IV

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El lunes por la mañana, a las ocho en punto, Jimin llegó a su antigua oficina... que pronto volvería a ser suya de nuevo... sintiéndose bien, pero de alguna manera desnudo sin su constante compañero de los últimos tres días. Era sorprendente lo rápido que Jimin se había acostumbrado a tener a su mascota con él. El domingo lo habían pasado viendo la televisión, comiendo comida para llevar, y terminaron saliendo a conseguir sushi. Sus amigos Beth y Eric Hudson nunca habían visto a un perro comiendo un rollo de pescado picante y no estaban seguros de sí le haría bien, pero como a nadie parecía importarle, le siguieron la corriente. Los cuatro habían ido por helado, y como Jimin sabía que los perros y el chocolate no se mezclaban, no le dejó probarlo. Sin embargo, el de pistache no pareció representar ningún problema.

―Eso es tan asqueroso, Jimin.― Beth hizo muecas mientras miraba a Vante lamer el cono de barquillo de su mano. ―No deberías comértelo ahora.―

― ¿No?― Jimin observaba a Vante mientras el perro le lamía atrás de su oreja. --¿Por qué? ¿Las nueces están podridas?―

―Oh, olvídalo―

Ella se rió mientras Vante comenzaba a olfatear el pelo de Jimin, inclinándose sobre él, empujándolo hasta que Jimin cedió y se tumbó con su espalda en el pasto. El parque al atardecer era hermoso, tranquilo y frío. El por qué habían decidido a comer helado era algo que Jimin nunca comprendería, pero estaba bueno, al igual que la compañía. El que su perro estuviera perezosamente recorriendo su nariz desde su barbilla, arriba y abajo sobre su garganta, era divertido.

Y ahora, el lunes en el trabajo, el caminar de regreso a su viejo lugar de trabajo resultaba algo inquietante. Se sentía seguro con su lobo a su lado, y de pronto, sin Vante, Jimin se sentía completamente expuesto. Era vulnerable, y no le gustaba eso en lo absoluto.

A medida en que el día avanzaba, Jimin lentamente recuperó la compostura perdida. Su reunión con el Sr. Sheridan, el propietario y Director General de la compañía, había ido increíblemente bien, le habían asegurado que estaba en camino de hacer grandes cosas. El Sr. Sheridan había invertido en el futuro de Jimin y le dejó en claro que quería que se quedara en la empresa. Jimin ya no le reportaba a Colton Bale, si no a Natalia Torres, la Directora de Mercadotecnia de la Costa Este, y los dos habían conectado en el momento en que ella comenzó a hablar. Ella estaba encantada de tener a Jimin en su equipo, y Jimin tendría que reunirse con ella en su oficina en Nueva York para que pudieran establecer las expectativas de cada uno.

Hasta ese momento, a Jimin se le ordenó el tomarse algún tiempo y relajarse. Cuando le dijo a Natalie que estaba bien, que realmente no necesitaba más tiempo de descanso y que podía comenzar de inmediato, le respondió con una explicación. El estar de vacaciones cuando se tenía un trabajo esperando era completamente diferente que el estar desempleado buscando un empleo. Él necesitaba tomarse un tiempo para aclarar sus ideas y descansar; ella insistió en ello.

Como su lógica era impecable y su tono no daba lugar a réplicas, Jimin le agradeció profundamente a su nueva jefa y procedió a retirarse luego de darse una vuelta por la oficina anunciándole a todos que estaba de vuelta. A él no se le había ocurrido que le hubiesen extrañado. Resultó que desde su regreso, muchos de los que habían decidido renunciar se quedaban en la empresa. Era inspirador para Jimin el darse cuenta de su importancia.

― ¿Jimin?―Al apartar su mirada de su ventana, se encontró a Colton en su oficina. Jimin se sorprendió.

― ¿Qué estás haciendo... acaso no terminamos de firmar todos los documentos?―

―Si, lo hicimos.― Colton le devolvió la sonrisa. Jimin asintió. ―Está bien.―

La expression de Colton lentamente se volvió de preocupación.

PERRO GUARDIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora