Cap. 7 "Al borde de la pasión I"

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No sé, ni como mierda una noche de amigas pasó a ser una noche en alto nivel sexual y un hombre guapo besándome desenfrenadamente, pero ya que, me gusta mucho aquel hombre que va caminando por toda la multitud, saliendo del club a toda prisa tomando mi mano, y por eso no me quejo de los hechos. Aunque no lo crean el alcohol me volcó un poco, pero no lo suficiente para perder el control de mis actos, así que lo que hago ahora es porque lo deseo, y... Pues, ser algo perra por un rato no hace daño, Dios perdóname.

Salimos al fin, y recuerdo que Tiana estaba en el club supuestamente conmigo, e intente llamarle para decirle que estoy bien, y que me fui, pero ¡Ah, sorpresa! Está apagado, ya mañana sabría de ella.

Íbamos por toda la autopista, y nadie decía palabra alguna, ¿Enserio? Después de esa sesión de besos, ¿vamos a estar apenados? Y para romper el silencio hablé.

–Porque no pones algo de música, siento algo tenso el ambiente.

–El silencio es mi mejor aliado, para pensar. —Agregó Stephan.

–¿Pensar? —Cuestioné.

–Así es.

–¿Pensar que? Vamos, que tanto piensas. —Bufé.

–En las cosas que quiero hacerte. —Respondió, y no me atreví a preguntarle más. –Y además, en la linda chica que me ligué el día de hoy.
—Completó, y mi sangre no dudo en correr hacía mis mejillas.

–Lo dices hoy, apuesto que mañana despertaré en un hotel sóla, y sin conocimiento.

–Despertaré a tu lado, chicas tan lindas no se ven todas las noches. —Dijo, sin quitar su mirada de la carretera, lo cual lo hacía lucir serio.

No le creía nada de lo que decía, se que lo hacía solo para ganar conmigo y así asegurarme para lo que viene a continuación, maratón de sexo sin control.

–Sí claro, eso lo veremos. —Le respondí con una evidente sonrisa de incredulidad.

–Bueno, ¿qué tan buena eres en la cama? Del 1 al 10. —Preguntó sin censura, vaya este hombre...

–Estás apunto de saberlo. —En un tono pervertido, le hice saber que sí era buena.

–Uh, eso suena bien. —Dijo, mientras su mano se posaba en mi muslo y lo apretaba con fuerza.

–Menos preguntas de sexo, y más de nosotros, claro si quieres saber de mi, y sí quieres que sepa algo de ti. —Dije, algo indecisa.

–El camino es algo largo, así que... Vamos. —Respondió alentándome a hablar primero.

–Ok, eh... algo sencillo, ¿de dónde vienes? edad, ¿nombre? —Dije, con una risita.

–Bueno, soy español y mis padres italianos, vivíamos en Madrid, pero a muy corta edad nos mudamos a New York y allí crecí en el Bronx. A los 19 años me mudé a Alemania y allí cursé toda la Universidad, y me convertí en un empresario/comerciante. Tengo 29 años, y no te hagas la que no sabes mi nombre, pero para que no hayan dudas. —Se acercó a mi oído, y susurró –Soy Stephan Vilanova, el arrogante.

–Muy interesante, tu biografía. Pero, ¿el arrogante? ¿te defines así?

–No, pero ¿crees que no te escuché murmurar amargamente sobre mi arrogancia? Deberías controlar lo que dices en tu mente, porque sin darte cuenta se te escapa. —Dijo burlándose de mi.

–Pues, eres un arrogante. No necesito murmurarlo, si te lo puedo decir de frente. —Contra ataqué.

–El arrogante con el que te mojas, cómo si te hubieses duchado. —Espera, ¿él me? Dios.

Una pasión a escondidas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora