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La cara de Joe lo decía todo. Basto que abra la puerta para definir una vez más la realidad.

-No va a venir, Ben- exclamó en americano aunque tan solo hayan mediado una mirada.

El inglés entró en la casa y se sacó su campera, para colgarla en el perchero. Y de paso, esconder su cara.

Una cara que se dirimia entre la vergüenza y -aun- la tristeza.

Sintió algo escalar por su pierna y soltó un grito cuando giró la cabeza. La pequeña Lisa, más astuta que nunca, se había acercado a recibirlo con una sabana en la cabeza.

Ben sonrió al verla después de tanto tiempo.
-Hola pequeña fantasmina ¿extrañaste a tu tío Ben?- la saludó y la alzó en brazos.

-Tiii- respondió, alzando los brazos.

Mía se acercó a ellos con un cálido abrazo.
-Bienvenido de vuelta a Londres, Benjamin- lo saludó.
-¡Feliz cumpleaños, bella Mía!- exclamó.
-Gracias, Ben. Y gracias por venir, estoy al tanto de estos últimos meses...- bajó la voz en la última parte.

Ben respiró. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo.
-Meses duros, supongo. Pero siempre es lindo estar de vuelta- respondió.

-Lo sé, pero bueno, hora de disfrutar la fiesta, me llevaré a esta niña demasiado emocionada por Halloween- Mía tomó a Lisa en sus brazos y lo guió hacia donde estaban el resto de los invitados.

Ben vio a sus amigos mezclados entre la gente. Gwilym, Joe, Rami, Allen y Lucy estaban allí, reunidos cerca del fuego de la chimenea.

Lo saludaron con una abrazo y de inmediato comenzaron a preguntarle por su vida y sus proyectos.

Le ofrecieron comida, algo de beber y hasta un gorro de colores.

Pero nadie se atrevió a preguntarle por ella.
No es que quisiera hablar a los gritos, claro.

Sin embargo, una parte de él todavía no había entendido que había sucedido, que es lo que había fallado.

Como es que en un par de largos meses, todo se fue por la borda.

-¿También se llevó tu temperatura corporal?- la voz de Joe lo sacó de sus pensamientos.

En un desconcierto de los demás, Ben había aprovechado para salir al patio trasero a tomar algo de aire fresco. 
Con sus brazos apoyados en el respaldar de un banco, fumaba su cigarrillo con aparente calma.

-¿Qué?- respondió y giró la cabeza.

El americano se sumó a su lado.

-Digo, si Nina también se llevó tu termómetro interno, está helado acá afuera- exclamó ajustándose su tapado.

Nina.

Hace cuánto no escuchaba ese nombre salir de la boca de alguien fuera de su cabeza.

-¿Necesitas hablar de ella?- preguntó ante el silencio.

Ben soltó una risa falsa.

-Necesito tantas cosas de ella...- exclamó, como si estuviese derrotado. -¿Saben algo?- preguntó en voz baja.

-Solo que está con su familia, pero nada más. No es una persona muy activa en Instagram...- le respondió.

Ben le dió una pitada a su cigarrillo. Tenía la cara pálida y empezaba a sentir el frío de octubre recorrer sus extremidades.

Lo último que había visto de Nina era un boleto de avión impreso sobre su mesita de luz. Las notas de despedida no eran lo suyo, con eso le dijo todo.

Para ser sinceros, habían pasado el último mes de relación discutiendo, con un Ben volviendo tarde y alcoholizado y una Nina intentando a toda costa escaparle a la relación.

-Quizas la sobrepasó el contexto, o sea, no es fácil convivir con la fama, los contratos...- Ben pudo ver hacia donde ese comentario iba.

Su mente se disparó a la última noche que habían tenido algún tipo de vínculo, alguna especie de acercamiento, mucho antes de que Nina se vaya.

La muchacha había estado furiosa, llena de rabia mezclada con  whiskey caro. Se había encerrado en el baño del departamento llorando, mientras el inglés del otro lado le pedía a gritos que le creyese. Que nada era verdad. Que todo había sido un armado para y de la prensa.

-Yo no la engañé- exclamó fríamente en voz alta- con Tess nunca pasó nada, ni nunca va a pasar, no sé si lo armó ella, la farándula o qué. Pero yo nunca engañé a Nina- terminó, con la voz entrecortada.

Citó casi las mismas exactas que había aullando aquella madrugada, mientras escuchaba a su amada romper una y otra vez en llanto.

Y aunque aquella noche Nina finalmente hubiese abierto la puerta y ambos hubiesen arreglado todo con sexo -como hacían la mayoría de las veces- él sabía que algo se había roto, que lo verdadero entre ellos era cada vez más efímero.

-Ni siquiera me dió la chance de convencerla, de...entenderla- volvió a hablar, ahora con la cabeza baja.

-¿En estos meses pensaste en llamarla? ¿Hablar con ella?- preguntó Joe, ajeno totalmente al desorden en la cabeza de su amigo.

-Nos dejamos de seguir al instante, perdimos contacto. Intenté llamarla una semana después pero nunca me atendió nadie- respondió.

Más allá del vacío de información que tenían sus amigos (Ben nunca había querido hablar nada, casi que ni les había comentado sobre la separación), era evidente su desamor y dolor.

Era evidente que le habían roto el corazón.

Ben lo sabía. Sabía que la necesitaba de vuelta, que apenas dos meses no bastaban para dejar de quererla. Sentía que dos años siquiera serían suficientes.

-¿E ir a buscarla? ¿Serviría de algo?- Joe lo miró.

-Sí, para que me ponga una perimetral- bromeó y su amigo rió, aunque algo de verdad tenía.

Había imaginado incontables veces subirse un avión y viajar directo hacia su casa. Llevarle chocolates, invitarla a tomar un café. Hablar.

Pero sabía que no funcionaría. Que si ella no lo llamaba, es porque no lo necesitaba. O porque simplemente no lo quería.

-¡Chicos, hora del pastel!- gritó Gwilym desde la puerta.

Los amigos asintieron con la cabeza y se giraron para caminar hacia la casa.

-Se que es difícil, amigo. Pero se de algo que te puede ayudar a superarlo- le dijo Joe, abrazándolo por un hombro.

-¿Un clavo saca a otro clavo?- inquirió el inglés algo confundido.
-Mas bien un vaso saca a un clavo, apenas termine este cumpleaños vamos por unas cervezas. Y no hay chance de decir que no- exclamó el norteamericano amistosamente.

Ben rió y por un momento se sintió presente.

Quizás así se superaban las Ninas del mundo. O quizás nunca la superaría. No es algo que pudiera afirmar con claridad.

Lo único que podía hacer en aquel momento era designar a la cerveza y a los amigos como primer prioridad.

~

hola, acá va el primero de dos one shots que tengo pensado

espero les guste
(y sí, eliminé la secuela de esta historia)

backstage. || ben hardy ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora