Exhausta por el tremendo orgasmo que acababa de tener, deje caer todo mi peso sobre la cama. Y Stephan sigue acariciándome cada lugar, cada rincón de mi cuerpo, y comienzo a excitarme de nuevo, comienzo de nuevo a querer más, y ahora quiero sentirlo dentro.-Cada toque de tu mano es una ida al cielo. -Solté en un leve susurro, un atrevimiento de mi parte que me sorprende, estás son las cosas que nos hacen sacar a flote las hormonas.
-¿Ah sí? Y además de un toque, ¿No quieres tenerlo adentro? -Preguntó deseosamente, mientras desabrochaba su pantalón y dejaba salir semejante erección ¡Ave maría de los penes! Vaya, no tendría palabras como describir su miembro era... -Relamí mis labios, sedienta de él.
Esto será lo más atrevido que haga en mi puta vida, pero lo deseo, a él, ha desatado la bestia que se escondía detrás de mi.
En un empujón me solté de él, y lo giré quedando yo encima de su pecho, tomando el control de la situación por completo, tomé su miembro erecto en mis manos, y lamí mi labio inferior, no sé porque pero quería tenerlo dentro ¡Ya! Pero aún no, no quiero que se dé cuenta de lo mucho que me excita, y lo mucho que me hace perder el control ¡Hormonas mías! Acerqué mi boca a su pene, y jugueteaba con este, Stephan jadeante de excitación y al fin lo introducí dentro de mi boca, lamía, probaba, jugueteaba, y lo miraba deseosamente, él inclinó su cabeza hacia atrás por semejante placer que le estaba produciendo con mi lengua.
-Dios nena, ¿Dónde estuviste toda mi vida? -Jadeó, mientras acariciaba y jalaba mi cabello a la vez.
-¿Dónde estuviste tú? -Cuestioné también, sin parar de chupar y lamer.
Dios, creo que es el mejor pene que he tocado, que he probado.
-Stephan me tomó del cabello y lo jaló -No quiero venirme aún, tengo mucho para darte. Ven aquí. -Y seguido eso, subí a su boca mientras besaba cada lugar de su cuerpo. Nos besamos apasionadamente, con mucha sensualidad, la conexión era visible en cada beso, cada mordida, era una corriente eléctrica que producía en mi con cada toque de su mano.
Él, jugaba con mis pechos, apretaba mis muslos, -¿Lo quieres ahora? -Dijo, sin dejar de tocar, de lamer y besarme.
-¿Enserio me lo preguntas?
-Pídelo. -Desafió.
-¿Quién puede aguantar más? -Dije, alzando una ceja y retándolo.
El sólo me miró, con cara de 'vas a caer' y siguió besándome, apretaba mis senos y los lamía, me hacía gemir, no entendía porque él me excitaba tanto, pero mi vagina llovía literalmente.
No podía soportar más, necesitaba sentirlo, pero ¡No podía rendirme aún! Entonces comencé a auto complacerle, mientras lo besaba, y él me compartió una mirada de ¿qué mierda? Y no pude evitar reírme, una risa que le contagie y también se rió, la confianza que había en el ambiente era demasiada, y una fuerte conexión.
Agarré su erección en mis manos, y lo miré, estaba en mi límite y se que el también, -Stephan, dámelo ahora, no puedo soportarlo más, follame. -Me rendí, sí, me rendí.
Nisiquiera respondió, pero si note su cara de 'Sabía que tarde o temprano lo pedirías' odio lo vulnerable que soy ahora, pero Dios ¿Cómo resistirme? Sólo soy un ser humano, con vagina que llueve.
Sin pensarlo más, lo introdujo, jugaba con la punta en mi entrada tentándome cada vez más, y al fin -Lo sentí adentro- Tal y cómo quería, no puedo explicar, no existen palabras para la sensación que estaba teniendo, es cómo una maldita droga la cual a partir de hoy, me volví adicta. Apenas lo introdujo, ya me iba a venir, ¡Pero no! Debo ser fuerte.
Movía sus caderas lentamente, aumentando cada vez la fuerza y rapidez de las embestidas, sólo ver su cara me complacía.
Aumentaba cada vez más la fuerza, -Así es, ¿Así lo querías? -Y continuaba complaciendome sin cesar.
-Sí, sí, ¡Dios! Eso, eres un maldito dios del sexo. -Dije ahogando un grito de placer, que tentaba con salir, tape mi boca para no ser tan ruidosa, y evitar que salieran de mi otras vulgaridades.
-El tomó mi mano, y la apartó de mi boca, -No te calles, me gusta oírte gemir, espero ser yo el único que, te hace gritar, y que te excita de ésta forma nena. -Jadeante, casi a punto de llegar al orgasmo, porque lo podía sentir.
Mi orgasmo, ya estaba listo para salir y enviarme el placer final, lo mejor de todo, el éxtasis del sexo.
Adentro, afuera, adentro, afuera, pero creo que cada vez era mejor, cada vez era más satisfactorio, rápido, demasiado rápido -Ah, Stephan ¡Sí! -Emití, y arquee mi espalda en señal de que el mejor orgasmo de la historia había llegado para mi.
Tumbada en la cama, lo suficientemente exhausta de tanto sexo, casi sin conocimiento, pues me había desmayado un poco, lo normal después de tener el orgasmo que yo acababa de tener. El seguía moviéndose sin cesar, y yo gemía de dolor.
-Oh, Dios, Milangela. -Su orgasmo llegó, y se fundió en la cama al igual que yo, los dos mirándonos fijamente uno frente al otro, totalmente desnudos, admirándonos, aún deseándonos, exhaustos pero aún con ganas de más, con cierto aire de 'necesito que esto se repita'.
Y así, caímos dormidos entregados al canto de Morfeo, piel con piel, abrazados, y con un aire de romanticismo, inexplicable.
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Uf, ¿Hace calor aquí o soy yo? Ok, basta de bromear un capítulo bastante subido de tono, ¿Eh? Creo que sí Milangela sigue viendo a Stephan, habrán fuertes inundaciones xD.
Espero le esté gustando cómo transcurre la historia aún falta joder, pero ya con lo interesante que se ha puesto esto ¡Imaginen lo que se viene en los siguientes capítulos! ¡Vamos tíos!
The end of this note babes.
Pronto sabrán más de mi, no oigo sus; ¡oh yeah! Bueno mis cositas lindas ¡Atentos!
N. Velásquez.
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Una pasión a escondidas ©
Romance-El amor no es cómo lo pintan-. No nos enamoramos de la sencillez, de la tranquilidad, de lo sereno. Nos enamoramos de lo prohibido, de las emociones fuertes, de quién nos hace morir y vivir, de quién nos arranca de nosotros mismos, quién nos lleva...