VI

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Drelindah Holt deseaba más que nada hablar con la pareja de Taehyung, pero mantuvo su distancia y se aseguró que todos los demás lo hicieran también, porque sabía que el hombre estaba abrumado y necesitaba tiempo para adaptarse. Ella lo observaba en la yegua que Taehyung insistió que tomara, una criatura más vieja y gentil que no podía superar en carrera a los otros caballos pero que tampoco se asustaría fácilmente ni tiraría a su cairn. Él quería que el trayecto de Jimin hacia el castillo no tuviera incidentes en todos los sentidos. Drelindah lo comprendió y estaba, de hecho, sorprendida con su guardián. Ella también sabía, que su tiempo con ella había terminado. Él seguiría a su pareja de regreso a través del velo y lo perdería para siempre.

Aunque eso la entristecía, la pérdida de un amigo leal y confiable, ella estaba rebosante de felicidad por él. Tanto tiempo había visto sólo vacío en el guardián, una mirada vacante en sus ojos, una distancia en su trato; él había sido una vasija llena sólo de sus deberes. Pero cuando regresó con ella, notó el cambio inmediatamente. Esos ojos estaban cargados de fuego, su actitud era decisiva, y la manera en que se había escapado de la sala cuando hubieron terminado de hablar, asegurando sus planes... había sido más que reveladora. Él ansiaba a su pareja, y Drelindah estaba encantada. Taehyung Kim se merecía ser amado... todos sus hombres lo merecían... pero Taehyung más que todos. Ella esperaba que Jimin Park cuidara de su corazón.

Drelindah quería hablar con Jimin, para medir sus sentimientos hacia su guardián, pero en lugar de eso esperó, con el conocimiento que no tenía otra cosa más que tiempo. El trayecto sería largo y aburrido; su única esperanza de entretenimiento era Jimin. Él necesitaba dejar de pensar tanto y participar con los demás. Era tiempo de deshacerse de su tristeza y de disfrutar el viaje.

Jimin se sentía miserable. Había sido arrancado de un sueño profundo, arrastrado de una cama suave y caliente, y arrojado a un lago helado. Era el régimen matutino de Taehyung, el cual seguía cada día, y no había visto ninguna razón para que Jimin no hiciera igual. Pero el hombre era un guerrero endurecido y Jimin era un director creativo en una empresa de Publicidad. Cuando Jimin rugió su indignación, Taehyung había entendido que quizás, en un futuro, debía tener un poco más de delicadeza. La pierna de Jimin se había acalambrado segundos más tarde y Taehyung se había visto forzado a salvarlo de ahogarse. Todo esto ocurrió antes de que el sol siquiera hubiera salido sobre el horizonte. Así que cuando Jimin se había sentado temblando en la rivera del lago, con sus dientes castañeteándole, tratando de frotar el nudo en su pie y pantorrilla, había estado muy obscuro para ver claramente. Pero entonces sintió las fuertes manos de Taehyung en sobre él, soltó un profundo suspiro cuando fue transferido al cálido capullo de los brazos de Taehyung, y se pudo apoyar en el pecho del hombre y en su regazo. Cuando Taehyung besó el puente de su nariz, sus ojos se habían desviado y cerrado, contentos.

Taehyung había tratado de levantarse unos pocos minutos después, anunciando que pronto amanecería y que tendrían que partir. Jimin había preguntado, había rogado poder ir con él, sólo para ser rechazado categóricamente. Lo que no pudo rechazar Taehyung fue la demanda de Jimin de hacerle el amor. Cuando Jimin lo besó hasta dejarlo sin aliento, enredando su lengua con la suya, había sido Taehyung quien lo había tomado, tirando de sus piernas a su alrededor, haciendo que Jimin se sentara profundamente dentro de su amor. Taehyung estaba perdido.

―Déjame ir contigo―, dijo Jimin jadeando.

Taehyung no había sido capaz de pensar: todo en lo que podía concentrarse era en el hombre que lo estaba montando, lo hermoso que Jimin se veía haciéndolo, la manera en que Jimin subía y bajaba, su falo deslizándose dentro y fuera de la mano de Taehyung, y el culo de Jimin tomando la larga, dura y gruesa longitud de él.

La pareja de Taehyung estaba tratando de matarlo.

Más tarde, como Taehyung había permanecido junto a él con el pecho agitado, después de haber rugido de placer, incluso entonces Jimin lo había presionado para permitirle permanecer a su lado. Taehyung había estado impresionado con la terquedad y el foco del interés de Jimin, pero no lo suficiente como para permitirle hacer el viaje. Había disfrutado el momento en que Jimin le lanzó una de sus botas en frustración.

PERRO GUARDIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora