II

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Le fue difícil encontrar un taxi con un lobo por compañero. Nadie se detuvo, así que Jimin tuvo que caminar por vecindarios tenebrosos a las cinco de la madrugada. No estaba preocupado. No tenía ninguna razón para estarlo.

Él se dio cuenta una vez y pensó que era sólo una coincidencia. La novena vez que ocurrió ya era tan evidente que incluso él lo entendió. La gente se cruzaba la calle para no tener que caminar junto a él y a su perro del tamaño de un Gran Danés con la cabeza de un oso. Cualquier persona en su sano juicio hubiera huido. Excepto Jimin. Jimin no había corrido. Pero últimamente, su cabeza no estaba puesta firmemente sobre sus hombros.

Todo había empezado en una cena hacía un mes. El nuevo director de la oficina, Colton Bale, había querido que sus dos equipos se conocieran, el equipo que él había traído desde San Francisco y el que iba a dirigir aquí. Ahora que no eran más que otra división de Sheridan Grant, el plan era que todos se convirtieran en una gran familia feliz. Esto nunca fue una opción para Jimin, porque su nuevo jefe le había tomado un gusto instantáneo a su novio, Tiernan Saunders.

Colton había llegado a la mesa a conocer a todos, y cuando Jimin le presentó a su pareja, Colton había sonreído ampliamente y le había tomado la mano. Al instante Jimin se sintió incómodo. No importaba lo que Tiernan le había dicho más tarde en el taxi, la mirada había sido mucho más que amigable.

―Él estaba interesado en ti, ― Jimin le dijo esa noche cuando llegaron a casa.

―Estás drogado, ― Tiernan le dijo desde el dormitorio. ―Él solamente es un buen tipo.―

―No, él...―

―Y es realmente caliente, debo añadir, ― le dijo Tiernan molestándolo, asomándose a la puerta para que pudiera verlo. ―Santo Cielo, Jimin, ¿por qué no me dijiste que tu nuevo jefe era deliciosamente antojable?

Jimin le había gruñido, lo cual había hecho carcajearse a Tiernan.

―Ven a la cama. Quiero hacer cosas malas contigo.―

Pero no había sentido calor en las palabras de Tiernan o en sus ojos. Él había estado distraído, y Jimin supo que no se lo estaba imaginando, pero se reservó sus inquietudes. Era estúpido acusar a alguien de sentirse atraído por otra persona si no se le quería alienar. Y Jimin no quería que Tiernan Sanders se fuera a ningún lado. Ellos apenas se habían mudado juntos luego de un año y medio de noviazgo, y finalmente con ese compromiso, su plan era el mantener a Tiernan para siempre, incluso cuando Jimin sabía de la reputación de Tiernan de jugar con las personas, pensaba que quizá él era el indicado para ayudarle a sentar cabeza. Quizá él era el tipo que Tiernan había estado buscando toda su vida. Quizá los dos juntos pudieran hacer grandes cosas. Y fue grandioso, por otros seis meses.

La relación había durado un total de dos años en el momento en que Colton se deslizó en su jardín del Edén, pero el fin de la relación había opacado todo lo bueno que habían compartido. Jimin nunca pudo recordar los buenos tiempos sin recordar al mismo tiempo el engaño que firmó el término de la relación.

Cuando llegó a casa temprano ese viernes y encontró a Tiernan en la cama con su nuevo jefe, de alguna manera Jimin no se había sorprendido tanto como sintió que debiera. Las llamadas nocturnas que Tiernan recibía, la repentina preocupación por saber dónde estaba su celular en todo momento, la manera en que le prohibió a Jimin el tocarlo, la nueva contraseña en la computadora portátil de Tiernan, todas eran señales que Jimin había visto, pero que no había discutido con Tiernan. Jimin sabía, sólo sabía dentro de sí mismo, que Tiernan se estaba acostando con alguien; lo único que no sabía era que lo hacía con su jefe.

Pero todo tenía sentido hasta cierto punto. Colton generaba un montón de dinero, tenía demasiadas cosas, y parecía una estrella de cine con su altura, su físico, su cabello rubio y sus ojos azules obscuros. Tiernan Sanders también estaba dotado de igual manera. Era un modelo perfecto con su espeso cabello rubio cenizo y enormes ojos verde esmeralda. El hombre era hermoso y lo sabía; y cuando Jimin los encontró juntos en su cama sintió que era más una cuestión de decir por supuesto que cualquier otra cosa. Cuando Tiernan lo siguió fuera hacia la cocina, no fue capaz de mirarlo. Habían pasado dos semanas desde la cena, y cuando le preguntó cuánto tiempo había estado ocurriendo, Tiernan le respondió que se habían acostado la noche siguiente de su encuentro inicial. La conexión había sido instantánea; ellos habían consumado su pasión mientras Jimin estaba atrapado en los cursos de Recursos Humanos. Era irónico, y mientras Jimin tomaba sus pertenencias, le prometió a Tiernan que se mudaría al día siguiente.

PERRO GUARDIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora