"Todd"
"Todd"
"No despiertes aún, mantén los ojos cerrados y concéntrate"
Todd hizo caso a lo que aquella dulce voz le susurraba. Se concentró.
Todo permanecía negro, ninguno atisbo de color aparecía, sin embargo, comenzó a notar una corriente que fluía a su alrededor.
"¿Recuerdas el Damp, Todd? Yo fui el que salvó tu vida, vi el poder que tu anillo poseyó en aquellos instantes. Sé tu secreto, y ahora necesito que me atiendas"
Todd escuchaba cada una de las palabras que aquel ser le estaba transmitiendo. Parecía estar calmado, pero había una furia por dentro que estaba tratando de contener.
El pelirrojo tuvo miedo, más miedo que aquel día en el que el Damp le llevó hasta su nuevo hogar. Sus manos estaban sudorosas, no quería seguir escuchando a aquel ente, sin embargo, había algo en su voz que lo atraía.
"Seguiremos en contacto, Todd. Un día verás las cosas con otros ojos. Y entonces, comprenderás"
Cuando el agua fría llegó hasta la cara de Todd, éste comenzó a toser, hasta que por fin, pudo abrir los ojos.
Se incorporó y apoyó sus frágiles manos sobre la mesa, mientras trataba de recobrar el aliento.
Nadie decía nada, y eso le preocupó.
-¿Han visto eso? Preguntó Tabatha, fuera de sí.
Edwërd tambaleó, y apunto estuvo de perder el conocimiento de no haber sido por el apoyo que le ofreció Ronan con su brazo.
-Era una especie de espectro, proveniente de ese anillo. Edwërd señaló el anillo con manos temblorosas, a la vez que se quitaba el sudor de la cara.
-Todd, con quién estabas hablando. Al Rey Ronan no parecía importarle mucho el espectro que hubo observado segundos atrás, y la pregunta tan directa, desconcertó a todos los de la sala.
Todd no dijo nada, y con el corazón en un puño, se giró hacia el Rey.
-Dinos con quién hablabas, hijo, esta será la única forma en la que podamos ayudarte. Insistió Ronan.
El chico suspiró, llevaba demasiado tiempo ocultando aquello, y si no les respondía, tarde o temprano acabaría perdiendo el juicio.
-Ita, creo haber visto y hablado con Ita.
La cara de Edwërd palideció junto con la de Tabatha, sin embargo, la del Rey y el hijo continuaron con la misma expresión, quizás un poco más sorprendida, al fin y al cabo, ellos sabían de aquello mucho tiempo atrás.
-¿Y qué te dijo, Todd? Preguntó esta vez Allan, apartándose el esponjoso pelo rubio de su frente, y posando sus grandes ojos dorados sobre los suyos verdes.
-Repitió mi nombre varias veces y me dijo que volvería a hablar conmigo, no sé cuándo, pero lo hará.
Nadie respondió. Todos parecían estar asimilando la situación, y planeando el siguiente movimiento. Sin embargo, nadie se atrevía a llevarlo a cabo.
Finalmente, tras unos segundos de espera, Ronan, decidió hablar.
-Hoy pasaréis la noche aquí, junto a mis criados. Tabatha, quiero que traigas azúcar y un paño caliente del baño, y tú Allan, quédate aquí. Yo iré a informar a los Sectatores por si han presenciado una fuerza extraña fuera de lo normal.
-¡Espera! Gritó Todd, arrepintiéndose al instante por haber sido tan precipitado.
Ronan se giró mientras habría la gran puerta blanca de la sala, irritado.
-No... ¿no están los Sectatores muy ocupados en estos momentos?
Ronan hizo mención de reír, pero aquellos momentos no eran los más indicados. "Siempre hay un momento y un lugar para hacer todo aquello que se te pasa por la mente, cariño" recordaba las dulces palabras que su mujer le solía decir cuando éste planeaba hacer algo descabellado.
-Los Sectatores del Castillo de Aeternus están siempre ocupados, pero dudo mucho que no quieran saber nada acerca de lo que acaba de pasar.
Y sin más dilación, cerró la puerta de un golpe.
Con tres hombres y un Dios en la habitación.

ESTÁS LEYENDO
Sectatore
Fantasy"Todd...", aquella palabra no paraba de martillear sobre la cabeza del joven desde que llegó al Aminici, decidiendo tomarla así como su nuevo nombre. De no haber sido por Ita, su futuro no hubiese tenido sentido, y ahora no sería uno de los hombres...