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Drelindah Holt se quedó sorprendida de la enormidad del sacrificio del guardián, y aunque estaba conmovida hasta el alma, la culpa era abrumadora también. De inmediato notó el cambio en Taehyung Kim. Mientras le hacia saber su decisión en la comida de la tarde, ella vio la dureza en sus ojos, un embotamiento del espíritu que era doloroso ver. Él mantuvo a su pareja pegado a su lado, no habló con nadie más que con Jimin, y bajaba la cabeza con frecuencia para escuchar al hombre más pequeño. Taehyung había estado sorprendido cuando supo cómo exactamente era que Jimin había salvado a Winian Anek, sus ojos habían brillado brevemente con orgullo. Pero no podía aferrarse a su felicidad, el peso de tener que separarse de Jimin, era demasiado doloroso como para aplastarlo. El corazón de Drelindah le dolía también al ver a Jimin, viendo el dolor incrementarse hasta que el pequeño hombre simplemente se apoyó en Taehyung. Cuando la puerta se abrió sorpresivamente, ella estuvo feliz por la interrupción.

Jimin estaba tan absorto en su propia miseria que no se dio cuenta que estaba recibiendo un tirón para ponerlo de pie hasta que Taehyung comenzó a ladrarle órdenes.

― ¿Qué sucede?― preguntó mientras era arrastrado fuera del salón.

―Los hombres del rey no se retiraron, y estamos siendo atacados. Ellos están escalando las murallas en este momento.―

―Pero ese hombre, Lyan Han, el prefecto... él dijo que...―

―Él fue asesinado por su segundo al mando, marcado como traidor y cobarde, y ahora sus tropas nos atacan como había sido ordenado por el rey.―

Jimin exhaló un enorme suspiro de alivio. ―Entonces yo puedo quedarme simplemente con...―

―No, ― Taehyung le interrumpió, arrastrándolo para que lo siguiera.

―Tú partes de inmediato hacia el velo. Estamos más cerca de lo que crees. Correrás a donde yo te indique, y cuando se levante la neblina estarás en casa.―

― ¿Tengo que irme ahora?― Jimin casi se ahogó, ahogándose con terror.

―Sí, ― Taehyung dijo ausentemente, mirando rápidamente alrededor, siguiendo al río de hombres hacia la cocina y al exterior. El obscuro cielo estaba lleno de flechas en llamas; la gente corría por todas partes, el olor del humo llenaba el aire, el sonido del acero golpeando, gritos y gemidos.

―Espera, ― Jimin se plantó firmemente. ―No estoy listo para...―

―No hay tiempo, ― Taehyung le interrumpió, sosteniendo sus brazos y agitándolo con fuerza. ―No tienes tiempo que perder, cairn, tienes que correr y no mirar atrás.―

― ¿Pero cómo sabré si estás bien?―

Taehyung no le respondió; sólo volvió a tirar de Jimin y corrió. Jimin tenía que correr o se caería y sería arrastrado por el guardián. Era aterrador; los hombres que caían heridos y moribundos frente a él, lo más aterrador era saber que era inminente dejar a Taehyung.

Él necesitaba más tiempo. Había una reunión que tenía que ser planificada, un calendario que tenía que ser negociado, un plan de reserva que tenía que hacerse y promesas que jurarse. Jimin tenía más que decir y más que hacer, y sobre todo quería estar de regreso en cama con Taehyung, caliente y desnudo debajo de él. No estaba listo para marcharse.

―Espera, ― Jimin trató de gritar sobre la confusión de la batalla, pero era inútil. Taehyung estaba completamente enfocado en sacarlo del castillo, nada más.

Taehyung corrió hacia los establos, golpeando a varios hombres que bloqueaban su camino, y continúo hacia la entrada principal. Al último momento, viró a la izquierda, y Jimin pudo ver a los hombres peleando a lo largo de las murallas. Él no se dio cuenta que Taehyung estaba armado hasta que vio al hombre dirigirse hacia él y vio la enorme espada que su pareja blandió para defenderse del ataque. Mientras que Taehyung peleaba con el hombre y mantenía a Jimin a su espalda, comprendió la pesadilla que su pareja estaba viviendo. Él tenía que defenderse y proteger a Jimin al mismo tiempo. Era demasiado pedir a cualquier hombre.

Cuando el atacante fue derribado, Jimin fue empujado hacia adelante, y él y Taehyung pudieron llegar hasta la abertura en la pared antes de ser enfrentados con más hombres del rey.

― ¡Guardián! ¡A mí!―

Taehyung vio a Winian Anek haciéndole señas y sin pensarlo dos veces corrió hacia el hombre. Cualesquiera que fueran sus diferencias, cualquiera que fuera el deseo de Winian Anek por su pareja, se convirtieron compañeros de armas en el momento en que el ataque había comenzado.

― ¿Estás listo para dar un paseo nocturno?― Bromeó con Taehyung, pasándole un enorme escudo de uno de sus hombres caídos.

―Sí, ― Taehyung resopló, agarrando el escudo, sosteniéndolo alrededor de Jimin antes de fijar sus ojos en los de su pareja. ―Winian y yo nos mantendremos aquí, pero tú debes correr, Jimin Park, y no mirar atrás... corre como nunca lo has hecho.―

Jimin estaba en estado de pánico, estiró sus manos para agarrar el chaleco fuertemente acolchado que Taehyung usaba sobre la camisa de lino.

―Ven conmigo.―

―No puedo, y tú lo sabes bien, ― Casi le gritó a su pareja, aterrado de que en cualquier momento fueran invadidos y de que Jimin fuera asesinado ante sus ojos. ― ¡Corre hacia la base de la colina y no te detengas por nadie! ¡Corre, ahora!―

Pero aunque Taehyung lo había empujado en la dirección señalada, Jimin no se movió... no podía. Parte de sí comprendió que se estaba comportando como el personaje de la película al que todos gritaban, el personaje por el cual el héroe sacrificaba todo y terminaba siendo asesinado, pero era incapaz de dejar al hombre que amaba. El empuje por quedarse, la necesidad de quedarse, era abrumadora.

― ¡Jimin!― Taehyung le rugió. ― ¡Corre!―

― ¡Jimin, vas a hacer que nos maten! ― Winian le gritó. Pero estaba anclado en ese lugar.

Taehyung comprendió que su pareja estaba atónita; estaba escrito en el hombre, en sus ojos atormentados, en su temblorosa respiración, en los blancos nudillos de sus manos. No había nada que pudiera hacer; Jimin era incapaz de simplemente correr y dejarlo. Con un gruñido de frustración, Taehyung movió el escudo, le entregó la espada a Winian, y agarró en un puño la camisa de Jimin, arrastrándolo hacia él. El beso que le entregó era áspero y profundo, chupando el labio inferior rápidamente, Taehyung mordió con fuerza para que Jimin tuviera el sabor de la sangre mientras corría. Sabía que su pareja necesitaba una larga despedida, pero no había tiempo. Esto era todo lo que podía darle. Mientras que Jimin levantaba la mirada para ver a su pareja, vio que la cara de Taehyung se levantaba, con los ojos más allá de él.

― ¡Corre!― Winian le gritó mientras le lanzaba la espada a Taehyung.

Atrapando el arma en el aire, los dedos de Taehyung se tensaron en la empuñadura mientras se volteaba y atacaba. Para el momento en que el mortal movimiento se completaba, Jimin volaba por el campo alejándose de su pareja, finalmente haciendo lo que se le había ordenado. Era demasiado pedir, sin embargo, el que Jimin no mirara hacia atrás. En el borde del bosque, se detuvo y giró. Jimin divisó a Taehyung un momento antes de ver a los hombres montados que se dirigían hacia él por el campo. Ellos tenían sus espadas desenvainadas; montaban velozmente, obviamente en camino para matarlo. Volteándose rápidamente, Jimin se hundió en el bosque.

Los sonidos de la batalla se desvanecían mientras Jimin corría internándose en el bosque. Estaba obscuro, y perdió el equilibrio varias veces, pero nunca cayó. Las ramas de los árboles lo golpeaban, lo arañaban, rasgando y desgarrando mientras corría y corría. Cuando la niebla se hizo más densa se preocupó de que fuera a chocar contra un árbol y quedara inconsciente o algo peor, pero entonces recordó que la niebla lo estaba escondiendo y eso era reconfortante. No era aterrador; era el velo, y eso significaba su hogar.

Cuando salió de la niebla, su bota se enredó en algo y salió volando sólo para acabar tumbado en un gran charco lodoso. Sentándose, chorreando agua, vio la cabeza del aspersor con el que había tropezado. Mientras la niebla lentamente se levantaba, vio el juego de columpios, el farol de atrás, y el Lexus que se deslizaba a través de la vacía intersección. Estaba de regreso en su calle, pero en lugar de alegría, sólo tenía el peso aplastante de la desesperación. Nada podría estar o estaría bien sin Taehyung Kim. ¿Qué demonios iba a hacer ahora?

PERRO GUARDIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora