t r e i n t a y o c h o.

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-¿Mari?




-Sip, y no de Marianela.




-¡MARÍA POR FIN APARECES, QUE ME TENÍAS CON EL CORAZÓN EN UN HILO!



-J-james... no. Respiro...



-Claro, claro. Lo siento. ¿Qué te había pasado?




-Nah, el virus que está dando. Me enfermé esta semana y te juro que nunca más comeré caldo de pollo... Hey, ¿a poco no me extrañaste?



-Mucho.



-Para ya, que me lo voy a creer.




-Es que en realidad lo hice, y si a eso le pones soportar a Marianela, Dios sabe lo que sufrí.



-¿Marianela se sentó aquí?



-Tengo desinfectante, ¿quieres limpiar?




-Exageras.




-Tal vez, pero ya no te enfermes, ¿sí? Que los días por aquí son fríos sin ti.




-Eso suena muy bonito, pero creo que solo tú notaste mi ausencia.



-Bueno, entonces mis días aquí fueron fríos sin ti. Me vale si el resto no lo notó.




-... ¿Te han dicho que puedes ser lindo a veces?





-Hey, yo soy lindo todo el tiempo, pero dime, ¿te dio diarrea? He escuchado que el virus da diarrea.




-...



-...




-Olvida lo que dije antes.

María, no veo. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora