Especial de Halloween.

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  Entre los disfraces de mierda de entre los disfraces de mierda, el mio es la mierda mayor.

  Resulta que estoy sentado en un sofá, de la casa de nuestro compañero de clases Andrés, usando un sombrerito de marinero.

   Me siento patético, pero el disfraz es obligatorio. Según Andrés. Recuérdame patearle el culo después de esto.

   Veo a las chicas de la clase disfrazadas de conejas, gatas, incluso hay una disfrazada de estudiante... Eh, ¿hola? ¡Eres una estudiante! Claro, ahora con la falda recortada, pero estudiante al fin.

  La fiesta no está mal, pero le falta algo...

   Le falta alguien.


  María.


  Le supliqué, le rogué, hice rituales satánicos para que María aceptara venir. Pero solo me llegó a decir "Ya, James. Lo voy a pensar".


  ¿Se acuerdan que le dije que María era bruta? Pues ya superó los límites de brutalidad que están permitidos.


   Quiero ver a María disfrazada, ¿cómo podría perderme ese espectáculo? Un disfraz es increíble para la gente un poquitín tímida como María. Ejem, si es un traje sexy, ejem... pues todos ganamos, ¿no?


  ¿Será que le envío un texto? Solo por preguntar.


  O una llamada... para saber como va su noche de Halloween. Al fin que las calles son peligrosas. Y toda chica necesita un marinero al rescate.



  Bueno, tal vez no. Pero toda chica necesita un James. Eso sí.


  Andrea está en un extremo del salón oscuro, me guiña un ojo. Le sonrío incómodo. 


   María, ¿dónde estás?



-James, ¿ya viste a la policía?-Brian llega a mi lado en el sofá.



-¿Policia?


-Sí, la chama ésta que se puso ese disfraz de policía... Uff, Dios mio. Qué culo.


-Eres asqueroso.



-Asqueroso es lo que quiero hacerle. James, está para chuparte los dedos.


  Ruedo los ojos y le palmeo la espalda- Brian, mi amigo del alma. Haz bebido demasiado. Haste la paja, y continúa con tu vida.


  Me voy a levantar para llamar a María, a la mierda mi dignidad. Bueno, no es como si tenga mucha, pero ustedes entienden.


  Tomo impulso, y un par de tacones negros se ponen en frente. Subo, y veo una falda tubo azul marino, subo un poco más, linda placa policíaca.



-James, deja de verme así. Ya me siento lo suficientemente patética.


  Esos rizos, incontrolables, rebeldes tras esa gorra de policía. Esos ojos marrones con sobra negra.




-¿María?



-No, tu mamá. Obvio que soy María. Vamos, déjame sentarme, estos tacones no valen la pena.


  Me vuelvo a acomodar en mi asiento. Atónito. María está... bonita. No solo bonita, sexy, deslumbrante.


  Pero debo dejar de mirarla así. No lo quiero hacer sentir incómoda.


-Y... ¿cómo estás?-James, eres el mejor en esto de hacer conversación.



-Me siento algo incómoda con este disfraz-se remueve un poco el top azul con negro-. Pero podría ser peor.


-¿A qué te refieres?-indago.


-Pues, al menos no llevo un disfraz tan feo como el tuyo.



  ... Eso me dolió. Pero se está riendo, podré superarlo.




-Ya, te queda lindo. Te ves adorable.



-Estupido es la palabra que buscas, Mari.



  Rueda los ojos.



-Eres el marinero sexy de esta policía.



-Eso es lo único que te puedo asegurar. Y ahora ponte mi chaqueta y tapate el culo.




-Pensé que ibas a decir algo como "Arrestame".



-Hey, buena idea. Podemos hacer las dos cosas.

María, no veo. [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora