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Maratón 4/10

Martes, 4:02 pm.

_____ estaba sola en casa. Sus padres había conseguido trabajo y ambos ya no tenían tiempo para su hija. Ella se estaba acostumbrando a estar sola, no era tan mala idea. Podía hacer lo que quisiera, pastel, pedir pizza. No bañarse, ellos no se darían cuenta de nada. Pero la soledad y la depresión la estaban rodeando. No podía evitar sentir ese sentimiento.

Knock Knock.

—Ya voy.—dice _____ bajando las escaleras. Abre y se encuentra con tom.—Hola tomazo.—dice ella sonriendo.

—Hola, ¿estás sola?—pregunta el.

—Si, mis padres no tienen tiempo para mi.—hace una mueca.

—¿Te gustaría ir a una fiesta conmigo?—pregunta el tímidamente. _____ sonríe.

[...]

—Q-quiero otro...—dice _____ lo suficientemente ebria.

—Creo que ya has tomado mucho por hoy.—dice tom mirándola con ternura.

—N-no tomm... Qquiero oTrO.—dice con los ojos entre cerrados.

—Creo que mejor te llevo a casa...—se rasco la nuca.

[...]

Miércoles, 12:34 pm.

Medio día, _____ estaba tirada en su cama, su peinado echó una mierda, su ropa arrugada y su maquillaje arruinado.

A su costado estaba tom...

—Tom, Tom por favor dime que no...—el castaño la interrumpió.

—No, no tranquila no pasó nada. Tú me pediste que pasara la noche aquí, pero juro que no pasó nada.—dice el sonriendo.

—me alegro...—dice aliviada.—aún alcanzamos a llegar a la clase de la 1:30...—dice ella.

[...]

—Noah, tu amada y su tonto no están.—dice Jason a Noah.

—Gracias, Jason. No lo sabía.—dice el con sarcasmo.

—Era por si no te habías dado cuenta...—se alzó de hombros.

—Pues si me di cuenta, amigo.—Dice Noah un poco fastidiado.

—¿Por eso estás de mal humor?—pregunto Jason.

—Basta, Jason. Ya me tienes harto con tus preguntas. ¿Podrías parar por favor?—Dice Noah enojado.

—Perdón.—Jason bajo la cabeza. Noah a veces no me daba cuenta, pero era muy duro con Jason, ese chico tan dulce y torpe a la vez.

—Perdóname a mi, Jason. No debí decir eso, solo no estoy de buen humor, no es tu culpa.—Noah por fin había aceptado su error. Lo cual era extraño ya que el nunca se equivoca. O por lo menos no para sus ojos.

—Está bien.—sonríe.

Una semana después.

Noah y si tema de asesinato se habían alargado un poco. Vamos, una cosa es matar animales pequeños y otra muy distinta a un humano.

El estaba en casa observando con atención los cuchillos.

—Los usare todos.—dice y los toma.

Luego piensa en _____, y en lo mucho que sufrirá. No solo ella, su familia. ¿Como reaccionarán al saber que su bella hija está secuestrada y aparte asesinada?

Noah era de las personas que hablaba consigo  mismo. Pero no como las demás personas, el habla de cosas oscuras que a cualquiera le perturbaría.

—¿Crees que sufrirá mucho?—pregunta para el mismo.—Oh... Claro que lo hará...—sonrió psicópatamente.—Pobre _____, no sabe lo que le espera.—rio.

—¡Noah! Quiero que bajes, ahora.—el papá de Noah grita desde abajo. Noah rueda los ojos y lo obedece. De no ser así el estaría probablemente lleno de golpes y moretones.—¿Por que no demonios no hay nada en el refrigerador?—su papá estaba demasiado molesto.

—Deberías preguntártelo a ti mismo.—Dice Noah con el ceño fruncido.

—No me hables así mal agradecido.—lo jala del cabello.—Quiero que vayas y consigas comida.—Noah se quedo callado.—pero rápido, ¿eres tonto o que?—le grito.

Noah estaba cansado, cansado de siempre soportar los malditos gritos y reclamos de su padre. Cansado de no poder matarlo...

The killer •Noah Schnapp•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora