Tom Holland | One Shots

Penis Parker

Título: Pene Parker
Personaje: Peter Parker
Advertencia: Ninguna
    

   

    No era un mito que Liz Allen hacía las mejores fiestas de la escuela, era una una chica con dinero y una linda casa y lo aprovechaba al máximo.

—¿Cuándo piensas salir conmigo Jenna?

—Nunca Flash —dije, cansada de las insistencias de Flash—. Deja de molestar.

—Te vas a arrepentir, podría comprarte una isla si así lo desearas.

—Te refieres a que tus padres comprarían una Flash. Realmente no te soporto.

    Me di vuelta y caminé hacia un sillon individual que había cerca de la puerta de entrada, Flash rezongó y se fue a hacer de DJ un rato, de verdad me estaba aburriendo.
   
    Luego de un rato pude ver a Ned y Peter entrar por la puerta discutiendo. El gordito tenía una camiseta roja y un sombrero extraño pero a la vez gracioso, en cambio Parker llevaba una camisa a cuadros que se ajustaba a sus brazos, esos fornidos brazos que nadie más que yo había notado. Estaba enamorada de Peter desde el principio de la secundaria, pero lo ocultaba bastante bien al parecer.

—¡¿Si yo digo Pene ustedes dicen?! —dijo Flash desde su puesto de DJ.

—¡Parker!

—¡Pene!

—¡Parker!

—¡Pene!

—¡Parker!
 
     Las mejillas de Parker se volvían rojas y bajó la cabeza avergonzado. Casi muero de ternura al ver la reacción de Peter, pero, al mismo tiempo, me causo impotencia. Flash se empeñaba todos los días en molestar a Peter, así que me paré de mi asiento, me dirigí a Flash y le saqué el micrófono.

—Flash, por dios. No seas tan estúpido.

—Vamos Jenna, ¡Pene!

—Prácticamente estas insinuando que el pene de Peter es grande al llamarlo de ese modo.

—¿Q-que? N-no, yo simplemente e-estaba...

—Ya cállate imbécil.

   Me alejé del lugar decidida a irme, pero la presencia de Parker me detuvo.

—G-gracias por eso Jenna.

—No es por nada Pene Parker.

—¿Estas insinuando que mi pene es grande?

—No lo sé, debería comprobarlo, ¿Puedo?

   Las mejillas de Peter se enrojecieron a más no poder y su mandíbula se abrió enormemente.

—Sólo bromeaba Parker.

—Ah, s-si claro.

     Un silencio incómodo se creó en el ambiente.

—Peter.

—¿Si?

—¿Me das tu número?

—¿M-mi nú-número?

—Si Peter... tu número.

—Oh, si. A-anota.

   Peter me pasó su número confundiendose al menos cinco veces y luego se quedo observandome.

—Me gustas Pene Parker.

   Peter sonrió y se puso colorado de nuevo. No podía quitar la sonrisa de su cara, y yo tampoco. Le dí un besó en la mejilla y me retiré de la casa alegremente. Desde esa noche en adelante ambos nos escribimos hasta el amanecer, y sigo preguntándome de donde rayos me salió el valor para pedirle a Peter su número, y peor, decirle lo que siento.