicho que no?

—¿Te dijo que no?—preguntó sin poder creerlo.

—¡Mentira!—rió Mark, haciendo que Jeno frunciera el ceño—¡Me dijo que sí! ¡Maldita sea, tengo novio! 

Jeno soltó un suspiro y sonrió. Su primo parecía un niño, tenía aquella boba mirada y los ojos le brillaban. Se preguntó si él mismo se veía así cada vez que estaba cerca de Jaemin.

—Me alegro por ustedes, Mark—le dijo —Solo espero que esto no traiga tantos problemas.

—Es un secreto—aseguró el rubio—Y lo mantendremos así, es mucho más, ¿Intenso?

—Bueno, Mark, ahora te dejo, tengo que ir a hacer unas cosas.

—Vi como tú y Jaemin se besaban, ¿Algo que quieras compartir con tu primito?

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